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¡Prohibido rendirse!: Bethany reinventa los límites del mar

Fermín de la Calle

Actualizado 13/04/2021 a las 11:25 GMT+2

A los 13 años un tiburón le arrancó un brazo y estuvo a punto de morir. Sin embargo, ha seguido surfeando hasta convertirse en profesional del circuito.

Benathy Hamilton

Fuente de la imagen: Eurosport

Era Halloween y, sobre todo, era viernes: el día preferido de Bethany. Se acercaba el fin de semana y eso significaba que podría estar metida en el agua todo el día. Hija de una pareja de surfistas estadounidenses que dejaron el continente para mudarse a Hawai, su vida giraba entorno al mar y las olas. Surfeaba desde que tenía 3 años y con 5 ya competía. No había nada en el mundo que la gustase más, por eso siempre que le preguntaban qué quería ser de mayor siempre respondía lo mismo: "Surfista profesional". Con 10 ya había su sueño y competía en el circuito además de haber sido fichada por la marc Rip Curl. Bethany era niña prodigio del surf.
La mañana del 31 de octubre de 2003 Bethany, que por entonces tenía 13 años, se acercó a surfear a la playa de Kauai. A sus padres no les hacía gracia que fuera sola y aquella mañana también se apuntaron su amiga Alana, su hermano Byron y el padre de estos, Holt Blanchard. Madrugaron mucho porque a primera hora, cuando el viento aún no se ha levantado, las olas son limpias y es la mejor hora del día para surfear. Alana y Bethany se alejaron de la orilla buscando cazar alguna ola larga, a la que esperaban mirando al horizonte. Alana estaba sentada sobre su tabla mientras Bethany se encontraba tumbada boca abajo remando cuando de repente sintió un golpe brutal que tiró de ella hacia abajo. Algo la había atacado por debajo del agua desgarrándole el brazo de un tirón.
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Bethany posa con la tabla con la que fue atacada.

Fuente de la imagen: Eurosport

El agua se tiñó de rojo y Bethany empezó a gritar de dolor. Al regresar a la superficie descubrió aterrada que un tiburón le había mordido arrancándole su brazo izquierdo por debajo del hombro. Comenzó a perder mucha sangre, pero Hold reaccionó rápido y pudo sacarla hasta la playa a duras penas. La trasladaron inmediatamente al hospital donde la esperaban con todo listo después de que el padre de Alana hubiese llamado avisando del terrible episodio.
Los Hamilton, una familia profundamente religiosa, se aferrarron a esa fe para superar el terrible trance. "Sé que es un milagro que esté viva después de aquel ataque y los médicos aún no entienden cómo no me desangré debido a las heridas. Mi meta siempre fue ser surfista profesional y aquello hizo que me plantease si podía seguir luchando por ello o apostar por vivir en las montañas y dedicarme a la fotografía. Pero dentro de mí sabía que tenía que volver a montarme en una tabla. Dios quería que fuese así y yo sabía que podía volver a hacerlo", cuenta Bethany con una enorme sonrisa en su rostro.
Tres semanas después de perder el brazo, la pequeña de los Hamilton volvió a subirse a una tabla de surf. La primera vez que trató de levantarse perdió el equilibro y se cayó. Pero volvió a meterse en busca de otra ola. Tampoco fue capaz de mantenerse de pie a la segunda. Pero a la tercera, ante el asombro de todos lo que estaban en la playa animándola, Bethany se puso de pie y surfeó la ola. "Me sentí viva, sentí que podía vivir con aquello y seguir haciendo lo que me gustaba. Muchas veces los demás te ponen límites, pero uno debe superarlos y llegar hasta donde decida que puede hacerlo", afirma satisfecha.
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Bethany surfeando.

Fuente de la imagen: Eurosport

A los 19 años ingresó en el circuito profesional de surf, WQS, y se convirtió en un referente del surf mundial: "He dudado muchas veces, pero entonces quienes me rodean, los amigos, las compañeras e incluso las rivales, me han animado siempre a seguir. Me han dicho que soy un ejemplo para todos y lo agradezco. Pero a mi lo que realmente me importa es saltar sobre la ola, sentir que la domino, que juego con ella. Surfear es una sensación indescriptible y no quería perdermela por nada del mundo".
"Cuando me atacó el tiburón me hice famosa de repente. No me gustaba ser el centro de antención por aquello que no había elegido yo. Así que traté de llevarlo con la mayor normalidad posible y aproveché para decirle a la gente que tenemos que aprovechar las oportunidades que nos surgen y que nos da Dios", advierte. En 2004, con 14 recién cumplidos y poco meses después del ataque, Bethany escribió su autobiografía que tituló 'Soul Surfer: A True Story of Faith, Family, and Fighting to Get Back on the Board (Alma de surfista: Una historia real de fe, familia y lucha para regresar a la tabla). Y en 2007 se rodó el cortometraje, Heart of a Soul Surfer, en el que el director Becky Baumgartner cuenta la verdadera historia de Hamilton. En 2011 la historia saltó a la gran pantalla protagonizada por Anna Sophia Robb en el papel de Bethany y Helen Hunt en el de su madre. Recaudó más de 10 millones de dólares en su primer fin de semana y uno de los atractivos de la película es que la propia Bethany grabó las escenas de surf.
En abril de 2013, con 23 años, Bethany se casaba con Adam Dirks, con quien hoy en día tiene dos hijos. Bethany se ha convertido en surfista profesional y a sus 30 años aún saca tiempo para competir cuando sus pequeños se lo permiten. Y a su lado siempre su inseparable amiga Alana, que fue testigo directo del ataque del tiburón aquella mañana y que ha llegado a convertirse también en profesional del surf acompañando en el camino a Bethany.
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