Blog Murciego: Algo se me fue contigo, 2022

Sinceramente, muchos empezamos la temporada con el miedo a que pudiera darse esta noticia. Eran ya varios años de problemas, operaciones, ausencias y regresos incompletos. Roger Federer estaba sufriendo al ver que su físico ya no le permitía competir y por eso lo más sano para la mente era rendirse, aceptar que el final había llegado. A los 41 años y forzando su cuerpo para competir en la Laver Cup junto a Nadal, la leyenda de Basilea dijo adiós a toda una vida en los estadios, más de dos décadas haciéndonos felices con su magia. Su figura será irremplazable, tanto en el vestuario como en la historia.

El mismo caso que Federer, pero en el circuito femenino. Hablamos de la que para muchos es la mejor jugadora de la historia del tenis profesional y parte del amateur. Una leyenda que se ha mantenido vigente más tiempo que ninguna otra, siempre mostrando ese carácter competitivo, aunque en las últimas temporadas la suerte y el físico no estuvieron de su lado. Al final nos quedamos con las ganas de ver ese #24 Grand Slam tan esperado, pero su legado es tan inmenso que en un tiempo nadie se acordará de esta falta. Eso sí, cuidado con Serena que sigue diciendo en alguna entrevista que todavía no está retirada, no demos su historia por terminada.

Una de esas noticias que nos dejó sin aliento a todos los seguidores del tenis. Número 1 del mundo, múltiple campeona de Grand Slam, viviendo el momento más dulce de su carrera y con tan solo 25 años, edad suficiente para demostrar una superioridad inabordable para las demás. No fueron suficientes todos estos ingredientes para impedir que Barty se cansara de la competición y colgara la raqueta de manera abrupta, sin anestesia, dejando a la WTA huérfana de su líder. Al ser la segunda vez que lo hace, muchos piensan que es cuestión de tiempo que vuelva a verse atraída por la competición, aunque ello lo ha negado siempre en rotundo. Menos mal que Iga Swiatek no tardó ni dos semanas en coger su testigo.

Otro caso especialmente doloroso, posiblemente, el tenista moderno al que más han perjudicado las lesiones. Hablamos siempre de que Nadal se ha perdido muchos Grand Slams por los dolores que ha sufrido en toda su trayectoria, pero es que Juan Martín se ha perdido temporadas completas. Primero fueron las muñecas, después las rodillas y, finalmente, el cansancio mental acabó por llevarse la última gota de esperanza del argentino. Al menos pudo decir adiós sobre la pista y delante de su gente, prometiendo que seguiría buscando solución a sus problemas y dejando abierta la puerta a un futuro lejano. En nuestro recuerdo quedará siempre la imagen de su cuerpo estirado en la Arthur Ashe tras conquistar el US Open de 2009, la conquista más importante de una obra que siempre será incompleta.

Algunos de los seguidores más jóvenes del lugar no entendían por qué tanto revuelo con la retirada de Robredo, desconociendo por completo que estaban ante un jugador que fue top5 mundial y campeón de Masters 1000, entre muchas otras cosas. Un guerrero de los de toda la vida, apasionado de la tierra batida y con una clase en sus tiros para hacer una galería. Ese talento fue quedándose atrás con la llegada de los nuevos materiales y la potencia que rige hoy en día en la mayoría de los deportes, aunque lo que realmente apagó su llama fue la pandemia y la llegada de su primera hija. Tras haberlo demostrado todo sobre la pista, Tommy se permitió el lujo de cerrar el telón en su torneo favorito, el Conde de Godó, donde a partir de ahora acudirá como espectador y ya veremos si se anima con algún otro cargo en los próximo años.

¡Vaya dos! Dos nombres que nos vienen acompañando en los últimos quince años, dos mosqueteros que dieron buenas alegrías al tenis francés en la década pasada, aunque ninguno fue capaz de conquistar un Grand Slam. Pero bueno, como tantos otros que tuvieron que coincidir con la dictadura del Big3 y se quedaron sin degustar los mejores manjares de la mesa. Es curioso que nada tengan que ver el uno con el otro, pero ambos nos encantaban por su carisma sobre la cancha. Por un lado, la energía y presencia de Tsonga; por el otro, la astucia e instinto de supervivencia de Simon. Cruzando los dedos para que Gasquet y Monfils aguanten un par de años más, el tenis galo lo tendrá complicado para darle continuidad a una generación irrepetible.

Nos vamos ahora al país vecino de Tsonga y Simon para encontrar otra pareja de artistas que también se despidieron del tenis profesional este verano. Se nos fue Philipp Kohlschreiber con su revés a una mano hipnótico y pocas semanas después le acompañó Andrea Petkovic y esa sonrisa que ocupaba todo el escenario cuando jugaba. Dos grandes competidores, siempre dando guerra desde la segunda línea, aunque faltos de empuje y condiciones desde hace ya algún tiempo. Alemania, que también ha perdido momentáneamente a Kerber tras su primer embarazo, necesita cuanto antes un socio/a para que Alexander Zverev no esté solo en las trincheras defendiendo la bandera alemana en lo más alto.

Hemos destacado las retiradas más comentadas de este 2022, pero todavía hay muchas más. Ejemplos de veteranas que, después de dar muchas vueltas y evitar el anuncio oficial, terminaron por aceptar su final: Kim Clijsters y Jelena Jankovic. Otros ejemplos más clásicos de jugadores que ya no se veían compitiendo por cosas importantes o incapaces de recuperar su mejor versión: Sam Querrey, Andreas Seppi, Sergiy Stakhovsky, Lara Arruabarrena, Aljaz Bedene o Kevin Anderson. Casos tristes como el de Monica Puig, lastrada por las lesiones, y otros menos célebres pertenecientes al circuito de dobles, como son Kirsten Flipkens, Bruno Soares, Sania Mirza, Horia Tecau o Samantha Stosur. Dejo en al aire el capítulo de Venus Williams, ya que no se ha pronunciado en este asunto, aunque la sensación es que su nombre perfectamente tendría cabida en este sumario.