El 'Esto es durísimo' de Jorge Lera: La mujer en la UFC, once años de pelea

Este pasado marzo, mes tradicionalmente vinculado a los logros y reivindicaciones femeninas, la UFC lo ha cerrado con dos Fight Nights consecutivas en las que ambos combates estelares estaban protagonizados por mujeres. Dos emocionantes y bellos duelos que fueron cabeza de cartel: Amanda Ribas - Rose Namajunas y Erin Blanchfield - Manon Fiorot. En el próximo evento numerado, el icónico UFC 300, la velada más importante del año y en el que la compañía ha intentado echar el resto, el combate coestelar será también femenino, con el campeonato del peso paja, un duelo histórico entre dos peleadoras chinas, Zhang Weili y Yan Xiaonam. Son hechos muy significativos que evidencian que, si bien no podemos hablar de una situación de equilibrio, el papel de las mujeres dentro de la compañía líder de artes marciales mixtas ha crecido extraordinariamente en los escasos 13 años que han pasado desde las chocantes manifestaciones del presidente a las que hacíamos referencia.

Paradójicamente, tan solo dos años después de la doble negación de Dana White – le faltó una para empatar con San Pedro – la UFC coronaba a su primera campeona, Ronda Rousey, posiblemente la peleadora más popular y carismática de todos los tiempos. La singular californiana, de fascinante biografía, había sido destacadísima judoca: campeona del mundo junior, dos veces campeona panamericana, subcampeona mundial y medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2008. Con este impresionante bagaje, tras su retirada del judo con tan solo 21 años, realizó una espectacular transición a las Artes Marciales Mixtas que la llevó en poco tiempo a proclamarse campeona en Strikeforce, una de las promociones pioneras, que sería absorbida por la UFC. La calidad, fama y carisma de Rousey fue tal que provocó el cambio de actitud de la UFC y sus dirigentes respecto a la competición femenina. En noviembre de 2012, la coronaron directamente como primera campeona de la historia, en base al campeonato que ya tenía en Strikeforce. Unos meses más tarde, el 23 de febrero de 2013, en Annaheim, se haría historia con el primer combate femenino en la compañía. La campeona Ronda Rousey y Liz Carmouche, como retadora, disputaban el primer campeonato de la UFC femenino, el del peso gallo. Fue el combate estelar de UCF 157, todo un exitazo de asistencia y de ventas en PPV. Una nueva era se iniciaba.

Fueron los años de la gran revolución femenina en los deportes de contacto. En boxeo, aunque ya existía una mayor y más antigua tradición de participación femenina, fue también 2012 un año clave, el gran punto de inflexión. El Comité Olímpico Internacional había admitido el boxeo femenino dentro del programa olímpico y los Juegos de Londres coronaron a las tres primeras campeonas olímpicas de boxeo: Nicola Adams, Katie Taylor y Claressa Shields, que de inmediato se convertirían en auténticas superestrellas que elevaron al boxeo femenino a otra dimensión hasta entonces desconocida. Por su parte, con sus seis defensas exitosas del título, Rousey alcanzaría las cotas más altas de popularidad jamás vistas en una peleadora. Apareció en Sports Ilustrated, incluso fue portada de la revista The Ring, algo insólito al ser la segunda mujer de la historia y la primera peleadora de MMA. Apareció en programas de televisión, series y películas, fue imagen destacada de la UFC y uno de los miembros del plantel con mayores ingresos económicos y mejores resultados en pagos por visión. El éxito de Rousey supuso una revolución que abriría las puertas a que la UFC integrara más categorías de peso y a que surgieran otras grandes estrellas como Cris Cyborg, Joanna Jedrzejczyk o Amanda Nunes. Tampoco podemos olvidar a otra de las históricas, Holly Holm. Tras una excepcional carrera en boxeo, “la hija del predicador” destronó sorprendentemente a Ronda Rousey en 2015. Holm, a la que veremos en acción este mes en UFC 300, es la única deportista de la historia, hombre o mujer, que ha sido campeona mundial de boxeo y campeona de la UFC.

En la actualidad la UFC tiene tres categorías femeninas activas: paja, el mosca y el gallo. El peso pluma quedó en el limbo tras la retirada de Amanda Nunes. Lejos se está todavía de las ocho divisiones que tienen los hombres. Sigue habiendo menos combates y menos peleadoras en el plantel, pero el crecimiento que ha tenido la competición femenina en la UFC en estos once años ha sido formidable. Seguramente las palabras de Dana White en 2011 no tenían nada que ver con el machismo o el sexismo. Posiblemente le preocupara que en ese momento no hubiera suficientes peleadoras de calidad como para montar una competición que resultase atractiva al gran público. Por esa época, como confesó años después, bastantes presiones y problemas tenía con conseguir aceptación para un deporte que consistía en dos hombres peleando dentro de una jaula, como para plantearse hacer lo mismo con mujeres. Pero la incomparable Ronda Rousey y todas las grandes peleadoras que vinieron detrás demostraron que el cambio de opinión fue un acto de justicia y, además, un acierto histórico. Dana White supo rectificar su doble “never” y aprender una lección. Como en el título de aquella película de James Bond interpretada por el magnífico Sean Connery, nunca digas nunca jamás.