Tecnología y caballos: Ha nacido una nueva conexión

Un concepto que se ha expandido en la sociedad durante la última década y que también tiene aplicaciones ecuestres es el “Internet of things (IoT)”. La idea de la IoT es integrar dispositivos electrónicos, software y sensores en dispositivos físicos y objetos cotidianos tradicionalmente no habilitados para Internet, un proceso que permite a los objetos “conectarse, recopilar e intercambiar datos”.

Se cree que el primer dispositivo de este tipo fue una máquina de Coca-Cola modificada en la Universidad Carnegie Mellon en los Estados Unidos a principios de la década de 1980, que podía informar sobre su inventario y la temperatura de las bebidas. Un ejemplo más reciente de IoT en la esfera ecuestre son las sillas conectadas, que registran datos como la regularidad en los trancos de un caballo, la velocidad, la altura de salto, la simetría y la recuperación locomotriz después de un esfuerzo. Esta información se transmite a través de Bluetooth a los smart phones para obtener una respuesta instantánea. Las aplicaciones también pueden ofrecer consejos sobre la marcha basados ​​en las mediciones.

En la misma línea está la idea de una “cuadra activa”, que pretende proporcionar alimentación personalizada, mayor movilidad, menor mantenimiento y ahorro de tiempo. El concepto presenta un grupo de estaciones de alimentación que simulan los hábitos de pastoreo naturales de los caballos, que involucran comer pequeñas cantidades a lo largo del día. Se identifican diferentes necesidades dietéticas específicas de los caballos y cuando circulan entre las diferentes estaciones, su brazalete electrónico personal (en el cuello o la pata) se lee mediante un sensor de suelo que activa las raciones específicas.

Para los jinetes, existen aplicaciones similares a las de los corredores que permiten mapear y compartir sus rutas con otros, creando conexiones entre ellos. Y para aquellos que viajan solos, los sistemas de alerta inalámbricos pueden proporcionar un nivel adicional de seguridad después de un accidente. Los sensores en el casco del jinete y en el caballo detectan una caída y determinan su fuerza, localizan al caballo y al jinete a través del GPS y envían una alerta a los contactos designados. Los jinetes pueden desactivar la señal de alerta durante un cierto período de tiempo después de la caída si están bien.

Al final, los caballos seguirán siendo caballos, con todo lo que conlleva. Pero si bien ninguno de estos dispositivos modificará su naturaleza, pueden ayudar a complementarla o administrarla en los entornos ecuestres de hoy en día.