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El análisis: No es champagne todo lo que reluce

Fermín de la Calle

Actualizado 16/02/2021 a las 03:14 GMT+1

Decepcionante inicio de un 6 Naciones marcado por la falta de público en las gradas y los terceros tiempos tras los partidos. Solo Francia invita a ver sus partidos con Dupont, mientras preocupa la deriva de Irlanda, el caos de Escocia, la ultradefensiva Gales gana sufriendo y la arrogancia castiga a una Inglaterra que descuida el ABC sde su rugby, las fases estáticas. La peor edición en años.

Dupont

Fuente de la imagen: Eurosport

El buenismo, sumado a cierto síndrome de Estocolmo provocado por el confinamiento, nos llevan a lugares comunes en el inicio de este decepcionante 6 Naciones 2021. Un torneo de nivel desalentador que destaca, si acaso, por la emoción de unos resultados parejos. Igualdad que se produce por el despropósito de unos y otros.
Un síntoma revelador es que el torneo es coliderado por una Gales con un average de +6 al que dos expulsiones tan rigurosas como correctas, al poner en peligro la integridad de un rival incurriendo en un caso tipificado en el reglamento, han aupado a lo alto de la tabla. Junto a ellos una FRANCIA en crecimiento, cierto, pero sustancialmente mejorable en la que muchos quieren ver un champagne que no se adivina, más allá de algunas estampidas de Dupont. Y no es una opinión, lo revela una mirada detallada de una estadística que nunca miente. Francia ganó en Dublín a una Irlanda decrépita, sin Sexton ni Murray, entregando la pelota a los verdes (21 minutos y 57 segundos de posesión irish por solo 16.51 de iniciativa gala) y marchándose a jugar a campo irlandés (59% del partido). Algo que ya había hecho ante Italia, porque hasta la azzurri tuvo más posesión que los de Galthie (21.17 por 15.48). Es decir, la propuesta de Francia consiste en dar la pelota al contrario en su campo y esperar a que se le caiga. Una receta más antigua que el propio rugby que poco o nada tiene que ver con el rugby champagne de Blanco, Sella y compañía. La pregunta es: ¿Se puede ganar un Mundial teniendo la pelota en tus manos solo un cuarto de hora? Difícil.
Se habla mucho de la defensa de Francia, que ha encajado 23 puntos en dos partidos, siendo uno de los rivales Italia. En rigor es cierto que han mejorado su juego defensivo, pero cabría recordar que hablamos de una selección con una laxa tradición en defensa, especialmente en sus tres cuartos. Adelante siempre se ha caracterizado por ser más marrulleros que duros y con tendencia a acumular golpes. Eso parece corregido porque han concedido 9 castigos por partido en este inicio. Se escribe mucho también del trabajo de Shaun Edwards como entrenador de defensa de los del gallo. Pero Francia falló 24 placajes ante una Irlanda que castiga el eje hasta la saturación, siendo más fácil tacklear a un ball carrier que corre recto que a otro a campo abierto. Quedando por debajo del 90%, un 88, de efectividad en el placaje. Lo grave es que ante Italia ya fallaron 19 placajes, con acierto en un 89%. ¿Se puede ganar a una potencia del sur fallando 20 placajes en un partido? Se antoja complicado.
Y la pregunta que más inquieta al personal: ¿Hay champagne? Lo que parece claro es que en Francia hay orden de que los apoyos, en lugar de limpiar funcionarialmente el ruck como en todas las selecciones de este 6 Naciones, se ofrezcan para las descargas del portador que gana la línea de ventaja y se priorice el offload a cualquier precio antes de que monte la línea de defensa el rival. El ensayo de Ollivon en Dublín arranca con una descarga de Dupont, en la que rifa el pase, pero se aprovecha de que es pésimamente defendido por los irlandeses. Ese dinamismo lo confirman las 12 descargas ante Irlanda tras contacto, a las que se suman 9 contra Italia. Tres de los cinco jugadores con más offloads son franceses, con Dupont liderando este apartado con 4. Por tanto, ganada la ventaja, hay que mantener viva la jugada. No llega a champagne, pero se admite que alguno intuya burbujas.
GALES es colíder dominando una sola clasificación, la de placadores con cuatro de los cinco mejores tackleadores del torneo: Tipuric (45), Faletau (39), Alun Wyn (37) y Ken Owens (34). Un equipo ultradefensivo (270 tackles ante Irlanda y 215 ante Escocia) que es el único que aún no ha recorrido mil metros con la pelota. Gales ganó a Irlanda teniendo la posesión diez minutos menos que los verdes y defendiendo en su campo. Más sufrió aún ante Escocia que jugó el 68% del partido en campo galés. Un equipo que ha jugado 95 minutos en superioridad (68 ante Irlanda y 27 frente a Gales), lo que le rentabilizado, eso sí, con el trabajo de su pack, el pateo de Halfpenny y la aparición de Rees-Zammit. Sin embargo, no hay señal de la mano de Pivac por ningún lado. Y mucho menos la impronta de aquellos Scarlets. Miran la tabla y ni ellos se lo creen.
ESCOCIA estaba llamada a luchar por el título hasta que Fargerson cargó con vehemencia en el ruck en el minuto 53 del partido con Gales. Roja, adiós al partido y quizás al título. Townsend ha dado la vuelta al calcetín y esta Escocia gana los partidos por el dominio físico de sus delanteros. Los del cardo prepararon milimétricamente el partido de Twickenham, en el que ganaron la batalla a los ingleses en los puntos de conquista con un Jonny Gray titánico y Hamish Watson confirmando su madurez. Pero Escocia tiene un problema grave en la bisagra. Aunque teniendo un 9 sin jerarquía, su gran problema reside en la figura del 10. Finn Russell fue alejado por Townsend de la selección unos meses y el tiempo le da la razón ahora al entrenador. El regreso del de Racing lejos de mejorar al equipo lo ha sumido en el caos que genera este apertura de corte ciprianesco. Finn es un jugador imprevisible en la peor acepción del término. Descuida la pelota que con tanto mimo conservan sus delanteros, toma decisiones inesperadas que descolocan a su línea, da patadas sin justificación, comete golpes que provocan amarillas infantiles… Protagonista habitual de los highlights, ha sido un lastre para su selección en estas dos jornadas. El chico maravilla va camino de juguete roto.
INGLATERRA, por su parte, sufre los ataques de entrenador de Eddie Jones, que suele hacer todo con un sentido a medio y largo plazo. Pero el XV del cardo es hoy un equipo plano, con problemas graves en la elaboración en el mediocampo donde ni Youngs, mediomelé con más oficio que talento, ni un Ford en declive, ni un Farrell fuera de ritmo y forma como sus Saracens, dan con la tecla. Inglaterra perdió el partido con Escocia en la batalla física confundiendo arrogancia con intensidad. Solo Itoje está a la altura. La ausencia de Underhill, su especialista defensivo, ha vulgarizado la 3ª, arrasada por Van der Merwe en el ensayo escocés. Y el partido ante Italia no es termómetro de nada. Inglaterra es una selección que vive del error rival, de ponerlos en situación de presión hasta asfixiarlos. Pero también es un equipo mediocre con la pelota en las manos. Debe elevar la intensidad si aún quiere optar al título, algo no descartable especialmente porque ahora tiene partidos exigentes en lo emocional ante Gales, Irlanda y Francia. Los que le gusta jugar. El equipo más físico del mundo, medio paso por detrás de Sudáfrica, no se ha tomado en serio el 6 Naciones. La prueba, los 27 golpes concedidos en dos partidos y el desastre en el set-piece, ABC del rugby inglés, cometiendo cinco golpes en melé al ser arrasados y presentando la peor touch junto a Italia. Poco más que comentar.
IRLANDA se consume por su falta de plan a corto, medio y largo plazo. Hubo un tiempo en que era una máquina perfectamente engrasada con unos ball carriers que arrasaban defensas, las patadas tácticas de Sexton desarmando sistemas defensivos y los tres cuartos irlandeses mezclando potencia y evasión de forma indescifrable para los rivales. Hoy es un equipo viejo, previsible y con dos derrotas en su casillero. No hay sustituto para Sexton, en la 3ª no hay caras nuevas, y lo que es absolutamente inconcebible teniendo como seleccionador a Andy Farrell (entrenador de defensa con Joe Schmidt: defiende desastrosamente atrás. A los del trébol les han posado cuatro ensayos y todos por fuera, los dos de los galeses (North y Rees-Zammit) y los dos de los galos (Ollivon y Penaud). Recordemos su back-three: Lowe-Keenan-Earls. Los dos primeros aparecen en el podio de metros ganados, siendo Irlanda el equipo que más metros gana y más carreras hace. Pero ¿para qué? Es el equipo que menos ensayos posa (2) y además los dos han sido obra de sus delanteros. Lo que vuelve a cargar las tintas contra su desastrosa línea. Irlanda necesita un 10, una línea y necesita un plan. Apostaría a decir que incluso necesita otro seleccionador.
ITALIA construye ajena al tanteador y por más que se hable de brotes verdes, le va a costar. Hay descaro con la pelota, pero sin ella son un equipo impropio del torneo y sospecho incluso del Tier 1. No hay segundas cortinas, no hay lectura táctica del juego, no hay consistencia como equipo. En fin. Lo de siempre, año tras año.
Después de este análisis podemos concluir que no hay champagne, más allá de las descargas de Dupont, en una Francia que le da la pelota al contrario y se va a su campo a esperar a que se la caiga. Que Gales es un equipo ultradefensivo al que la fortuna mantiene líder. Que Escocia juega sin 10. Que Inglaterra juega sin set-piece, inconcebible en los herederos de Webb Ellis. Que Irlanda tiene la pelota y no sabe para qué. Que Italia es un país precioso para visitar. Y que estamos ante el peor 6 Naciones en lustros. El rugby también se resiente con la pandemia.
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