Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo

ATP World Tour Finals: El peligro del 'rock and roll' de Novak Djokovic

Agustín Galán

Actualizado 15/11/2016 a las 21:02 GMT+1

La calma y la serenidad que había mostrado Novak Djokovic durante 2015 y gran parte de este año han dejado paso a una versión más volcánica. La tensión demostrada en la rueda de prensa posterior a su victoria frente a Dominic Thiem vuelven a mostrar al Djokovic fácilmente desquiciable de los años en los que Roger Federer y Rafa Nadal marcaban la pauta.

Novak Djokovic (ATP World Tour Finals, 2016)

Fuente de la imagen: AFP

Novak Djokovic se había acostumbrado a ser el amo y señor del circuito ATP, decidía cuándo desconectarse de los partidos y cuándo pisar el acelerador para ir dejando en la cuneta rivales sin esfuerzo aparente mientras los títulos iban cayendo de forma natural de su lado, cimentando un rocoso liderazgo en lo alto de la clasificación mundial de la ATP.
Desde Roland Garros, último torneo grande en el que salió triunfador, algo ha cambiado en su ánimo y vuelven a ser habituales las escenas de nervios y desquiciamiento que eran habituales cuando Roger Federer y Rafa Nadal lo superaban en el número uno. El hilo conductor respecto a aquella etapa y la actual lo encarna Andy Murray, que en París consiguió dar el zarpazo definitivo a la cima del tenis mundial y es ahora el que ve al resto de rivales por encima.
¡Es la hora del rock and roll!”, escribió Novak Djokovic en su cuenta de Facebook el pasado 9 de noviembre, antes de reconocer, ya en Londres, que la atmósfera previa a los partidos de las ATP World Tour Finals, con sus salidas espectaculares a oscuras entre cañones de humo, hacen que los tenistas se sientan como estrellas de la música. Ese alma oculta de rolling stone es positiva de cara a mantener una imagen atractiva de cara al aficionado, que se muestra más receptivo ante personalidades bien definidas a la hora de acercarse a un espectáculo deportivo que ante seres más robóticos. El problema es que el alma de roquero le está empezando a afectar también sobre la pista, no sólo antes y después de los partidos.
picture

Novak Djokovic

Fuente de la imagen: Eurosport

En el último Roland Garros estuvo al borde de la descalificación después de que en un lamento por haber perdido una bola se le escurriera la raqueta hacia la zona del público. Esta escena casi se repite en Londres, ahora con una bola de por medio, aunque finalmente no sucedió nada y el serbio pudo continuar su partido ante Dominic Thiem, en el que se vio obligado a remontar un set en contra. A pesar de la victoria, el serbio se enfrentó en rueda de prensa a un incómodo intercambio de preguntas sobre sus últimas reacciones sobre la pista, en las que cada vez más, el exnúmero uno del mundo denota una baja tolerancia a las frustraciones del tenis.
Djokovic respondió entre la ironía y el hastío -“¿Soy el único jugador que muestra su frustración en la pista? ¿Es lo que estás diciendo?”, pero es evidente que está bastante lejos del mar de tranquilidad necesario para aspirar a ser el mejor tenista del planeta. Cuando Roger Federer y Rafa Nadal perdieron por primera vez el número uno no se entregaron a un carácter volcánico, sino que mantuvieron la tranquilidad, corrigieron los aspectos de su juego necesarios y volvieron a ser competitivos para recuperar la condición de referentes. Ahora es Murray el que ha conseguido esa especie de nirvana deportivo, al que intentará dar continuidad en Londres durante esta semana. Djokovic, por el contrario, está empezando a mostrar nuevamente su lado oscuro, más en la línea del irregular pero genial Stan Wawrinka o el irreconducible Nick Kyrgios. En el cuadro femenino, Serena Williams también ha empezado a mostrar tirantez en las ruedas de prensa en un año en el que ha cedido su corona a Angelique Kerber, nueva número uno de la WTA.
Djokovic tiene la oportunidad durante las ATP World Tour Finals de reconducir su trayectoria y volver a ser candidato a ese número uno que tanto le costó alcanzar durante el duopolio de Federer y Nadal. La primera prueba en su camino, una vez sorteada la incómoda oposición de Dominic Thiem, será otro jugador que hace del estoicismo y la concentración máxima su modo de vida: Milos Raonic. En el O2 Arena se volverán a cruzar dos estilos antagónicos, y la afición espera expectante si Djokovic será capaz de aparcar el fuego balcánico que lo saca de sus casillas en momentos determinados o vuelve a alcanzar el punto de psicología óptimo para seguir plantándole batalla no sólo a Murray, sino a la camada de jóvenes talentosos -como Thiem o el propio Raonic- que empieza a asomarse entre los maestros.
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio