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RWC 2015 (Grupo A): Orcos, dragones, fidjianos voladores...

Fermín de la Calle

Actualizado 09/09/2015 a las 12:53 GMT+2

Jamás en las siete ediciones anteriores del Mundial hubo un grupo tan potente. Cuatro cuartfinalistas potenciales coinciden en el grupo A, entre ellos una Inglaterra que evidencia que en el rugby no hay bolas calientes ni prevendas favorables al campeón.

Inglaterra y Gales se enfrentan en un partido del VI Naciones

Fuente de la imagen: Eurosport

A saber, después de medirse a Australia, Gales y Fidji, el camino de Inglaterra hasta una hipotética final, en caso de ser segunda de grupo, le emparejaría on Sudáfrica en cuartos y Nueva Zelanda en semifinales. Por eso la lucha será a muerte por el liderato, lo que garantiza evitar ese camino tortuoso con los gigantes del sur atravesados en la vía del tren. Hasta Fidji se antoja un adversario incómodo con su rugby veloz y descomunal en los puntos de encuentro. La amateur Uruguay representará el espíritu más romántico del rugby ante estos gigantes que representan el rugby profesionalizado, ahora que se cumplen 20 años de su implantación.

INGLATERRA: The White Orcs!

Este calificativo peyorativo que utilizaba la prensa australiana en 2003 para describir a los ingleses antes de perder ante ellos la final ha sido utilizado por Stuart Lancaster y su capitán, Chris Robshaw, para motivar a su equipo.La expresión fue recuperada tras una impresionante victoria inglesa en Twickenham sobre los All Blacks el 1 de diciembre de 2012. El seleccionador kiwi Steve Hansen señaló en la rueda de prensa posterior: "Hemos caído ante un ejército de orcos blancos". El símil evidencia la fiereza y agresividad de los ingleses, que presentan un front five de primer nivel mundial, pero que flaquea más en la tercera. Robshaw, con una ética de trabajo formidable, no tiene el talento o el oficio de los Pocock, McCaw y compañía. Para contrarrestarlo suman el llamado 'factor Twickenham', como ha dado en llamar el seleccionador inglés su condición de anfitrión.
Lancaster ha dejado fuera, por aparentes motivos de conducta, a jugadores importantes como Dylan Hartley, Manu Tuilagi o Danny Cipriani. En primera línea el oficio de Dan Cole, la intermitencia de Joe Marler, el ball carrier Marko Vunipola, el laborioso Tom Youngs o el granítico Jamie George deben hacer olvidar las bajas de Corbisiero y Hartley. La segunda es intachable, con Launchbury, Lawes y Parling, tres titulares para dos puestos. Normalmente se desplegarán en un esquema 4+4, con un segunda más pesado y otro más dinámico (Courtney Lawes) que se asociará con la tercera para frenar el relanzamiento de los rivales. Arriba son un equipo con alternativas y buenos saltadores, que incluyen a terceras que van bien en las alturas como Wood, Morgan o el propio Robshaw. Necesitan line outs limpios y rápidos porque sus medios trabajan bien dentro de las defensas contrarias y ahí ganan la ventaja que luego rentabilizan sus alas.
El back row ofrece dudas ofensivamente. Robshaw es todo corazón, placador incansable, pero le falta talento para leer el juego, el mismo que a Haskell, un armario empotrado con tendencia a cometer indisciplinas que cuestan caro al equipo. Junto a ellos aparecen Wood, jugador con pies de tres cuartos, pero cierta falta de rigor físico; y su nemésis, Ben Morgan, jugador de indudable rigor físico, pero falta de talento en los pies. Son más un apoyo que un recurso en ataque. Salvo Wood, hablamos de una tercera muy predecible, una delantera muy plana.
Atrás los medios son jugadores por probarse en grandes citas. Tanto Ben Youngs como George Ford han demostrado que juegan bien dentro de las defensas contrarias y son valientes en las zonas de conquista para tomar decisiones jugándose el cuello. Youngs (y el vilipendiado Care) son medios melé a los que gusta asumir responsabilidades ofensivas, algo que le viene muy bien a un equipo romo adelante. Ford, pese a su escaso chasis, trabaja bien entre las líneas enemigas, además de tener buen pie. Lancaster ha arrinconado el modelo England-Sarry (tras alinear hasta cuatro jugadores de los Saracens en la línea) para apostar por el playbook de Bath (con su apertura y sus centros). Con ello desplega un juego dinámico en el que Ford se apoya en Joseph y Burguess, un ex League que ha entrado a última hora en la convocatoria. Esto debería permitirle crear ventajas en los canales internos o crear al menos el uno contra uno en las alas con jugadores con el llamado X-factor (May, Watson y Nowell). Atrás luce imperial uno de los mejores zagueros del mundo: Mike Brown. Inglaterra puede presumir de dinamita atrás, pero es demasiado plana delante.

AUSTRALIA: Cheika, con doble playmaker y dos 7

Michael Cheika llega con el tiempo justo. Después de cerrar un gran Rugby Champhionship, los wallabies siguen asimilando conceptos que el exitoso técnico de Leinster y Waratahs, entre otros, ha inculcado en una selección que ahora parece un equipo. Sin embargo, hay una cábala que despierta el optimismo de la hinchada aussie: las dos veces que se ha jugado un Mundial en suelo británico, los wallabies han salido campeones. Lo hicieron en 1991 cuando Nick Farr-Jones levantó la Webb Ellis en Londres y repitieron con John Eales en el 99 en Cardiff.
Para ensamblar el equipo, Cheika ha tirado de dos 'profesionales' del negocio. El argentino Mario Ledesma se ocupará de ajustar los automatismos de la melé, mientras Stephen Larkham coordinará el playbook de los tres cuartos y Nathan Gray mecaniza su defensa. Los avances han sido enormes en estos meses, pero aún deben "automatizar determinadas pautas si quieremos ser competitivos en los partidos que se deciden por pequeños detalles", advierte Cheik.
Delante Ledesma tiene buena materia prima. Una primera con Kepu, Sio y Slipper como apoyos del hokker Stephen Moore. La segunda línea ha sido históricamente una de las fortalezas aussie, dominadora en la touch, lance fundamental en el rugby moderno. En ese aspecto la aparición de Will Skelton, neozelandés de ascendencia samoana que se mudó a Australia a los diez años, parece haber resuelto el problema. Pero el rasgo de identifiación de esta selección es la tercera, donde alinea a dos opensides flankers, dos 7 de primer nivel mundial: David Pocock y Michael Hooper. Existe una cultura de juego en el rugby australiano, que provoca la aparición de flankers más dinámicos que defensores del nivel de los europeos como el francés Dusautoir, el galés Lydiate o el irlandés Ferris. La presencia de Hoop y de Pocock les convierte en dominadores del breakdown ante cualquier selección, lo que suele traducirse en numerosas indisciplinas en los rivales. Además, su producción ofensiva está perfectamente coordinada por Genia para rentabilizar esas situaciones de ventaja para los backs wallabies. Así, el nudo gordiano ofensivo del rugby aussie depende mucho de la coordinación en los canales internos, desde Hooper hasta Giteau.
Atrás, Cheika ha tomado decisiones valientes. Quade Cooper es uno de los jugadores más vistosos del rugby mundial, con un contrapié descomunal y un excelso sentido del offload para descargar el balón tras ganar la línea. Sin embargo, es indisciplinado, anárquico, arrogante y profundamente insolidario. Por eso no será titular y en su lugar jugará un hombre más solvente y disciplinado como Bernard Foley. Cheika prefiere situarle con Mike Giteau como primer centro, con lo que alinea dos playmakers, generando un segundo punto de creación más alejado de la tercera rival. Otro jugador con mucho rugby en sus manos que juega como inside back es Matt Toomua, mientras que el back-three estaría compuesto en las alas por Mitchell y Ashley-Cooper y como zaguero el 'retorner' Israel Folau. Un equipo que debe ir a más, serio candidato a ser líder de grupo y mandar a los ingleses al infierno de cruces con los gigantes del sur. El 3 de octubre se verán las caras en Twickers.
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Formación del equipo de Australia

Fuente de la imagen: Eurosport

GALES: Dragones al borde de la depresión

El final de la era Gatland, el seleccionador neozelandés que llegó en 2007 a Gales, está teniendo un tumultuoso final. Malos resultados, ambiente enrarecido, descartes inesperados que huelen a ajustes de cuentas... Esta fase depresiva tuvo su inicio con un punto de inflexión, la expulsión directa del capitán Warburton ante Francia en la semifinal del pasado Mundial. Gales, eqiupo sobrado de talento con una juventud insultante, se había plantado en las semis deleitando con su rugby dinámico. "Los herederos de la Sinfónica de Cardiff de los 70", advertían los diarios en su país. Pero desde aquel controvertido 'clavo', los dragones han entrado en una espiral negativa en la que los resultados no han cumplido las expectativas, las lesiones han sido crueles con el equipo y se han producido sucesos que han enrarecido el ambiente. Empezando por la marcha temporal del propio Gatland de la selección para dedicarse a preparar la gira de los Lions de 2013 por Australia.
El mal fario ha llegado hasta esta misma semana. Mientras escribo esto se confirma la baja definitiva de Leigh Halfpenny por una rotura de ligamentos en el último amistoso ante Italia. Un incidente que ha soliviantado a los popes del rugby galés, que entienden que en ese tipo de partidos no debe exponerse tanto a las estrellas del equipo. En este Mundial Gales se planta con un equipo desequilibrado en delantera, especialmente en el front row, y mucho más veterano que el del pasado Mundial. Hay una generación que se despide, encabezada por Alun Wyn Jones, que entregará el testigo a la de Warburton y North (¡50 caps con 23 años!).
Adelante Gatland descartó ya hace meses al Oso Jones y ahora ha dejado fuera a Hibbard, algo incomprensible, dada la inmadurez internacional de sus sustitutos. A eso se suma que Samson Lee, el hombre señalado para liderar las melés, llega renqueante de una lesión. Un panorama complicado. Su fuerte volverá a ser el back five con Alun Wyn y una tercera excelsa con Warburton, Faletau, Lydiate y Tipuric. En los medios siguen las dudas. Mike Phillips se ha colado a última hora tras la lesión postrera de Webb, pero hace tiempo que nadie gobierna desde la posición de 9 y de 10, donde desde Priestland en 2011 no brilla un apertura de garantías. Sin mando en la bisagra, la tres cuartos queda condicionada. No estará Jonathan Davies, pero Roberts cuenta con un compañero de garantías, Scott Williams. En las alas North será titular y Cuthbert está amenazado por Matthew Morgan, un chico con X-Factor, muy del corte de Shane Williams. Atrás, sin Penny, el zaguero debe ser Liam Williams, excelso contragolpeador, pero jugador con menos peso estratégico en el juego. Ofensivamente siguen siendo un equipo de garantías, el problema es que defensivamente han perdido ese sello que les imprimía Shaun Edwards y ahora encajan muchos puntos. Demasiados.

FIDJI: Mitad tanques mitad Ferraris

Si tuviera que dar un consejo a mi equipo antes de saltar al campo para medirse a Fidji diría lo siguiente: salir rápido de los puntos de contacto porque su superioridad física es terrorífica y mantener la posesión de la bola, porque cuando la tengan ellos estamos perdidos. Al tradicional juego de ritmo vertiginoso, offload constante y descarada influencia del Seven, se une ahora el desarrollo físico de un equipo cuyos jugadores juegan en su mayoría en las grandes ligas de Francia e Inglaterra.
Para correguir su histórica anarquía en el set-piece, tanto en melé como la touch, su seleccionador, John McKee, cuenta con la ayuda de una eminencia en el asunto: Frans Ludeke, quien ensambló el pack de los Blue Bulls de Pretoria que les llevó a ganar dos títulos del Super Rugby. En la delantera fidjiana hay varios nombres reseñables, aunque el que destaca por encima de todos es Nakawara, un segunda que juega en los Warriors escoceses con un descomunal sentido de la evasión. Nakawara, soldado del ejército, ha necesitado un permiso especial para poder acudir al Mundial, aparece junto a Waqaniburotu, el flanker de Brive, y Akapusi Qera, al mando como skipper. Un back row arrollador al que suman al nuevo jugador de Clermont Peceli Yato.
Pero su atractivo reside en su tres cuarta con los famosos fidjianos voladores, jugadores como Waisea Nayacalevu (campeón de Francia con el Stade Français), Napolioni Nalaga, Nemani Nadolo, el zaguero Niki Murimurivali... Todos coordinados por la pareja que forman el medio melé Nikola Matawalu (formado en rugby 7 y actualmente en los Warriors junto a Nakawara) y el medio apertura Ben Volavola (Waratahs). El oficio y el placaje corren por cuenta del histórico Vereniki Goneva (Leicester Tigers) y de Levani Botia (La Rochelle). Un equipo que juega sin miedo a nadie y con una sonrisa en la boca.

URUGUAY: Espirítu amateur, corazón de hierro

Uruguay se planta en el grupo de la muerte sin ninguna posibilidad de repetir las victorias logradas en 1999 ante España (cuánto nos dolió) y Georgia en 2003. Este grupo amateur que no tendrá base fija (cuatro sedes en cuatro partidos) llega entrenado por un histórico del rugby charrúa, Pablo Lemoine, un pilier que jugó los dos Mundiales en que participó su selección y acumula 49 caps, además de jugar en Bristol y Stade Français. Entre sus estrellas destacan el utility back Gaston Mieres, el medio melé de Mont-de-Marsan Agustín Ormaechea, hijo del mítico Diego Ormaechea, y el talentoso apertura de Carcassone Felipe Berchesi.
Un grupo que saldrá a dejarlo todo en el campo, a sudar con orgullo la 'celeste' y que practicará un rugby cerrado, tratando de dominar la posesión para encajar pocos puntos y salir de la forma más honrosa posible de este grupo infernal en el que ha caído. Lo bueno es que tiene 9 días para preparar 'su' partido ante Fidji. Lo malo es que arranca contra Gales y Australia y acaba con una Inglaterra que se estará jugando el pase a cuartos.
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