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El día más duro del confinamiento para el snooker: Hoy debía arrancar el Campeonato del mundo

Eurosport
PorEurosport

Actualizado 18/04/2020 a las 19:12 GMT+2

El especialista de Eurosport en snooker, Sergio Manuel Gutiérrez analiza en este artículo, "el hoy que vendrá mañana", cómo vive el confinamiento este deporte.

Die Snooker-WM in Sheffield muss wegen der Corona-Pandemie verschoben werden

Fuente de la imagen: Getty Images

Hay tres palabras que bien podrían resumir las inquietudes que nos atenazan: debía ocurrir hoy. Hoy era un gran día para haber ido a trabajar, disfrutando como hacemos unos pocos privilegiados o procurando acabar lo antes posible, a estas alturas ya casi da igual. Hoy se me antojaba un día perfecto para enviar un par de mensajes de texto y quedar en aquel bar con esos amigos, para tomar unas cervezas y después descansar o para llegar a casa, preparar la cena sin muchas ganas, poner una película y quedarte amodorrado en el sofá. Hoy era un magnífico día para hacer aquello que hacías todos los días.
Hoy (o ayer, o mañana) debía comenzar el campeonato del mundo de snooker. Este 18 de abril Judd Trump habría ingresado en el teatro Crucible con esa actitud mixta de superdotado confiado en su capacidad y niño de temperamento frágil a un tris de echarse a temblar. Antes habríamos hecho cábalas y pronósticos, habríamos disfrutado con el Abierto de China y con el Tour Championship, sin Ronnie pero con los ocho mejores jugadores del curso. Y habríamos sufrido en silencio, por Eurosport Player, las cuatro rondas del nuevo sistema de clasificación para el Campeonato del Mundo, y echado cuentas en el Día del Juicio Final: porque hoy ya sabríamos qué jugadores permanecerían en el circuito y a cuáles se les habría de hacer más de un nudo en la garganta sólo con pensar en la Escuela de Clasificación, y por tanto en la posibilidad real de perder la tarjeta.
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Son dramas menores, desde luego, visto cómo está el percal. El Circuito Mundial de Snooker, como la economía misma, se encuentra paralizado a la espera de que las autoridades sanitarias nos indiquen qué podemos y qué no podemos hacer, de qué modo debemos vivir.
Hace apenas un mes, en los albores del Estado de Alarma y de esta nueva era del miedo a abrazar, narrábamos un Abierto de Gibraltar sin público, sin más sonido ambiente que el frío de las bolas al impactar, con choques de codos y puntos de ránking pero sin el calor de los aficionados, sin exclamaciones de admiración ni lamento, sin toses entre el público ni bromas cruzadas ni nada de nada. Casi diría que con impaciencia general por acabar. Desde entonces, todo ha sido pospuesto en el snooker y en el mundo, como si éste fuese el plan maléfico de un villano universal con un cruel y refinado gusto por la procrastinación.
Apenas conocemos las nuevas fechas del Tour Championship en el mes de julio, e intuimos las del Campeonato del Mundo: World Snooker Tour ha reservado el Crucible entre finales de julio y comienzos de agosto, coincidiendo con las semanas reservadas en su día para la celebración de los Juegos Olímpicos. Pero ignoramos incluso si será un Campeonato del mundo normal, con su icónico 'Front Row' Brian Wright sentado junto a la silla de algún jugador, con sus casi mil aficionados abarrotando todas las sesiones en ese ecosistema inigualable y sus nervios y sus emociones, y sus millones de telespectadores al otro lado de la pantalla. Porque no sabemos si lo que vendrá será lo mismo. Desconocemos si el hoy que llegará mañana será como lo imaginábamos, o si nos habremos de resignar a otra cosa, a aforos limitados o sedes cerradas, a nuevos brotes o sospechas de contagio o vete a saber qué calamidad.
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Pero sean cuales sean las dificultades, el snooker volverá. De hecho es mucho más factible volver a ver antes buen snooker que otros deportes. Volverán las bolas largas imposibles y los golpes asombrosos, las combinaciones perfectas hasta limpiar la mesa. Regresará Ronnie O'Sullivan con toda su inspiración y toda su insolencia, y también Judd Trump quién sabe si con esa insólita tensión competitiva de los últimos 18 meses. Volverán los ataques furibundos de Neil Robertson y las partidas eternas de Mark Selby, el estilo redondo de John Higgins y las gamberradas de Mark Williams, y por supuesto los carruseles emocionales de Ding Junhui y todas las eternas promesas de dominio dinástico de las futuras estrellas chinas. Y tendremos sorpresas y decepciones, y recordaremos que el snooker nos gusta porque es una preciosa alegoría de la vida. Porque, de un modo u otro, estaremos en el Crucible. Y Martín, Arturo y un servidor lo contaremos. Vaya si lo contaremos. No os quepa la menor duda.
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