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Blog Murciego: Aliassime, el pierdefinales

Fernando Murciego

Actualizado 23/02/2020 a las 09:22 GMT+1

Tras su paso por Róterdam, Félix Auger-Aliassime refleja un balance de 0-4 en finales disputadas. Sólo tiene 19 años, está quemando etapas más rápido que ningún otro, pero ese primer título tan deseado no llega. Algunos ya empiezan a preocuparse; otros piden tiempo a lo evidente.

Felix Auger-Aliassime (ATP Rotterdam)

Fuente de la imagen: Getty Images

Después de 86 minutos de batalla, Félix Auger-Aliassime se vio de nuevo agarrando el micrófono en el turno que no quería. “Esto no es fácil para mí, son cuatro finales jugadas y cuatro perdidas”, apuntaba el de Montreal, como si el dato no estuviera ya en la cabeza de muchos. Por si acaso, se encargó de recordarlo antes de que nadie lo pusiera sobre la mesa. Simplemente era eso, un dato. Un dato que duele, a él más que a ningún otro, pero que todavía no es sangrante. No en alguien de tan sólo 19 años y que lleva ya un tiempo compartiendo escenario con el top20 del ranking mundial. ¿Hay que preocuparse porque no termine de abrochar ese primer título? Para nada, por delante tiene toda la vida para compensar la balanza. ¿Hay que asustarse por haberle visto perder ya cuatro finales? Hombre, asustarse quizá suene demasiado alarmante, pero qué menos que analizar el porqué de este desastre. Siempre que a las redes sociales no les moleste que haga mi trabajo, por supuesto.
El pasado domingo, cuando recordé a través de un tweet el mal de ojo del canadiense en finales, muchos se enfadaron. “¡Pero si todavía tiene 19 años!” o “Tranquilo, se acabará comiendo a todos los de su generación” fueron algunas de las respuestas que saltaron al instante. Alguno incluso cruzó la barrera del respeto y me desacreditó como periodista, solamente por recordar un dato negativo de un tenista profesional. Una vez más, la selva de Twitter cumplía su función, dándole la razón a cada uno. Sin haber abierto ningún debate, algunos ya veían la guerra entre los que confían en la proyección de Félix y los que realmente se pararon un segundo a estudiar por qué Aliassime ha perdido las cuatro finales que ha jugado. Pensar está prohibido, hay que posicionarse, pero lo cierto es que de esas cuatro finales podría haber ganado una, dos, tres, o cuatro. Pero no, las perdió todas, y eso debe guardar un motivo detrás.
Río 2019, Lyon 2019, Stuttgart 2019 y Róterdam 2020. Estos fueron los capítulos, aunque vayamos a lo realmente importante, los rivales: Laslo Djere, Benoît Paire, Matteo Berrettini y Gaël Monfils. Con todo el respeto para ellos, creo que ninguno de los citados son jugadores que inspiren una confianza máxima por su solidez y regularidad, mucho menos en una ronda tan importante como la final. Es cierto que Aliassime es un recién llegado y que a sus 19 años todavía no estamos en disposición de exigirle nada –¡bastante nos está dando ya!– pero habrá que destacar también el nerviosismo, las imprudencias, incluso la ansiedad que el canadiense mostró en ciertos momentos de esos cuatro partidos, quedando anulado de cara al título por su falta de experiencia. No es que sus oponentes fueran maestros veteranos, pero sí lograron salir a pista con las piezas más compactas. Y lo siento, pero para pasar este examen no importa la edad, el lugar o el momento de cada uno. Félix ha demostrado saber competir en cualquier superficie, ser más maduro que el resto, una mejora constante que le ha llevado a esas cuatro finales en apenas una temporada en la élite. Pero luego, si pierde las finales, es porque algo falla. Se dice y no pasa absolutamente nada.
A todos nos gusta Félix y ya no sólo por su tenis. Nos gusta cómo es, cómo se comporta, cómo habla y cómo muestra respeto por todo lo que lo rodea. Nos enamora esa fragancia a futura leyenda que desprende y quizá por eso moleste que pierda, o que alguien subraye sus errores, aunque sólo sea una etapa por la que esté obligado a pasar. Ni será el primero, ni será el último; se lo muestro con un par de ejemplos. Björn Borg, seguro que lo conocen. El sueco también perdió las cuatro primeras finales profesionales que disputó, al igual que Roscoe Tanner, Miroslav Mecir, Petr Korda o Janko Tipsarevic. Cada uno a su nivel, con su techo, pero todos ellos con carreras prodigiosas que nada desmerecen una vez terminadas. “Este tipo de tuits generan una imagen negativa, lo quieren tachar de pierdefinales”, me apuntaba un usuario tras publicar la estadística. Como si fuera un secreto, como si el propio Félix no fuera el primero en saber que tiene un problema que resolver. El canadiense, derrotado en sets corridos en los cuatro episodios, abría su speech en Róterdam subrayando el dato, confesando públicamente que ya empieza a escocer en su cabeza.
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Felix Auger-Aliassime (Rotterdam)

Fuente de la imagen: Getty Images

Marsella, año 2000, Roger Federer acaba de perder la primera final de su carrera ante Marc Rosset y no puede evitar las lágrimas en la ceremonia de trofeos. Años después reveló por qué rompió a llorar: “Pensé que jamás volvería a tener la oportunidad de levantar un título”. Eso dijo Federer, el mismo que luego impondría un récord levantando las siete primera finales de Grand Slam que disputó. Tampoco debe ser fácil sentir tantos focos encima cuando todavía eres un teenager, aunque son los datos buenos los que tendrían que generarle esa confianza extra. Por ejemplo, si repasamos las finales del Big Four antes de cumplir los 20 años: cuatro para Federer (ganó una), cinco para Murray (ganó dos), siete para Djokovic (ganó cinco) y 18 para Nadal (ganó 16). Una vez más, encontramos de todo un poco, aunque siempre un mismo refrán en común: esto no es cómo empieza, sino cómo acaba. El mismo Monfils, por añadir el caso más próximo, también jugó cuatro finales antes de cumplir los 20, aunque luego sólo pudo ganar cuatro de las 20 primeras que disputó. Vale, no es el mejor espejo.
Periodismo, una herramienta que sirve para contar la realidad, ya sea buena o mala. Se nos cae la baba diciendo que Félix es el finalista más joven de la historia de Róterdam, el más joven en pisar semifinales en Miami o el primero en sumar un punto ATP de los nacidos en el nuevo milenio. Es nuestro deber, pero también lo es contar que ha perdido todas las finales que ha jugado, sin entrar en juicios de si eso significa algo más. Cédric Pioline perdió nueve finales hasta poder ganar la primera, por no hablar de las diez que dejó escapar Julien Benneteau, retirado con la vitrina vacía. Como ven, siempre habrá un registro peor en el que poder apoyarnos, aunque aquí nadie haya puesto en duda que el de Montreal terminará convirtiéndose en un tenista referente y, posiblemente, un número uno mundial. Déjenlo fallar y déjennos contarlo. En unos años, todos nos reiremos del titular de este absurdo artículo.
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