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Blog De la Calle: La dulce transición

Fermín de la Calle

Actualizado 02/08/2018 a las 21:08 GMT+2

Las Leonas viven días felices, pero no siempre fue así. Aroa, Vanesa, Inés, Cape, Isabel, Mariola, María, Marina, Ángela, Bárbara o Patricia pueden atestiguarlo.

Leonas

Fuente de la imagen: Eurosport

Aroa y Vanesa fueron varias veces campeonas de Europa. Sin embargo, sus éxitos nunca protagonizaron una portada ni abrieron ningún informativo. Se exprimieron físicamente por el bien común de su equipo, las Leonas, jugando infiltradas y llevando su cuerpo al límite, un esfuerzo que aún hoy les pasa factura. "Hay que reivindicar el legado que aquel grupo de jugadoras que lucharon en entorno cambiante en el que no siempre fueron bien tratadas y que lo hicieron con mucho menos rugby porque empezaron a jugar con 20 años. Su éxito reside en el espíritu y el incansable trabajo que realizaron. Las nuevas generaciones necesitan esa dosis de locura que ellas tenían. Han dado su vida por perseguir un sueño. Renunciaron a tener una vida normal como el resto de sus amigas", apunta José Antonio Barrio, el director de rugby femenino de la Federación, al que todos conocen como Yunque.
El rugby no ha sido justo con ellas. Llevan años clamando en el desierto en una de las tareas más ingratas del deporte español. El rugby femenino nunca fue tomado en serio en España. Aunque el cinismo de algunos dirigentes invite a pensar lo contrario, hasta no hace tanto se seguía escuchando en la propia Federación aquello de "el rugby femenino ni es rugby ni es femenino".
Sin embargo, Aroa, Vanesa, Inés, Cape, Isabel, Mariola, María, Marina, Ángela, Barbará, Patricia y tantas otras han sido inmunes al desaliento y con su empeño, su tenacidad y un trabajo anónimo y sordo han sido capaces de revertir la situación. El rugby femenino no solo ha dado señales de vida en España, además se ha convertido en la versión más exitosa del rugby patrio fuera de nuestras fronteras desde hace años. El quinto puesto logrado en el Mundial de 7 de San Francisco, al que los chicos no pudieron clasificarse, no solo confirma la buena actuación de las Leonas, también abre una puerta al optimismo de cara el futuro inmediato.
Las chicas acaban de comenzar un nuevo ciclo con Pedro de Matías como seleccionador de VII. Un ciclo en el que conviven dos generaciones muy diferentes de jugadoras. Unas, las veteranas, que ya lo han sido todo en el mundo del rugby. Campeonas de rugby de XV, cuartas del mundo de VII, diploma olímpico en los Juegos Olímpicos de Río... Un currículum deslumbrante para un deporte residual como es el rugby femenino en nuestro país. Jugadoras como la titánica María Ribera, que decía adiós tras la cita de San Francisco. Como Bárbara Pla, seis veces mundialista entre XV y VII y la jugadora más desequilibrante que ha pisado un campo de rugby en España. Bárbara, que forma parte de una estirpe de rugbiers en la que aparecen su hermano Pol (internacional de VII) y su hermana Julia (ex internacional con las Leonas), se resiste a colgar las botas porque sigue disfrutando en el campo. Una jugadora que se ha ganado el respeto del rugby nacional, pro también de neozelandesas, inglesas, francesas o australianas, potencias del rugby femenino.
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seleccion rugby española leonas

Fuente de la imagen: Eurosport

Otras como Patricia García sigue sumando experiencias a su mochila. La medio melé está considerada como una de las mejores jugadoras del mundo por su lectura del juego y su excelente toma de decisiones. Patricia ha convertido el rugby en un modo de vida y compagina su carrera deportiva con una agenda repleta de iniciativas en las que el rugby y sus valores sirven de herramientas para desarrollar proyectos sociales en todos los confines del planeta. Hoy García está en Japón, enrolada en el Tokio Phoenix Club disputando la segunda parte de la liga de seven de Japón, que se desarrolla entre agosto y octubre. Marina Bravo es otra de las caras reconocibles de este grupo. Una jugadora que ha encadenado un rosario lesiones que habrían hecho tirar la toalla a cualquiera. Pero no a Marina. Su versatilidad, su compromiso y su carisma la han convertido en un pilar del equipo y en una referencia para las más jovenes. O Ángela del Pan, una de las jugadoras más determinantes en el campo que hoy forma parte del cuerpo técnico de la selección.
A su lado está creciendo una generación de jugadoras como Amaia, Anne o Teresa que conviven con ellas desde la admiración. "Tienen la enorme suerte de poder jugar con las jugadoras que idolatraban de niñas. Y ese relación le está haciendo un gran servicio al grupo", advierte Yunque. El rugby femenino ha vivido un espectacular aumento de fichas y la planificación es que siga creciendo mientras se asienta a las chicas que se enganchan a este deporte. "Estratégicamente seguimos trabajando el tema de la captación, pero además hemos puesto el foco en mejorar las estructuras de la niñas que empiezan a jugar para comenzar a trabajar ya con jugadoras. Uno de los problemas que heredamos de la crisis fue la escasez de estructuras. Entonces utilizamos Madrid como centro de operaciones para aglutinar jugadoras y que los costes no se disparasen. Aquello se convirtió en un escaparate y todas las que querían dar el salto se venían a Madrid. Eso explica que haya cinco equipos de División de Honor en Madrid. Ahora el trabajo es el inverso, tenemos que devolver jugadoras a sus clubes de origen y tratar de coordinar centros de tecnificacion y juego combinado fuera de Madrid. Ese trabajo resulta muy atractivo para las territoriales porque es un dinero que gastan bien ya que cada euro que invierten en las chica les revierte. Es el único camino que nos puede hacer seguir creciendo. Tenemos la prioridad de ir a los Juegos Olímpicos de Tokio, que será una tarea complicada, pero también estamos trabajando para hacer algo grande en los Juegos de 2024", confiesa con ilusión contenida Barrio.
Los éxitos de las Leonas han operado un efecto llamada y hay miles de chicas que se han animado a jugar al rugby. "La respuesta que hemos recibido en todos lados nos está sorprendiendo. Antes, cuando metíamos tres o cuatro jugadores nuevas en el grupo de la selección, se notaba un salto de calidad importante. Llegábamos a valorar si merecía la pena traerlas por ellas y por el grupo. Ahora se manejan listas para la selección de VII de hasta 22 jugadoras que pueden entrar sin problema. Estamos viviendo una transición dulce que nos invita a ser optimistas".
Las Leonas han completado un magnífico año quedando séptimas en las Series Mundiales de VII 2017-2018. Es decir, como segunda potencia europea por detrás de Francia. El cuarto puesto logrado de la prueba de Kitakyushu forma ya parte de la historia del rugby español. Pero no bajan la guardia. "Inglaterra va a pegar un acelerón seguro, ha entrado Irlanda como un rival más y Rusia siempre está ahí. Va a haber cinco países para tres plazas y no podemos descuidarnos", advierte el técnico.
El próximo reto es clasificar para el Mundial de XV de 2021 a la selección. Las Leonas participaron en la primera Copa del Mundo, en 1991, y repitieron en cuatro de las cinco ediciones posteriores. Seis veces campeonas de Europa, tienen la espina clavada del VI Naciones, torneo privado del que fueron descartadas en 2006 tras seis años participando en el mismo con buenos resultados. Aroa pudo jugarlo, Anne y Amaia se tendrán que conformar con escucharla hablar de aquellos partidos y agradecerla esa locura que la llevó a desafiar a todos y a todo para convertir a las Leonas y al rugby femenino en lo que son ahora: una referencia en el mundo del deporte. Incluso del masculino...
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