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Blog De la Calle: Harry Potter y el misterio de la haka

Fermín de la Calle

Actualizado 29/11/2016 a las 00:15 GMT+1

Somos nuestra infancia. Las aventuras de dos niños en su viaje a Dublín, visitando la biblioteca de Harry Potter y presenciando la haka de los All Blacks.

Viaje a Irlanda

Fuente de la imagen: Eurosport

Somos nuestra infancia. La infancia es la primera memoria que tenemos y la última que se pierde. Uno siempre regresa a su infancia, el estadio en el que arraiga la raíz de nuestra memoria. Y esa memoria que se fija en la niñez es la que nos aporta identidad como individuos, porque lo primero que se aprende es lo último que se olvida.
Hace meses me planteé compartir con mis hijos una experiencia esperando que quede grabada en lo más profundo de su memoria. Hace años que Rodrigo, de 11, y Martín, de 8, juegan al rugby en la Escuela Marianistas de Jerez con sus amigos por estricta decisión suya. Siempre les animé a hacer deporte, pero jamás he tratado de influir en la disciplina que deben elegir.
Me gusta el rugby porque enseña a los niños cosas tan naturales como que todos tienen un rol en el equipo o que el principal adversario es superarse a uno mismo y sus limitaciones. La camaradería de nuestro deporte y especialmente el respeto por el rival y por el árbitro, algo que intento que apliquen en el día a día. Y me gusta, sobre todo, verles saludar a sus amigos (y rivales) de Sevilla, Huelva, Málaga, Guadiaro o El Puerto cada vez que coinciden en el campo.
Al confirmarse las fechas de las ventanas de noviembre, decidí que la visita de los All Blacks a Irlanda sería el momento perfecto para que se estrenaran en un test internacional. Huelga decir que el gran atractivo para ellos era ver a los neozelandeses y presenciar la haka en directo. Me atraía además la idea de que fuese en Dublín, donde se respeta todavía ceremoniosamente el el silencio sepulcral en el pateo. Y a eso se suma que es de donde salí en silla de ruedas el verano de 1989 con la advertencia médica de que no volvería a practicar un deporte que no fuese en la piscina.
Así que esta historia comenzó a madurarse en julio. Después de otro buen verano con la cuadrilla ‘surfera’ en Roche y El Palmar, un día cenando confirmé a Rodrigo y Martín que en noviembre iríamos a Dublin a ver a los All Blacks. ¿A Irlanda? ¿Y cómo vamos a ir hasta allí?, preguntó inocentemente el pequeño. Su imaginación se disparó. Para un niño los días son interminables y las distancias se multiplican por un millón. Así que esa misma noche, investigaron excitados cómo llegar hasta Dublín para vivr la aventura que el pequeño bautizó como 'Harry Potter y el misterio de la haka'.
El viaje ha sido una excusa perfecta para explicarles algo de historia celta, ver algunas películas de caballeros medievales y escuchar música de la que nos enseñó Trecet en Diálogos 3: Lunasa, The Chieftains, Sharon Shanonn… Unos meses muy productivos en los que han ido acrecentando su inquietud y su curiosidad.
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Viaje a Irlanda

Fuente de la imagen: Eurosport

Todo se concretó el pasado 19 de noviembre. Después de viajar en tren desde Jerez a Madrid, el viernes nos subíamos a un avión de Ryanair camino de Dublin. Dos horas y media en las que vivieron con nervios su primer vuelo ‘internacional’, su primer paso de aduanas, su primer aterrizaje en suelo extranjero… Los ojos del pequeño, abiertos como dos ventanas, observaban a todos lados. El mayor, más dicharachero, no dejaba de preguntar.
Esa misma noche mi buen amigo y compañero de Press Barbarians Luis Bravo, organizó un torneo de veteranos junto a la buena gente de Rugby Alcalá y del Rugby Alicante, además de algunos ex del Universidad de Sevilla y otro ilustre Press Ba Baa, el albaceteño Rafa Alcántara. Como anfitriones el Suttonians Rugby Club, cuyo campo, en Station Road, estaba rodeado por el mar por ambos lados, en un emplazamiento privilegiado.
¡Qué pensaría el médico que me reconstruyó el fémur en el 89 viéndome allí! El mar regalaba una brisa gélida que hundió la temperatura por debajo de los cero grados, algo que no enfrió el buen ambiente en los tres partidos. Victoria irlandesa y disputado partido entre las hordas españolas con un buen puñado de ensayos. Pero la prueba de altura llegó al final, con las duchas frías habituales para recios irlandeses por las que pasamos antes de regar el gaznate con las Guinness locales. Rodrigo y Martín estaban deslumbrados por la monstruosa presencia de un segunda del Suttonians que rozaba los dos metros. Luego nos confesó haber jugado un par de años en Leinster.
Ese tercer tiempo ganó a un jugador para el rugby, mi hijo mayor, que llevaba meses zanganeando. Pero algo descubrió Rodrigo aquella noche en el coqueto local social del Suttonias, cuando se me acercó, tras hablar con unos y otros, y me dijo: “Papi, me encanta el rugby”. Cenaron con todos los jugadores y fueron testigos en primera línea del intercambio de obsequios de los capitanes además de los clásicos cánticos regados de cerveza. Cuando tocamos retirada para el hotel, pasadas las 12:30, se mantenían despiertos.
Después de una noche en la que durmieron plácidamente mientras su padre robaba horas al sueño trabajando con la ayuda de una cerveza, llegó el día grande. Repasamos desayunando los XV de los equipos. A Rodrigo, medio melé, no le convencía la titularidad de Aaron Smith “porque Perenara está mucho mejor este año”. Sin embargo, marcado por lo vivido la noche anterior, tarareaba el Shoulder to Shoulder, mientras su hermano Martín se lamentaba porque su admirado Waisake Naholo no sería titular.
La mañana comenzó en la biblioteca del Trinity (para ellos la de Harry Potter), siguió saludando a Molly Malone, paseando por Dublin Castle, parando en Temple Bar… Jornada completa, comida con la familia de mi buen amigo José Manuel Ibáñez y la de su hermano Abelardo, y luego camino al Aviva. Nada más llegar Martín se colocó su gorro de los All Blacks y Rodrigo el de Irlanda. Abrieron los ojos, me dieron la mano y nos dejamos llevar por la riada que bajaba hacia el antiguo Landsdowne Road. Allí pude ver a la Irlanda de Keith Wood ante Gales y hasta un partido de fútbol entre el Deportivo y el Shelbourne cuando aún pasaba un tren de mercancías bajo la tribuna.
Probaron suerte en los skills games del parque montado junto al estadio e ingresamos con tiempo, entre otras cosas por el frío debido a la alta humedad. Cuando comenzó la haka los dos se subieron a la sillas para verlo bien y me apretaron el brazo. El silencio sepulcral del Aviva permitió escuchar cada alarido de TJ Perenara dirigiendo la danza. Cuando finalizó la sonrisa de felicidad de ambos merecía todos los esfuerzos para haber llegado hasta allí.
Lo ocurrido en el campo es conocido. Nueva Zelanda salió a marcar terreno deportiva y físicamente. A Cane se le fue la mano con Henshaw, cuando Fekitoa ya había apoyado el primer ensayo. Pero la forma en que Irlanda se sobrepuso a las lesiones de Stander, Henshaw y Sexton ratificaron que los tiempos de aquella Irlanda amable en la derrota han pasado a mejor vida. Schmidt ha liberado a los irish de sus traumas y su complejo de inferioridad ganando en los últimos meses a Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia. Una gesta impensable no hace tanto.
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Viaje a Irlanda

Fuente de la imagen: Eurosport

El partido concluyó con el tradicional pasillo de los jugadores ante la atenta mirada de Rodrigo y Martin. Esos momentos sospecho (y espero) quedarán siempre en la memoria de ambos. En esa infancia que será parte de su memoria el resto de su vida y marcará su identidad. Y en ese disco duro aparecerán las salchichas del buffett, aquel segunda de Leinster contra el que jugó Papá, los cánticos en el Suttonians Rugby Club, la biblioteca de Harry Potter, la llegada al Aviva, la haka, su amigo Abe del Alcobendas, los placajes de los All Blacks, las Guinness… El domingo, cuando el avión despegaba de suelo irlandés, pensaba preguntarles qué nota ponían al viaje, pero Rodrigo me ahorro el trámite: “Papi, ¿dentro de dos años podemos ir a Cardiff?”.
Posdata: recomiendo que disfruten de esta experiencia con sus hijos. Háganlo por ellos, pero sean egoístas y háganlo también por ustedes. Estos son los momentos que quedan en su memoria. Y los que nos hacen valorar lo realmente importante… El rugby.
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