Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo
Opinion
Tenis

Blog Murciego: Sinner-Alcaraz, la rivalidad del futuro

Fernando Murciego

Actualizado 03/11/2021 a las 23:37 GMT+1

El español y el italiano se vieron las caras en segunda ronda del Masters 1000 de París-Bercy en un duelo donde el resultado era importante, pero no lo más importante. De su tenis y su manera de entender la competición se extraen los ingredientes de lo que puede ser la rivalidad del futuro.

Carlos Alcaraz y Jannik Sinner en el Masters 1.000 de París

Fuente de la imagen: Instagram

El mundo del tenis estaba bastante activo desde primera hora del miércoles debido a un partido que despertaba más interés que ningún otro en la programación del Masters 1000 de París-Bercy. Se enfrentaban en segunda ronda Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, posiblemente dos tenistas condenados al éxito y a dominar el circuito masculino en la próxima década. Generación de 2001 y generación de 2003, dos casi recién llegados que empiezan a acercarse a la mesa de los grandes con una velocidad de crucero. Eso sí, para aquellos que siguen un poco más allá e indagan en múltiples niveles, sabían que esta no era la primera vez que se veían las caras.
Dos de abril del año 2019, Challenger de Alicante, un niño de 15 años sin ranking ATP debuta por primera vez en el circuito con una edad que no se corresponde con el escenario. Pero Alcaraz nunca siguió ningún orden lógico en su crecimiento, así que allí estaba gracias a una invitación que le ofreció la Academia Equelite, sabiendo que tenía nivel suficiente como para aprovecharla. El azar del sorteo le juntó en primera ronda con un italiano de 17 años que llegaba con una racha de 16 triunfos seguidos y con tres títulos al hilo (Bergamo, Trento y Santa Margherita di Pula). Aquel chaval empezaba a hacer ruido, estaba ya cerca del top300 y en Villena muchas personas quisieron acercarse a ver aquel encuentro de culto. Entre ellas, el que escribe este artículo.
Aquel partido, que ni mucho menos fue tan brillante como el de París-Bercy, terminó con victoria de Alcaraz (6-2, 3-6, 6-3). Todos los allí presentes tuvimos claro que esas dos criaturas estaban marcadas por un sello especial, que tenían algo distinto a los demás. Reunían carisma, talento y genética campeona. Lo que no esperábamos era, que tan solo dos años y medio después, el español sería 35º mundial y el italiano estaría debutando en el top10 con los 20 recién cumplidos. Y bueno, luego está el resultado, que también se fue del lado del pupilo de Juan Carlos Ferrero (7-6, 7-5). ¿Dos de dos? Mejor dicho, dos de muchos otros que vendrán, gane quien gane. Seguro que los próximos se darán con un ranking mejorado e, indudablemente, en una ronda mucho más determinante.
¿Y qué tienen Sinner y Alcaraz que no tengan los demás? ¿Es momento de compararlos con los Tsitsipas, Medvedev y Zverev? Por supuesto que todavía no están a su nivel, no están ni cerca, pero el camino y la progresión que muestran puede que sea mucho más eléctrica que tuvieron el ruso, el griego y bastante similar a la del alemán. El nombre de Jannik saltó por primera vez a la palestra en 2019, cuando ascendió 700 posiciones en tan solo un calendario. La fuerza con la que golpeaba la bola y la figura de Ricardo Piatti en su box explicaban tal explosión, aunque seguía siendo difícil de entender. Luego vendría 2020 y con él, la irrupción de Carlitos, su dominio en los Challenger, su debut ATP y su mentalidad de veterano. Una madurez emocional y táctica que asustaba, incluso por encima de sus golpes. Aquí llegamos, por tanto, a la primera conexión entre estos dos jugadores: a ambos se les cae el talento al caminar.
Pero además de las lecciones que muestran dentro de la pista, lo más emocionante es ver la clase que aportan también desde fuera. La forma de comportarse, de respetar al rival, de manejar los momentos adversos, hasta de expresarse delante de un micrófono. Todos estos factores, que no siempre cuentan para ganar partidos, pero brillan por la extrema pulcritud y caballerosidad que reflejan. No rompen raquetas, no insultan a la grada, aceptan bien cada derrota y siempre vuelven más fuertes, aprendiendo de los errores. Porque sabemos que la derecha, el saque o la volea se trabajan a diario, pero la mentalidad a estas alturas no ha dado tiempo a pulirla, es algo que se tiene o no se tiene. Y claro, cuando uno tiene todas las piezas del puzzle en su mano, es cuestión de –poco– tiempo que los resultados lleguen.
Basta con mirar cómo se trataron en la red de la Pista1 de París-Bercy al terminar su partido. La mirada de Alcaraz, el comentario al oído de Jannik, las risas de complicidad recorriendo la cinta. Inevitablemente nos transporta a la rivalidad mejor llevada de la historia del tenis y, probablemente, de la historia del deporte: Federer-Nadal. Sin entrar en comparaciones de nivel entre unos y de otros –sinceramente, no hay color–, lo que está claro es que el legado de Rafa y Roger en el vestuario no está solamente en sus récords y sus títulos de Grand Slam. Porque se puede competir a muerte dejándote la piel hasta la última bola y, al mismo tiempo, dar ejemplo de cómo ir un paso más allá. No basta con ser el mejor, hay que ser referentes. Rivalidades así serán las que salven el tenis masculino en los próximos años y, de paso, los que nos ayuden a superar el recuerdo de los mejores años de nuestras vidas.
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Temas relacionados
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio