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Blog De la Calle: Caslavska, terciopelo y democracia

Fermín de la Calle

Actualizado 06/09/2016 a las 01:22 GMT+2

Logró un 10 nueve años antes que Comaneci, dominó los JJOO de México como nunca antes una gimnasta y luchó sin descanso por la democracia. Delicadeza y coraje

Vera Caslavaska

Fuente de la imagen: Eurosport

Antes de que Nadia Comanenci asombrase al mundo, la gimnasia se rindió ante la checoslovaca Vera Caslavska. Mucho más que una atleta, mucho más que una gimnasta. Un símbolo del nuevo mundo que despertaba en los herméticos regímenes de los 70. Caslavska, nacida en plena invasión nazi de su país, comenzó su carrera deportiva practicando el patinaje artístico sobre hielo en 1952, cuando apenas contaba 10 años. Actividad que alternaba con el ballet clásico. Sin embargo, la gimnasia se cruzó en su camino, demostrando un talento inusual y una versatilidad que la hacían dominar todas las disciplinas. Debutó internacionalmente en Mundial de Moscú de 1958, logrado una medalla de plata por equipos. Para dos años más tarde repetir premio en los JJOO de Roma.
Su progresión la llevó a lo más alto del podio en los JJOO de Tokio 1964, donde se colgó el oro en el concurso general y en las pruebas de barra de equilibrio y salto de potro, sumando a ellos su 'habitual' plata por equipos. ¿Quién arrebataba a las checoslovacas siempre el oro? Las incontestables soviéticas, que acabaron cediendo su cetro ante Caslavska y sus compañeras en el Mundial de Praga del 66. Pero la consagración de Vera como la gimnasta probablemente más completa de la historia se produjo en México 1968, donde logró algo jamás conseguido antes: seis medallas en las seis pruebas. Repitió su título en la prueba general, al que sumó los oros en las pruebas de suelo, barras asimétricas y salto de potro. Y a ese botín añadió la plata en barra de equilibrio y por equipos. Además se metió al público en el bolsillo incluyendo música mexicana en su rutina de suelo.
Entre el oro de Tokio 64 y el de México 68, Vera permaneció imbatida en la prueba general en Mundiales, Europeos y Juegos Olímpicos. Ostenta el récord de títulos individuales olímpicos femeninos, es la única gimnasta que ha ganado el oro en todas las pruebas individuales (prueba general, barra de equilibrio, salto de potro, barras asimétricas y suelo), y enlazó dos oros olímpicos seguidos en la prueba general (Tokio y México), honor que comparte con la soviética Larissa Latynina.
Pero Vera Caslavska fue mucho más que una gimnasta excelsa, fue una mujer comprometida con sus ideas, con su tiempo. En 1968 se manifestó públicamente contra el dominio soviético sobre su país apoyando, junto al legendario Emil Zatopek, el movimiento democratizador "Primavera de Praga", además de firmar el manifiesto “Dos mil palabras” del escritor y periodista Ludvík Vaculík. Eso fue a pocos meses de los JJOO, poniendo su participación en México y su integridad física, por lo que huyó al pueblo de Šumperk, en las montañas del norte del país. "Allí me colgaba de los árboles y saltaba sobre los prados frente a la cabaña", recordó años después. Pese a su incómodo posicionamiento político, logró el billete para viajar a México.
Siempre se ha comentado que su anticomunismo le costó algún oro. En suelo, por ejemplo, resultó vencedora tras las notas finales, pero los jueces reconsideraron sospechosamente las puntuaciones y decretaron un empate entre Caslavska y la soviética Larissa Petrik. Y en barra de equilibrio, otra decisión discutible le otorgó el oro a la soviética Natalia Kuchinskaya, dejando a Vera con la plata. Por eso durante las ceremonias de entrega de medallas, mientras se entonaba el himno soviético, ella inclinó su cabeza con su mirada hacia abajo y el rostro en dirección opuesta a las competidoras soviéticas. Un evidente gesto de protesta por el que su gobierno la consideró persona no grata y le prohibió participar en eventos deportivos dentro y fuera del país.
Se prohibió la publicación de su autobiografía, en la que criticaba el trato del régimen checoslovaco a sus deportistas. Se le ofreció una tregua desde el gobierno, siempre y cuando se retractaba por firmar el manifiesto "Dos mil palabras", pero se negó a ello. Y fue México, una vez más, quien volvió a ofrecerle otra oportunidad. Precisamente allí protagonizó una sonada y romántica historia. Antes de los JJOO, Caslavska y el corredor de 1500 metros Josef Odlozil, plata en Tokio 1964 y con quien mantenía una relación de pareja, realizaron una promesa: si ella retenía el título general individual y él llegaba a las finales de 1500, se casarían en México. Y fue en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México donde se prometieron amor eterno a ritmo de mariachis y con los medios de medio mundo anunciando la boda de 'La novia de México'.
Pero volviendo a sus problemas como activista anticomunista, México, que exportaba petróleo a Checoslovaquia, firmó un acuerdo con el país europeo para llevar gimnastas a suelo mexicano y entrenar a sus deportistas. “No quiero decir que fui intercambiada por petróleo, pero...”. Regresó en 1981 a su país, donde siguió señalada por sus ideales democráticos, y no fue hasta finales de los 80 cuando el COI presionó para que Vera pudiera trabajar como juez o entrenadora. Como a millones de checoslovacos la caída del Muro de Berlín y la Revolución de Terciopelo le cambió la vida. Caslavska llegó a ser consejera del presidente Vaclav Havel en asuntos del deporte, educación, salud y de trabajos sociales, e incluso presidenta del Comité Olímpico Checo. En 1995 fue designada miembro del COI y recibió diversas condecoraciones como la Orden Olímpica, el Trofeo Juego Limpio Pierre de Coubertin otorgado por la UNESCO o la Medalla al Mérito de la República Checa.
Se divorció de Odložil en México, donde la gimnasta tenía un programa en la televisión llamado “Haga gimnasia con Vera”. El final de su vida se vio salpicado por la tragedia. En 1993 su hijo Martin y su padre Josef protagonizaron un altercado en una discoteca. Se cuenta que el padre quiso pegar al hijo y éste lo empujó con la mala suerte que Josef cayó y se golpeó en la cabeza provocando su muerte días después. Aunque Martin fue sentenciado a cuatro años de prisión, el presidente Havel le otorgó el perdón. Sin embargo, aquel incidente provocó un enorme deterioro físico y mental en Caslavska, que ingresó en un centro psiquiátrico, falleciendo el pasado 31 de agosto aquejada de un cáncer de páncreas.
Muchos califican del primer 10 de la historia al logrado por Nadia Comaneci en los Juegos Olímpicos de Montreal 76, pero es incierto. El francés Albert Seguin lo había conseguido en 1924 -en potro-, pero fue la majestuosa Vera Caslavska la primera mujer en obtenerlo en los Mundiales de 1967. La gimnasta llora la muerte de La novia de México, quizás la mejor gimnasta de todos los tiempos. Desde luego, la más comprometida de todas.
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