Historias Eurosport; Valentino Rossi leyenda Honda Yamaha

Rossi es uno de esos deportistas que trascienden más allá de lo deportivo y se hacen trasversales a todos los ámbitos. Solo unos elegidos son capaces de cambiar la historia de un deporte y marcar un antes y un después. Este tipo de personas tienen algo en común, la voracidad competitiva y el afán por ser el mejor. Ese ímpetu llevo a Valentino a cambiar la comodidad de la escudería Honda, por la incertidumbre de Yamaha.

Valentino ha explicado varias veces que el apodo de ‘Il Dottore’ viene de que en Italia cuando una persona es muy buena en su trabajo se le llama doctor. Sin duda, un sobrenombre que le viene como anillo al dedo. El número ‘46’ que siempre lo ha lucido, lo eligió porque en el año 1979 cuando él nació, su padre que era también piloto llevaba ese número. Muchos corredores cambian al ‘1’ cuando son campeones del mundo, curiosamente, el italiano nunca lo ha hecho.

Nueve entorchados en sus vitrinas, uno en 125cc, otro en 250cc y siete en la máxima categoría. Fue el último en ganar en la antigua categoría de 500cc y seis veces más desde que se denomina MotoGP.

‘Il Dottore’ tenía encaminado su quinto título en el Mundial de Motociclismo, tercero con el equipo Honda y con una superioridad aplastante. Tanto era el dominio, que en algunos corrillos se cuestionaba si Valentino de verdad era tan bueno o en cambio, la moto hacía la mayor parte. Esto, unido a que la propia escudería le ofreció una renovación que distaba mucho del rendimiento que ofrecía el italiano, aceleró la salida a Yamaha.

La llegada de Rossi a Yamaha fue un campanazo histórico, lleno de dudas e interrogantes. ¿El por qué de la importancia de este movimiento? La escudería de Iwata llevaba desde 1992 sin conseguir un título mundial.

Un reto exigente, pero que podía alzarlo al Olimpo de los grandes de las dos ruedas. Valentino llegó con una idea clara, convertir la Yamaha YZRM1 no en una moto competitiva, sino ganadora. De la mano de Jeremy Burgess, uno de los grandes desarrolladores de motos de la historia, consiguieron dar un giro de 180 grados al funcionamiento y desarrollo de la moto. Tras una buena pretemporada llegó el momento de la verdad, el Mundial daba el pistoletazo de salida en Sudáfrica y Rossi dio un golpe sobre la mesa. Pole position y una victoria, que ‘‘Il Dottore’ la califica como el triunfo más bonito de su carrera.

El comienzo de una era resumido en una foto. Valentino y su Yamaha, amor a primera vista.

Valentino acabó conquistando su sexto título imponiéndose en nueve de las dieciséis carreras del Mundial. Dio un auténtico clínic y demostró a sus detractores que estaba hecho de otra pasta, la de los campeones.

Podríamos diseccionar la trayectoria del italiano al milímetro, pero tanto los lectores como yo, sabemos que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Si Rossi ya había demostrado que podía ganar fuera de Honda y convertir la mayor depresión en la historia de Yamaha en un halo de esperanza para una época gloriosa, más claro iba a quedar en la campaña siguiente. Subió a lo más alto del cajón en once de los diecisiete grandes premios, dieciséis podios y tan solo un abandono. Rossi acabó aventajando en más de 140 puntos al segundo clasificado, Marco Melandri, de la escudería Honda.

Dos temporadas de ensueño, se convirtió en la figura más importante del motociclismo, un diamante para Dorna. Rossi era y es un fenómeno viral. A su talento innato lo acompaña una manera de ser muy especial, capaz de mover masas. Arriesgó cuando lo tenía todo y su ambición lo ha llevado a ganarse un sitio en la mesa de los más grandes. Un genio dentro y fuera de la pista, entiende este deporte como un show y lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria con sus ingeniosas celebraciones.

Conquistó su séptimo título en el Gran Premio de Sepanag (Malasia, 2007). Para celebrarlo, Rossi sorprendió montando una performance que simulaba la película de Blancanieves y los siete enanitos.

Escusate il ritardo (Disculpen el retraso). Esto rezaba la camiseta de Valentino al volver a ganar el Campeonato del Mundo, tras un periplo de dos años en los que Nicky Hayden y Casey Stoner respectivamente le habían alejado de lo más alto. Tan importante fue esta victoria para el italiano, que quiso dar constancia ante notario.

La más emotiva. Valentino y nuestro Ángel Nieto, que en paz descanse, eran grandes amigos. Cuando ‘‘Il Dottore’ lo igualó en victorias ambos dieron una vuelta de honor en una imagen que es historia del motociclismo.