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El 'Esto es durísimo' de Jorge Lera: 'El Niño de las Gelatinas'

Jorge Lera

Publicado 12/03/2024 a las 19:10 GMT+1

Como cada semana, Jorge Lera nos trae las historias más curiosas y entretenidas relacionadas con el mundo de los deportes de contacto. En esta ocasión, y pese al 'boom' generado por Ilia Topuria, es el turno de hablar de otro peleador que debutaba el pasado fin de semana: Luis Ronaldo Rodríguez. El joven mexicano ofreció un gran espectáculo en su combate frente al ucraniano Denys Bondar.

Luis Ronaldo Rodríguez somete a Denys Bondar

En la semana en la que nuestro peleador Ilia Topuria, con su flamante cinturón de campeón, recibió todo tipo de homenajes y lisonjas por parte de los poderes fácticos, económicos y políticos del país, y se dio, de forma merecidísima, por supuesto, un impresionante baño de masas y de atención mediática, quizá la lógica dictaría que hoy hablásemos aquí de su visita a la Moncloa, de la inminente llegada de su más que merecido DNI o de la millonaria audiencia conseguida en El Hormiguero. Pero a un servidor, que es todavía medio romántico, los ojos se le fueron al otro extremo de la escalera, a las preliminares de la Fight Night de este sábado pasado en Ciudad de México, en las que un mexicano de 24 años, que aparenta todavía algunos menos, debutaba en UFC. Era el inicio de un sueño, no su culminación. Luis Ronaldo Rodríguez, que así se llama el extrovertido chamaco, entro por primera vez en el octágono de la UFC con una deslumbrante sonrisa que parecía salírsele de su lampiño rostro. Se encerró con el duro ucraniano Denys Bondar. Merece la pena verlo, porque Rodríguez, cortado en su párpado izquierdo, recibió duros golpes, supo sufrir sin perder la sonrisa y finalmente le dio la vuelta a un complicado combate con un mataleón que le valió el triunfo al final del segundo round. El público mexicano se volvía loco con el desempeño de su peleador, que tuvo un debut de ensueño.
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Luis Ronaldo Rodríguez, el Niño de las Gelatinas

Luis Ronaldo demostró venir con hambre de gloria. Hambre como la que pasó, y no en sentido figurado, los días en los que vivía con su madre en casas abandonadas. Habían llegado buscando oportunidades desde Chiapas a Coatzacoalcos, ciudad portuaria de Veracuz, una de las más inseguras de todo México, lacrada por la violencia y la delincuencia organizada. El padre se marchó a Estados Unidos y de él nunca más se supo. Eran días en los que Rodríguez intentaba arañar algunos pesos vendiendo gelatinas en el transporte público o haciendo de ayudante de albañil. Con 16 años y apenas 200 pesos en el bolsillo, unos 10 euros al cambio, se marchó a la capital, al D.F, para apostarlo todo a su sueño de ganarse la vida como peleador. "Con 200 pesos, pero con muchos sueños, y hoy estoy cumpliendo uno", le confesaba con una locuacidad y una positividad contagiosa a nuestro querido compañero de ESPN Carlos Contreras Legaspi. Fueron cuatro años durmiendo en la azotea del gimnasio, con frío y sin agua caliente; tiempos de inicios difíciles, con 17 años, con sus primeros combates profesionales en ligas regionales, donde se iba a ir curtiendo, pero en las que su cobro era un porcentaje de los boletos que lograra vender. Luego, lo habitual: obstáculos, lesiones, reveses, caídas y remontadas, que de todo hubo en los siete años que le llevó llegar a la Fórmula Uno de las MMA.
"Me siento bendecido. Dios ha sido muy bueno conmigo. El hecho de estar aquí, un niño que vendía gelatinas en los camiones, un niño de padres chiapanecos, eso ya es victoria, yo ya soy un campeón. Soy un guerrero de la vida. Soy el futuro campeón mexicano y voy a escribir mi nombre en los libros de la historia", decía tras el combate, en directo a todo el mundo, con un sombrero jarocho y su deslumbrante sonrisa. Resultaba emocionante y enlaza con una larga tradición de ídolos del pueblo en México, un país que adora a sus peleadores más que a ningún otro deportista, como lo hizo con Rubén Olivares, Sal Sánchez o Julio César Chávez, entre otros muchos. Un pueblo que se enamora del que sale de abajo, pero no olvida sus orígenes cuando está arriba. Antes en boxeo, ahora también en MMA.
Luis Ronaldo Rodriguez, con su debut este sábado pasado, se convirtió en el vigésimo peleador en activo que tiene México en la UFC. Independientemente de lo lejos que pueda llegar, es ya un campeón del pueblo. Pero si esta historia es la habitual en los grandes ídolos del boxeo del pasado, paradójicamente, no lo es tanto en las MMA. Me lo contaba el mencionado Contreras Legaspi cuando estuvo con nosotros en España. Aprender jiu jitsu no es barato en México. Las escuelas de artes marciales, de momento, suelen estar solo al alcance de familias con posibilidades. Por eso muchos de los peleadores mexicanos que vemos en la UFC tienen estudios, han pasado incluso por la universidad y no suelen venir de los ambientes más desfavorecidos. ¡Afortunadamente!, deberíamos decir. Pero no me negarán que historias como las de Luis Ronaldo son las que nos seguirán tocando el corazón.
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