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Blog Murciego: Lamentable Zverev, ¿y el árbitro?

Fernando Murciego

Publicado 24/02/2022 a las 16:02 GMT+1

El tenista alemán fue protagonista por una agresión al finalizar su partido que ha provocado las críticas de todo el mundo del deporte. Su acción, como cualquier otro acto violento, siempre es injustificable. Pero falta una pregunta por hacernos: la bola que cantó el juez, ¿fue mala o tocó línea?

Alexander Zverev of Germany reacts during men s singles first round match against Jenson Brooksby of the United States at the 2022 ATP

Fuente de la imagen: Imago

Hace falta muy poquito en la época actual para generar una explosión en redes sociales, así que liarse a raquetazos con el juez de silla es ponérselo muy fácil a los jueces de Twitter. Seguro que las últimas horas de Alexander Zverev han sido de las peores que haya vivido en su carrera, primero por la vergüenza que habrá sentido al verse en pantalla y, en segundo lugar, por el chaparrón de comentarios que habrá soportado por parte de una sociedad que no duda en dejar caer la guillotina. El de Hamburgo se equivocó, cruzó la línea, pero hay una arista en el debate que todavía no se ha tocado. Todo ese cabreo viene por algo, por una bola dudosa que el juez de silla canta buena y que todo el mundo vio fuera –en el vídeo, el publico empieza a gritar ‘Out, Out’–. Perdonad si interrumpo la piñata contra el alemán, pero hay que verse en esa para empatizar siempre con el acusado.
Antes de que empiecen a llover palos, quiero anteponer que nunca, jamás, en ninguno de los casos se puede justificar un acto violento. Voy a repetirlo. Ya puede ocurrir la injusticia más grande dentro de una pista que la reacción adecuada nunca será amedrentar al juez reventando la silla. Dicho esto, quiero centrarme en la figura del umpire en todo su contexto. Hablando de este tema con gente que sabe lo que es estar en pista, incluso lo que se siente al estar en la silla, todos ellos coincidían en una cosa: restarle hierro al asunto.
¿Empatía? Diría que incluso más, porque una cosa es ponerse en el lugar del otro y otra es directamente haber estado. ¿Acaso la reacción de Zverev no es desproporcionada igualmente? Por supuesto, y no tiene disculpa. Lo que sí la tiene es cualquier error o decisión que venga desde la silla. Me explico. Imagina que llevas tres horas en pista, corriendo detrás de cada bola, peleando por conseguir una victoria importante, que además conllevará también su beneficio económico. Hasta que de repente, en un lance del encuentro, el juez de silla se equivoca en una marca y pierdes el encuentro. Has perdido el partido, has perdido dinero y has perdido tu tiempo por culpa de que una persona, que nada tiene que ver contigo, no ha sabido hacer bien su trabajo. El jugador, cuando deja una pelota en la red, pierde un punto. Si deja muchas, acabará perdiendo el encuentro. No hacer bien tu trabajo siempre acarrea una pérdida, un peaje a pagar, una frustración posterior. ¿Qué pasa con los jueces?
picture

Zverev

Fuente de la imagen: Eurosport

¿Qué ocurre cuando ellos se equivocan? Ya os lo digo yo: absolutamente nada.
A Raúl Zurutuza, director del ATP 500 de Acapulco, le hicieron esta misma pregunta hace unas horas. Su respuesta navega en esta misma frecuencia. “No recuerdo en mis 50 años de ver tenis que un juez tenga una repercusión por equivocarse en una pelota. Es como en el fútbol: si el línea anula un gol marcando fuera de juego y luego resulta que no era, ese linea no tiene ningún castigo”. Al final, por mucho que te sacrifiques, por muchas horas que inviertas preparando tu partido, estás en sus manos. Dependes de que un juez, enfocado únicamente en observar el bote de las bolas, no se haya levantado ese día con la vista nublada. Si falla, ¿qué culpa tienes tú? Ninguna. ¿Cuál será el castigo que él reciba? Ninguno, al día siguiente volverá a estar arbitrando. Ayer, incluso Marcelo Melo, un tipo 38 años con más de 900 partidos disputados, se tiraba de los pelos tras la acción que acabó generando todo el barullo. Alexander, que todavía tiene mucho que aprender, no fue tan bueno controlando sus impulsos.
Alexander Zverev se diculpa a través de Instagram tras su episodio en Acapulco (Fuente: AlexZverev123)
"Es difícil explicar con palabras lo mucho que me arrepiento por mi comportamiento durante y después del partido de dobles de ayer. Me he disculpado en privado con el juez de silla porque mi estallido contra él fue erróneo e inaceptable, estoy decepcionado conmigo mismo. Esto no debería haber ocurrido y no hay excusa. Voy a tomarme los siguientes días para reflexionar, tanto sobre mis actos como para asegurarme de que nunca más vuelva a ocurrir algo así. Lamento haberos decepcionado”, escribió el Nº3 del mundo en sus redes sociales horas después, agachando la cabeza y aceptando su error.
El alemán lo hizo mal, nadie lo pone en duda, así que recibirá su castigo. Fuera del torneo, multa económica y ya veremos si algo más. ¿Qué pasará cuando un juez se equivoque? Impunidad total, todavía más que la tienen los jugadores, quienes muchas veces sobrepasan el límite de la mala educación sabiendo lo complicado que es provocar una expulsión. Seguramente haya que endurecer el código de conducta para no tener más episodios así, aunque será mucho más fácil si antes vamos a la causa y no a la consecuencia. Obligar a los torneos a poner Ojo de Halcón en cada pista, algo tan caro como necesario. Nunca fui un fanático de la tecnología, ya que hasta las máquinas se equivocan, pero quizá haya que cargarse ese factor humano con tal de ahorrarnos episodios tan lamentables como éste. Por cierto, ¿al final la bola se marchó o tocó línea?
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