Medvedev-Thiem: Título a la constancia

Daniil Medvedev. El jugador ruso nunca da su brazo a torcer y ante Dominic Thiem volvió a dar buena muestra de ello. Parecía que claudicaba a mediados de la segunda manga, pero nunca acabó por perderle del todo la cara al partido. Tras el tie-break fue un jugador mucho más incisivo y terminó alzándose con la Copa de Maestros con total merecimiento.

Dominic Thiem. Por segundo año consecutivo en Londres, el austríaco se queda con la miel en los labios. Sólido y seguro a parte iguales en los dos primeros sets, fue cayendo en la tela de araña que tejía su rival desde el otro lado de la pista. Le faltó fuelle en la fase final del partido, pero no dejó de intentarlo.

No era la final esperada por todos, pero por méritos propios, Daniil Medvedev y Dominic Thiem se habían alzado como los dos tenistas más en forma de la semana en el O2 Arena de Londres. Sus rivales en semifinales suponían la mejor carta de presentación, Rafa Nadal y Novak Djokovic respectivamente, que claudicaban en dos partidos durísimos que se decidían en la tercera manga. La final estaba servida quizás con el austríaco un punto por encima en cuanto a favoritismo, pero con una igualdad que hacía presagiar una batalla por sin igual por levantar la Copa de Maestros.

Comenzó frío el primer set, pero poco tardó en coger temperatura. Tras un juego inicial de tanteo y con dos estilos completamente opuestos, Medvedev hacía valer su estilo más directo para contar con las primeras oportunidades de rotura en el partido, pero no consumaba lo que parecía un dominio por sensaciones y el duelo daba un giro de 180 grados a favor del ganador del último US Open, que sí confirmaba con una rotura, el ritmo desde el fondo de la pista con el que poco a poco iba decantando la balanza a su favor (2-3).

El partido se enfrió y Medvedev entró en una fase errática que no hizo otra cosa que servir para que Thiem no tuviera excesivos problemas para adjudicarse la primera manga. Los juegos se acortaban y los saques se imponían sin remedio para los restos. El ruso quería, pero no podía y el austríaco se movía como pez en el agua en una situación que le iba como anillo al dedo para llevarse al zurrón el primer set (4-6).

La segunda manga parecía que se decantaba para un Thiem que presionaba al resto y se movía cómodo al servicio, pero al ruso no hay que darlo por vencido en ningún momento e iba a hacer su aparición estelar en el tie-break, después de salvar varias bolas de break que le podrían haber dejado totalmente fuera de la lucha por el título en dos mangas. Incluso en el arranque del desempate era el austríaco el que conseguía el minibreak, pero nada más lejos de la realidad, iba a ser Medvedev el que encadenara siete puntos consecutivos para darle la vuelta completamente a la situación (7-6(2)).

Medvedev vivía sus mejores momentos sobre la pista y Thiem sufría en exceso el bajón físico provocado por un torneo más que exigente. El ruso volvía a cambiar su patrón de juego y se quedaba en el fondo de la pista para acabar desesperando a su rival, que había acariciado con sus manos el título y veía que por segundo año consecutivo se le escurría entre los dedos. El break era cuestión de tiempo y con él, el camino de la remontada estaba más que servido para que el título se decantara a favor de Daniil. Es el segundo de máximo nivel consecutivo después de que también triunfara en la gran final del Masters 1.000 de París-Bercy (6-4).