LEGENDS' VOICE | Tsonga: "Si pudiera cambiar algo, le diría a mis padres 'quedaos en casa'"

Las primeras imágenes que me vienen a la mente, curiosamente, no son imágenes del torneo en sí sino de la preparación. Había hecho mucha preparación, llegué muy temprano, casi un mes antes del Open de Australia. Recuerdo sesiones físicas con mis entrenadores, sesiones en la pista y también partidos. Jugué la final de dobles del torneo de Sydney junto a Richard Gasquet, donde ganamos a los hermanos Bryan. Entonces yo era muy joven, fue un viaje extraordinario. Estaba viviendo mi sueño y tras eso, aquí estaba, en una final de Grand Slam. Es un poco como el Santo Grial para un jugador de tenis. Así que no tengo una imagen solo en mi cabeza, tengo muchas.

Cuando comienza el Open de Australia, tengo mucha confianza porque físicamente soy muy fuerte. Yo también soy inconsciente. Los planetas están alineados para que yo tenga un gran resultado. Honestamente, estoy decidido. Estoy convencido de que puedo ganarlo todo. Por supuesto, si lo hubiera gritado a los cuatro vientos, se habrían reído de mí. Pero esa era mi convicción más íntima. Lo que hace a un gran campeón es estar convencido de que es posible.

Vencí a Andy Murray en la primera ronda. Cuando salió el sorteo del cuadro, no era favorito para nada. Estaba jugando contra un cabeza de serie superior, un joven que es súper fuerte. Fue una gran pelea, ambos terminamos con calambres. Salir de allí como el ganador obviamente me dio un impulso para el resto de la competición. Después de eso, el cuadro era un poco más fácil hasta el gran Richard (Gasquet), en los octavos de final. Para mí, era el mejor jugador francés en ese momento. Ese partido me reveló.

Luego está el partido del que nadie habla nunca, contra Mikhail Youzhny en los cuartos de final. Pero, para mí, es mi mayor actuación en el tenis. Estaba teniendo un partido loco. Estaba en gran forma, venció a Rafael Nadal 6-1, 6-0 en el torneo de preparación previo en Doha. Estaba jugando increíble, tenía confianza. Recuerdo estos cuartos de final como un partido de tenis de mesa. Era solo mucha brisa yendo y viniendo. Obviamente, escucho mucho sobre lo que vino a continuación contra Nadal, pero ese partido contra Youzhny también me abrió los ojos, pude jugar con la máxima intensidad durante tres horas sin parar.

¿La semifinal contra Nadal? Francamente, ese día, por un momento, todos los planetas estaban alineados. Tenía una inconsciencia en aquel momento que me hacía realizar cosas que no podría hacer en de manera consciente y quizás nunca repetir. Cuando miro el partido, hay puntos, voleas... Me digo: "¿Qué es esto? ¿De dónde salió?". Estoy jugando un tenis perfecto, en perfectas condiciones para mí. Tal vez soy imparable en este momento. Aquí estoy, estoy en la final.

Era la primera vez que estaba allí. En realidad, también fue la primera vez que estuve en unos cuartos de final o en una semifinal de Grand Slam. La carga emocional no era la misma para mí que para Novak Djokovic. Cuando te caes en la pista tras el mayor logro de tu carrera, cuando es el mejor día de tu vida, no es lo mismo que si ya lo has hecho ocho veces, cuando puedes decirte: "Vale, estoy feliz, gané un partido, pero es solo un paso, el partido más importante es mañana". Emocionalmente, se necesita mucha energía. La primera vez es tan fuerte... Novak estaba en el Top 10, había jugado una final de Grand Slam, quizás varias semifinales, había ganado Masters 1000. Tenía todo eso en su bolsa. Todo eso lo sabía, ya estaba acostumbrado a los grandes partidos.

Empiezo bien. Gano el primer set, hago una rotura en el segundo. Me siento bien, estoy en este partido. Pero después, creo que estoy un poco atrapado en mis emociones, porque es la primera, porque esto, porque aquello... Nunca sabremos realmente el porqué. Lo que sí sé es que después de la final de Melbourne le ganaré cuatro o cinco veces seguidas. Así que tuve la capacidad de vencerlo y ganar aquella final. Hay detalles que en un momento me impidieron ganarlo. Pero cuando miras los Grand Slams de Djokovic, tienes que poner las cosas en perspectiva. Además, fue en Australia, el torneo donde iba a estar más fuerte.

¿Si pudiera cambiar algo? Mis padres, que se sacrificaron mucho por mí, vinieron de Francia para la final. Fue un verdadero placer para ellos, aunque tuvieran que volar 24 horas, un viaje de ida y vuelta en dos días... Fue un viaje un poco loco. En retrospectiva, si tuviera que hacerlo de nuevo, cambiaría las cosas porque, emocionalmente, para mí, tal vez fue demasiado. Vengo de una familia modesta. Mis padres siempre me llevaban al tenis. Los fines de semana conducían 200, 300, 400 km para llevarme a los torneos. Sacrificaron tiempo, en comparación con mi hermano y mi hermana también.

Su presencia, en términos de emoción, era difícil de manejar. Me quitó algo de mi vigor, algo de mi energía. Hoy, podría decirles: "Papá, mamá, por favor quedaos en casa, voy a ganar este partido y traeré la copa a casa". Nunca sabremos si realmente tuvo un impacto en la final, pero probablemente haría las cosas de otra manera, sí.

Pero esta final me sirvió y me ayudó. El partido, la experiencia. Después de eso, gané el Masters 1000 en Bercy a final de año. Por cierto, vencí a Djokovic esa semana. El problema es que realmente analicé esta final de la manera adecuada demasiado tarde. Te dicen que es el lado técnico, físico, mental. Pero al analizar cada punto, al escuchar las cosas desde afuera, terminas empantanándote. A veces las cosas son mucho más simples que eso. Toda mi carrera me he estado preguntando por qué. ¿Por qué perdí esa final cuando le gané cinco veces seguidas después de eso? ¿Qué sucedió? Nunca dejas de pensar. Lo intentas, te caes, te levantas, sigues adelante, es parte de la carrera de un jugador. Así que esta final es parte de la mía.