Blog Olímpico: La llamada

El pasado 24 de enero en la sede del Comité Olímpico Español se anunciaba la lista de deportistas españoles que acudirán a los Juegos Olímpicos de PyeongChang. Un total de once deportistas figuraban entre los elegidos, pero existía la posibilidad de que otros dos también estuvieran en función de las plazas que dejaran libres otros países. Esos dos deportistas eran Laro Herrero, del equipo de snowboardcross, y Quim Salarich, esquiador especialista en slalom. El primero se confirmaba pocas horas después, y la delegación española pasaba a contar con 12 miembros. En un plazo de 24 horas sabríamos si Quim entraba o se quedaba fuera. Si teníamos un pasajero número 13.

Era una situación complicada. Salarich no tenía plaza pese a que había conseguido los objetivos de resultados que le pedían para ser olímpico por primera vez en su carrera. Las cuotas de participantes son así de crueles. Pasaron esas 24 horas, y Quim se quedaba fuera de los Juegos.

Hay un error lingüístico bastante habitual cuando hablamos de temas olímpicos. Los Juegos Olímpicos, ya sean de verano o invierno, se disputan cada cuatro años. La Olimpiada son los cuatro años que transcurren entre unos Juegos y otros. Podríamos decir que los Juegos son el desenlace de una Olimpiada. A los Juegos Olímpicos acuden unos pocos, pero la Olimpiada la viven de forma intensa durante cuatro años todos los deportistas que quieren estar en ellos. Los Juegos son la culminación a todo su esfuerzo. Y Quim se quedó sin premio.

Dos días después de saber que no tenía billete para Corea, Salarich tuvo que afrontar una prueba de Copa de Europa en Chamonix (Francia), pero su cabeza estaba en otro sitio. La depresión, asegura el esquiador, “duró 48 horas”. El deporte es así de duro. Si no te levantas, estás muerto. Y Salarich se levantó. Siete días después de conocer su no convocatoria, ganaba la prueba de slalom FIS de Les Gets. Su esfuerzo encontraba recompensa.

Tras producirse una carambola, la gran recompensa llegaría justo una semana después de su victoria en Francia. Llegaba en forma de llamada. De esa inesperada llamada.. ¿Cómo va el día Quim?” le preguntó el presidente." Me iba ir a jugar al golf”, contestó aturdido el esquiador en la cama. "Pues cancela todo, guarda los palos de golf y haz la maleta que te vienes a Madrid porque vas a ser olímpico…”.

Hay llamadas que te cambian la vida. O que le dan sentido.