Opinion
Snooker

Blog De la Calle: En Leicester los tiburones sonríen

Fermín de la Calle

Actualizado 03/05/2017 a las 23:03 GMT+2

Su adolescencia en Leicester no fue fácil. El dinero no abundaba en casa y el cáncer se llevó a su padre y su entrenador. Pero Mark no dejó de sonreir nunca...

Mark Selby

Fuente de la imagen: Getty Images

En Leicester hay pocas cosas mejores que hacer para ganarse la vida que jugar al snooker. Quizás por eso la ciudad ha dado un puñado de buenos jugadores como Willie Thorne, Eddie Mannig, Stefan Mazrocis, Darren Clarke o Joe Joglia. Y quizás por eso al joven Mark Selby no se le ocurrió mejor forma de salir adelante que dedicarse a ello.
Como el resto de niños del vecindario, el pequeño Mark recibió unas Navidades como regalo un balón y una pequeña mesa de billar. Ahí empezó todo. Ahí y en la televisión, donde seguía con devoción “a mi héroe, Ronnie O’Sullivan. Me fascina su genialidad. No soy tan rápido como él, pero tampoco diría que soy un jugador lento”. Precisamente O’Sullivan le apodó El Torturador, por su capacidad para despedazar a los rivales con una frialdad quirúrgica. En el circuito muchos le conocen como Mark The Shark (El Tiburón) porque cuando Selby huele sangre se lanza sobre el rival hasta devorarlo sin compasión. Otros le llaman The Jester of Leicester, El Bufón de Leicester, por un sentido del humor que nunca pierde.
En casa de los Selby no había mucho dinero, hasta el punto que el padre cayó enfermo y no se pudo hacer cargo de la casa, por lo que los hermanos se buscaron la vida. Mark, que se dejaba ver por un centro de snooker una vez a la semana porque no tenía dinero para más, se fue a vivir con un amigo que le convenció para que ingresará en la academia del hermano de Willie Thorne. Malcolm adivinó en Mark a un jugador con nervios hierro y buena técnica y le insistió para que cada día después de clase fuese a practicar. Con 16 años, dos meses después de que su padre falleciese por culpa del cáncer, debutó como profesional.
Antes de morir su padre le dijo: “Quiero que llegues a campeón del mundo”. Algo que Mark le prometió que haría. Y por eso le dedicó su primer título recordándole entre lágrimas el día que hizo realidad su deseo. Las 300.000 libras que recibió por el título las invirtió en la compra de una casa, su gran anhelo desde que tuvo que desalojar su casa. Tampoco pudo estar a su lado Malcolm Thorne, al que también se llevó el cáncer antes de ver a su pupilo coronarse campeón del mundo. “Debo mucho a Malcolm. Él apostó por mi cuando nadie lo hacía y supo ver en mi al jugador que soy hoy en día. Me acogió, me ayudó financieramente en mis inicios y me llevó a todos los torneos. Más que mi manager fue un segundo padre para mí”, confiesa Mark.
Pese a su difícil adolescencia, Selby tiene claro que “juego a esto porque me gusta, no por dinero. El dinero te da estabilidad y tranquilidad, pero cuando acaba el día te das cuenta que el dinero es algo accidental. He vivido sin él durante años y ahora que tengo acceso puedo decir que lo que he conseguido es fruto de mi pasión por el snooker, no de mi amor por el dinero”.
Sin ser un niño prodigio, Selby evidenciaba su talento desde joven. Un potencial que explotó en su veintena. Al inicio de nuevo siglo alternó el circuito británico con el segundo escalón mundial para ir fogueándose. Aunque tardó en conquistar su primer gran título, su regularidad le hizo granjearse el respeto de sus rivales. Pero fue en 2007 cuando dio el salto de calidad. Ese mismo año fue designado como el jugador que más había evolucionado en el circuito. Y en enero de 2008 llegó su primer ‘mayor’, el Masters en Wembley, al que siguió en febrero la conquista del Open de Gales. A partir de ahí Selby se convirtió en un ganador habitual en el circuito.
Selby conquistó el número 1 del ránking, tras arrebatárselo a Judd Trump en 2013 y desde entonces nadie ha podido bajarle de lo más alto. Mark presenta un balance ganador con todos los jugadores de primer nivel del circuito como Neil Robertson (16-7), John Higgins (14-9), Ding Junhui (14-11) Judd Trump (12-11). El único que puede presumir de haberle ganado más veces de las que ha mordido el polvo ante él es su maestro, el inimitable Ronnie O’Sullivan (9-16).
Selby es un fervoroso hincha del Leicester. Y su historia se escribe de forma paralela a la del equipo de sus amores. Ganó su primer Mundial en 2014 mientras el Leicester celebraba el ascenso a la Premier y conquistó el Mundial en 2016, once minutos antes de que el Leicester se proclamase milagrosamente campeón de Liga. Aquel día Leicester fue el centro del mundo.
Después de ganar su primer título Mundial se marchó a celebrarlo al Mecure Hotel de Leicester, donde se convirtió en el rey del karaoke junto a un invitado muy especial, el batería de Iron Maiden Nicko McBrain, buen amigo y aficionado al snooker. Selby pasa por ser, además de un campeón implacable, un tipo afable que sabe sacar siempre una sonrisa a todo, lo que le convierte en uno de los tipos más populares en Gran Bretaña. Y uno de los rostros más conocidos en las pantallas de Eurosport, donde ustedes pueden seguir los torneos más importantes del mundo del snooker.
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