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Blog Murciego: La genial historia de Alejandro García Cenzano, el sparring de los grandes

Fernando Murciego

Actualizado 13/07/2020 a las 13:22 GMT+2

Hoy profundizamos en la figura del sparring dentro del tenis profesional gracias a la historia de Alejandro, un madrileño de 23 años que recorre el circuito internacional para entrenar cada semana con los mejores. “Jugar con Rafa Nadal es la mejor experiencia que me ha dado este deporte”.

Alejandro García, el sparring de los grandes del tenis

Fuente de la imagen: Eurosport

La llegada del coronavirus nos ha brindado la oportunidad de indagar un poco más dentro del mundo del tenis y descubrir historias y perfiles diferentes al de un jugador, un entrenador o una simple estadística. Esta vez apuntamos hacia una diana totalmente desconocida para el lector, la figura del sparring. ¿Se imaginan que su trabajo consistiera en recorrerse el circuito profesional jugando cada día con los mejores? Esta aventura existe y Alejandro García Cenzano (Madrid, 1995) es uno de los mejores. El joven español cuenta en exclusiva para Eurosport cómo ha conseguido hacerse un nombre en el negocio hasta llegar a practicar con Rafael Nadal o Garbiñe Muguruza.
¿Dónde empieza esta aventura de ser sparring?
Empecé en 2015. Había sido recogepelotas en el Mutua Madrid Open algún tiempo pero en mis últimos años ya comencé a ver que algunos chicos se dedicaban a ser sparrings. Me flipaba que pudieran entrenar con los mejores jugadores del circuito. Al año siguiente acabé como recogepelotas y pensé: ¿por qué no intentar hacer de sparring? Tuve suerte porque ese mismo año entré.
¿Recuerdas tu primera experiencia?
Con Bouchard, imposible olvidarlo. Venía de hacer final en Wimbledon el año anterior, por aquel entonces todavía seguía en el top10. Lo disfruté muchísimo.
Desconozco muchísimo tu trabajo, así que empecemos por lo más básico. ¿Cómo te pones en contacto con los jugadores?
Todo depende del Practice Desk. En el edificio de jugadores, donde se reservan las pistas para entrenar, los jugadores o entrenadores que necesiten hitting partner lo piden y ya el encargado te asigna con ellos. Luego nos lo comunican a nosotros: ‘Tienes entrenamiento en la Pista11 con Bouchard, luego te vas a calentar con Azarenka, luego con Garbiñe…’. En mi caso, al haber ido ya a bastantes torneos, la diferencia es que algunos jugadores ya me conocen, entonces directamente piden entrenar conmigo o me escriben por privado.
Alejandro García, el sparring de los grandes del tenis
¿Y cómo saben que das la talla para un reto así?
Ellos saben que sabes jugar, que tienes cierto nivel o que has estado en otros torneos. En Miami, por ejemplo, no me conocían, pero sí sabían que venía de hacer de sparring en varios torneos. Cuando empiezas lo único que te piden es un currículum. Yo llegué a ser 98º de España, si a esto le sumamos la experiencia de otros torneos… imagino que por eso me dejaron entrar (risas). Lo más importante es que te conozcan, que sepan que les aguantas el ritmo.
Al principio debe ser un poco estresante.
Te pones nervioso, no te voy a engañar. Por un lado disfrutas porque estás peloteando con los mejores, es una experiencia increíble, pero siempre aparece ese miedo de que no des el nivel que te exigen.
¿Qué te suelen pedir?
Depende de si es un entrenamiento antes del torneo o durante el torneo. Si es anterior, te suelen pedir cosas normales: golpes cruzados, cambios de dirección, puntos sueltos, etc. En cambio, si ya están en competición, o te piden solo para calentar o te piden que imites el juego de su próximo rival. Por ejemplo, me han pedido que jugase como Kvitova, Kastakina, Osaka…
Como si fuera sencillo.
Es difícil, pero como he jugado tantas veces con ellas tengo la idea en la cabeza de cómo lo hacen. En el último Mutua Madrid Open, Garbiñe tenía que jugar con Petra Martic, así que me pidió que jugara como ella: mucho revés cortado y con peso. Si te dicen que juegues como Kvitova pues tendrás que jugar más recto y más metido en pista.
¿Recuerdas algún día que no dieras una?
Alguna vez me ha pasado, aunque es raro porque normalmente entrenamos bastante, casi seis horas al día. En Cincinnati, por ejemplo, hubo un día que estaba muy cansado, venía de jugar con Rafa, con Thiem y Basilashvili. Estaba destrozado y me tocó jugar con Kuznetsova. Lo pasé un poco mal, no estaba fino y me estaba dejando la vida. Fue una tortura.
¿Qué metas te marcas en el oficio?
El objetivo que yo tenía desde que empecé a jugar los Futures era convertirme en entrenador de WTA. Es un circuito que no está tan cerrado como el de ATP, en chicos la mayoría están entrenados por ex jugadores o entrenadores de renombre. En la WTA, sin embargo, no hay tanta élite en los banquillos, de hecho, hay varios ejemplos de entrenadores que antes fueron sparrings: Sascha Bajin (Yastremska), Jarmere Jenkins (Serena), Tom Hill (Sakkari) o Andrew Bettles (Svitolina). Al final, si te mueves, puede llegarte una oportunidad.
Tú también lo has conseguido.
Así es, llevo ya casi tres años viajando como entrenador de Verónica Cepede Royg. La conocí en Cincinnati, vio que hablaba español, empezamos a conocernos y nos dimos los contactos. Luego llegó el año siguiente y me propuso viajar con ella, todo gracias a empezar como sparring.
¿Qué tal en el papel de entrenador?
Con ella muy bien, lo que pasa es que no se están dando los mejores resultados. Pero bueno, podremos salir adelante. El papel cambia totalmente, cuando yo voy de sparring a un torneo no voy con la responsabilidad de que gane una jugadora. Lo bueno es que al haber jugado con casi todas las jugadoras, las conozco bastante, sé cómo juegan, eso me ayudó bastante a dar el salto.
Económicamente, ¿se puede vivir siendo sparring?
Cada torneo tiene sus propias condiciones. Normalmente no dan nada, te tienes que buscar tú mismo la vida. Algunos torneos te proporcionan el vuelo, otros el alojamiento, pero otros no te dan nada. En lugares como Miami o Cincinnati no pagan, pero sí que recibo muchísima ayuda de la organización. Por ejemplo, para quedarme en alguna cada de algún voluntario. Lo hacen siempre con la mejor atención.
Tendrás otro trabajo, entonces.
Claro, yo doy clases particulares en el Club de Tenis Chamartín, más luego aparte las semanas que viajo con alguna jugadora. Las semanas que no estoy con Cepede me voy de sparring a los torneos. También hay veces que a lo largo de un torneo, ciertas jugadoras exigen de un sparring personal. Me pasó con Garbiñe en Miami. El año pasado perdió en primera ronda con Niculescu y me llamaron para entrenar con ella durante toda esa semana. Al torneo siguiente, en Monterrey, salió campeona.
¿Dónde te pilló la cuarentena?
En Indian Wells, justo en medio de un entrenamiento con Garbiñe. Estábamos en pleno entrenamiento, había varios jugadores allí, pero ya se empezó a comentar que el torneo se iba a cancelar. Al día siguiente nos fuimos todos, aunque alguno hubo que se fue a Miami con la esperanza de que todavía se jugara.
Estuviste también haciendo la pretemporada con Ons Jabeur.
Estuve dos semanas con ella y fue algo genial. Luego además le fue muy bien en Australia, Dubai y en Doha. Es una jugadora con un talento brutal, una mano para hacer dejadas, una facilidad para abrir ángulos, para cambiar el ritmo… es muy inteligente jugando. No conozco muchas como ella, la verdad.
¿Crees que podrías ganar algún partido ante alguna top100?
Hay veces que sí lo pienso (risas). Igual cuando ya estás muy rodado tras algunos torneos, al cuarto o quinto día, cuando vienes entrenando con Rafa, Thiem, Rublev… ahí te ves fino para competir con cualquiera.
¿Cambia mucho de entrenar con hombres o mujeres?
En el trato las mujeres son un poco más exigentes, pero también son más agradecidas. Hay muchas jugadoras que han tenido detalles importantes conmigo. Los jugadores son más campechanos, si fallas no pasa nada, no te piden tanto el imitar a otros jugadores. Al fin y al cabo, es muy complicado que yo pueda imitar a un Del Potro o un Nadal, es casi imposible.
Hay que destacar que en el circuito masculino no es tan habitual la figura del sparring.
No es tan común, los chicos suelen entrenar entre ellos. Pero bueno, en los torneos que son mixtos también piden. La semana que estuve en China, por ejemplo, estuve toda la semana entrenando con Tsitsipas y Fognini. Pero sí, por estadística te piden mucho más en la WTA.
Y con todo lo que juegas, ¿nunca te entraron ganas de volver a competir?
Sí y no. Después de vivir la realidad de los Futures me di cuenta que era durísima, había que hacer una inversión muy grande. Yo siempre tuve claro que quería ser entrenador en la WTA. Poco a poco estoy dejando de ir a los torneos como sparring y cada vez voy más a trabajar con las jugadoras.
¿Cuánta gente hay que se dedique a esto?
De normal somos pocos, dos o tres por torneo. Luego hay otros torneos mucho más grandes, como por ejemplo Indian Wells, que igual tienen diez. Algo muy importante es que en cada torneo haya también un sparring zurdo, muchos lo piden si les toca jugar con Kerber, Kvitova, Nadal, Shapovalov, etc.
¿Es normal recorrerse el circuito como haces tú?
Muy pocos lo hacen. Conozco a un chico en Miami que sí que viaja al US Open, pero lo normal es que los sparrings sean locales. Tantos torneos como yo te aseguro que no los hace ninguno, aunque sí hay casos de sparrings que viajan de vez en cuando.
Algo tienes que te quieren en todos lados.
Imagino que será la experiencia. Al final, para ser un buen sparring tienes que conocer muy bien a cada jugadora, saber exactamente lo que te piden. Al principio hay muchos chicos que se piensan que entran a pista para entrenar. Obvio que vas a entrenar, pero tú estás a disposición de la jugadora, lo que te pida ella es lo que tienes que hacer. Ese aprendizaje solo te lo da la experiencia.
¿Cuál es tu mejor recuerdo de estos últimos cinco años?
Entrenar con Rafa, eso es lo mejor que me ha dado el tenis. Una experiencia increíble. Desde aquel día Rafa siempre viene a saludarme cuando me ve y me pregunta qué tal todo. Aunque con Garbiñe tengo mucha más amistad después de todas las veces que he entrenado con ella. Tengo una muy buena relación con los dos.
¿Algún jugador con el que todavía no hayas jugado?
Mi sueño es Roger Federer, es el que me queda. Con chicas me hubieras encantado Maria Sharapova, pero ya no llego a tiempo (risas).
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