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Blog De la Calle: Robles más altos han caído

Fermín de la Calle

Actualizado 19/02/2018 a las 17:25 GMT+1

España está a un paso del Mundial de Japón. Y lo está gracias a la mayor exhibición defensiva que se recuerda. Un repaso histórico a la delantera rumana.

España-Rumanía de rugby

Fuente de la imagen: Eurosport

"Desafío físico. Brutal, pero al fin y al cabo desafío físico", puntualizaba David Barrera con la cara como un picasso por los golpes de la batalla. Este tallo (1,96) sevillano del "Siensias" (inagotable cuna de delanteros en la selección como Bosco, Lea Aramaburu, Chema Bohórquez, Juan Marruecos o Jesús Bola Recuerda) se ha convertido en el Maro Itoje español. "A mi no me llama la atención tener la pelota. Lo mío es trabajar, limpiar, placar, levantarme y llegar al siguiente punto de encuentro... Acción". Puro ruck'n'roll... Barrera fue uno de los destacados, dentro de un equipo que ofreció el mejor partido del XV del León que la memoria acierta a adivinar. Con el añadido de haberlo hecho ante una de las mejores delanteras del mundo, la de los robles, Rumanía. Una apisonadora que ha laminado melés rivales en los todos los Mundiales.
El partido prometía una exigencia física insana. "Sabíamos que eran duros, pero solo han propuesto desafío físico. En ese aspecto los rusos nos complicaron más las cosas porque proponían más cosas. Aquí el portador cargaba contra ti para empotrarte y estaba en cada uno ponerse y ser más duro que el que tenía enfrente". Y vaya si lo hicieron. Solo hubo un momento de crisis. Mediada la primera parte. Los rumanos empujaron a los leones hasta meterlos en su 22, cargando con toda la ferocidad que permitían los 879 kilogramos de sus gordos.
España logró salvar el ensayo con una indisciplina 'obligada' del ala Ascarat, quien se lanzó sobre el medio melé Surugiu para impedirle posar la bola. El árbitro decretó el consiguiente golpe y mandó al sin bin (diez minutos expulsado) al español. Rumanía, como sabía cualquier aficionado al rugby, pidió melé en inmejorable posición, a cinco metros y entre palos. En las dos primeras melés, Lazar, el 1 rumano, le anticipó a Jesús Moreno la entrada y el pack español sufrió para no ser arrollado. En la tercera intentona, con la amenaza del ensayo de castigo sobrevolando la jugada, el pilier malagueño le ganó la entrada a su par, lo que hizo que la melé española se acomodase y comenzase a tensar las vértebras a los rumanos haciéndoles retroceder centímetro a centímetro alentados por las diez mil personas que llenaban el estadio. Los robles reculaban, por lo que su medio melé se vio obligado a sacar la pelota, cargando por su izquierda. Si los delanteros habían hecho su trabajo con solvencia en tan difícil trance, ahora le tocaba a los tres cuartos, que estaban en inferioridad por la expulsión temporal de Ascarat. Sin embargo, supieron recolocarse con premura e inteligencia, subiendo la línea de defensa hasta bloquear a los tonganos-rumanos y forzando un avant que fue celebrado por la grada como un ensayo.
Estalló el Central. Resopló Sevi, el delegado del equipo español, y Mar, la preparadora física. Cerró los puños Miguelón, miembro del cuerpo técnico, y aplaudió nervioso Santi Santos, el seleccionador. Primer match ball salvado. Habían frenado el tanque. España siguió aceptando el desafío físico con disciplina y con "mucho corazón", como anticipó Jaime Nava, el capitán, ausente por una rotura de fibras, que lo estaba pasando fatal en la banda.
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España-Rumanía Rugby

Fuente de la imagen: Eurosport

La pizarra de Miguelón había incidido en cómo frenar el maul rumano, el famoso tornillo. Para empezar a evitar ese molinillo infernal de la delantera del Este se trabajó para cortocircuitarles la touch. "Las leímos bien al principio. Saltaban con dos torretas y si mirabas sus piernas, veías dónde iban a cargar realmente. NO proponían nada complejo", revela Barrera. Robaron la primera touch y comenzaron a generar dudas entre el talonador rumano y sus saltadores. Luego llegó un segundo y un tercer robo. Y todas en la 22 propia. Territorio altamente sensible. La bomba rumana, su maul, estaba desactivado.
En la segunda parte, con el marcador cómodamente dominado por los leones, los rumanos lograron bajar una touch en la 22 española y arrancó el ciclo infernal. Sin embargo, España leyó perfectamente el movimiento, localizando en todo momento al portador. Hasta el punto de que en un instante que quedó desguarnecido, los leones se lanzaron a por él y le robaron la pelota. La grada, compuesta a partes iguales por entendidos y neófitos, explotaba eufórica.
España estaba haciendo algo más que ganar a Rumanía. La estaba sometiendo física y tácticamente en delantera. El escenario de máximos de los técnicos era incluso mejorado por el espectacular despliegue de los jugadores. Resultaba increíble ver cómo la línea de defensa española hacía recular a los rumanos desde el mediocampo hasta su 22 a la hora de partido. "Comenzábamos a ver su frustración. Se lanzaban sobre el ruck, cometían avants por precipitación, llegaban tarde a los apoyos y lo aprovechábamos para forzar retenidos", cuenta con naturalidad el sevillano. Como si fuera tan fácil...
En el minuto 77 Rumanía registraba un guarismo impensable en su marcador: 22-3. Tanteador que era maquillado por un ensayo postrero ensayo de los robles que no valía para nada. Marco Pinto, talonador dinámico y bravo como pocos, utilizaba su cuerpo como arma arrojadiza ante las acometidas rumanas sin ningún cuidado de sí mismo. El 2 de Beziers estaba metido en todas las batallas. "Ha sido increíble ver cómo siempre había un compañero ayudando. Hoy hemos sido más que nunca un equipo. No solo les hemos frenado, les hemos superado en agresividad y dureza en los puntos de encuentro. Y no esperaban eso", apunta cerveza en mano en el tercer tiempo.
Contará la historia que España ganó a Rumanía 22-10 con dos ensayos de Auzqui y Ascarat y cuatro golpes de Linklater. Pero la sensación de quienes estuvimos allí es la de haber presenciado la mejor exhibición defensiva jamás vista en el Central. Y, como recalca otro capitán español, Gauthier Gibouin, "ante la mejor Rumanía que ha pisado este campo nunca. Uno de los equipos más potentes del rugby mundial". Ahora el rugby español ya podrá decir que "robles más altos han caído"...
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