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OPINIÓN | El blog de Fernando Murciego: Djokovic, de villano a protagonista

Fernando Murciego

Actualizado 20/11/2023 a las 11:18 GMT+1

La temporada 2023 en la ATP cerró el telón con la misma escena con la que arrancó: Novak Djokovic, campeón. El serbio levantó el trofeo en cuatro de las cinco grandes plazas, perdiendo la final en la única que patinó. Su último truco de resurrección en Turín hizo homenaje a las películas de media tarde de toda la vida.

Novak Djokovic geht in seine 400. Woche als Nummer eins der Weltrangliste

Fuente de la imagen: Getty Images

Domingo, 16:30 de la tarde. La sobremesa en familia ha dejado varias víctimas en el sofá, pero tu madre sigue despierta con los cinco sentidos en la película de Antena 3. Todos sabemos de qué película estamos hablando, ¿verdad? Un título sugerente (‘El enemigo en casa’, ‘Alta traición’, ‘Desaparecida’) y un reparto escueto son los ingredientes principales para esta elaboración. A mitad del metraje se da la clásica pelea entre el protagonista y el antagonista, donde el segundo queda a merced del primero tras un aparatoso accidente. En ese momento aparecen dos opciones: darle el toque de gracia o abandonar el lugar del crimen. ‘¡¡Pero mátalo!!’, se grita en el salón, donde parece no haber dudas. ¿Qué hace el protagonista? Exacto, le deja vivir. Son órdenes del director para que, dos escenas más tarde, se arrepienta de haber sido tan bondadoso. Y es que al malo hay que rematarlo si no quieres tener problemas, nunca se le puede dar una segunda oportunidad, porque ahí ya será demasiado tarde. Si no, que se lo digan a Jannik Sinner.
Novak Djokovic interpretó el papel de ‘malo’ en estas ATP Finals 2023, llegando a estar a dos juegos de caer fulminado en un partido que ni siquiera jugaba él. Fueron Jannik Sinner y Holger Rune quienes decidieron su futuro el torneo el pasado jueves. El italiano, ya clasificado para semifinales, tenía que perder ese partido para mandar al serbio camino del aeropuerto, pero en el 4-4 del tercer set entendió que no podía fallar a sus principios, que prefería volver a enfrentarse al villano que verle marchar por la puerta de atrás. ¿Se equivocó? Con el diario del lunes en la mano, es evidente que su decisión no le ha sido favorable. Porque a Djokovic, que tiene más vidas que un gato, no le puedes tender un puente de regreso al ring. Básicamente, porque vuelve y te gana. Ahí está la diferencia con los demás, que es tan listo que incluso sabe elegir cuándo perder un partido, justo en el único torneo donde una derrota no significa quedar eliminado. Esa maniobra sirvió para entenderlo todo, para confirmar el tipo de persona que es Sinner, pero también para saber quién saldría con el título bajo el brazo este domingo.
Goran Ivanisevic, técnico del Nº1 del mundo, lo explicó ayer mejor que nadie, confirmando que incluso dentro del equipo tuvieron ese mismo pálpito. “Sabía que, tan pronto como llegara a semifinales, ganaría el torneo, ahí la mentalidad le cambió por completo. Un nuevo Novak Djokovic entró a la pista a partir del sábado, lo pude ver en sus ojos, en su enfoque cuando llegó al vestuario, cuando entró en la pista de entrenamiento. Desde el calentamiento ya se mostró diferente, fue todo positivo, contra Alcaraz le veías bombeando desde la primera bola, sacando el puño. Es muy difícil vencer a Novak dos veces en una semana, en el mismo torneo, esa es la realidad. Cuando el verdadero Novak Djokovic llega a la pista se convierte en un jugador imparable, nadie puede jugar contra él”, declaró el croata, el hombre que más está disfrutando en estas dos últimas temporadas gracias a un jugador inagotable, incansable e insaciable.
¿Qué pensará Sinner? Me lo imagino en el vestuario recordando la noche del jueves, ese 4-4 del tercer set, lo fácil que hubiera sido dejarse ir y quitarse al rival más fuerte del camino. Una hipotética final con Alcaraz, donde hubiera partido como favorito. Un primer título de maestro, conquistado ante su público. Demasiado bonito todo, pero hubiera sido insuficiente para tapar el remordimiento de quien no ha sido leal con su deporte. Hubo gente que incluso le criticó por no ser más pillo, esas personas que piensan que el fin siempre justifica los medios. Afortunadamente, Jannik no pertenece a ese grupo. El de San Cándido demostró mucha valentía, personalidad y sobre todo profesionalidad. Paolo Bertolucci, leyenda del tenis italiano, fue el primero en echarle un capote aquel día: “Si quieres llegar a la cima tienes que pensar en grande y superar obstáculos, evitarlos para ser inteligente no te llevará muy lejos”. Ahora nadie dudará de los valores que posee este jugador de 22 años, tiempo habrá de vengarse capturando el trofeo en Turín.
LA BRECHA SE AMPLÍA
El que parece que no pasa el tiempo por él es Novak Djokovic, el rey de los récords del circuito masculino. Hoy el serbio se levanta siendo el jugador con más títulos de Grand Slam (24), con más títulos de Masters 1000 (40), con más títulos de ATP Finals (7), con más semanas como número uno del mundo (400) y con más temporadas acabando en lo más alto de la clasificación (8). El de Belgrado está a dos conquistas de alcanzar los 100 títulos individuales, hito que salvo catástrofe ocurrirá en la temporada 2024. Con todas estas cifras sobre la mesa, lo que parece que no cruzará el umbral del nuevo año es el debate del GOAT, una disputa a tres bandas que está cada día más sentenciada.
Por encima de los gustos, de la técnica, incluso del poso que un jugador pueda dejarte en la retina, es innegable que la trayectoria de Novak Djokovic cuenta con muchas más cartas para ganar esta partida. Pero por encima de sus títulos, incluso de su vigencia, está su motivación. De verdad, no logro entender a qué se agarra este hombre para seguir entregando su vida a un deporte que ya le dio mucho más que al resto. Para seguir compitiendo ante rivales quince años más jóvenes en un circuito donde ya nada tiene que demostrar. Su carácter ganador no caduca bajo ninguna circunstancia, su actitud ante un desafío siempre es sobresaliente, y su predisposición diaria a seguir mejorando es incuestionable. Con casi 37 años, la pregunta sigue siendo la misma que hace doce meses: ¿cómo se le para a este tío? Jannik Sinner tuvo al villano contra las cuerdas, lo que no sabía era que con su benevolencia lo iba a convertir en protagonista.
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