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Blog Murciego: Ya era hora, Daniil

Fernando Murciego

Publicado 06/03/2023 a las 16:12 GMT+1

Tocó el cielo, bajó al infierno y se quedó en tierra de nadie, viendo pasar el tiempo. Fueron los meses más duros para Daniil Medvedev, una brecha donde ninguno entendía lo que pasaba, ni él mismo. Ahora que encadena tres títulos consecutivos, su historia de redención se explica un poco mejor.

Daniil Medvedev

Fuente de la imagen: Getty Images

Nada mejor que un descalabro mayúsculo para reaccionar. Solo así se entiende el renacimiento de Daniil Medvedev en este 2023, un hombre que venía vagando por el circuito sin pena ni gloria durante los últimos once meses. Supongo que nadie le llegó a perder la fe, aunque verle salir del top10 tras el último Open de Australia fue una gota que colmó más de un vaso. ¿En serio el ruso no era capaz de encontrar el equilibrio ni para mantenerse entre los diez mejores? Aquello tuvo que generar tal contradicción en su cabeza que la respuesta fue inmediata. Se fue a Rotterdam, campeón. Se fue a Doha, campeón. Aquí muchos ya empezamos a frotarnos los ojos, pero todavía necesitábamos un tercer reino para confirmar la noticia. Se fue a Doha, campeón. Y en esta última, terminando con el invicto de Novak Djokovic en un duelo de semifinales donde volvió a recordarnos sus grandes habilidades. Con tres trofeos y 14 victorias consecutivas, ahora sí, ya podemos decir sin temor a equivocarnos que Daniil Medvedev vuelve a ser el de siempre.
Y es curioso cómo ha sido el camino del moscovita en este último año. Perder la final del Open de Australia 2022 ante Rafa Nadal supuso un golpe letal para su confianza, aunque dos semanas después el baile de puntos le empujó a ser Nº1 por primera vez en su carrera. Estaba en la cima, había ganado un Grand Slam y el futuro parecía llevar su nombre, sobre todo a medio plazo. Sin embargo, nada de esto se materializó en resultados. Justo en ese instante fue cuando empezó a caer en picado, se alejó de los grandes escenarios, incapaz de competir ante las grandes raquetas del vestuario, reconociendo incluso en ruedas de prensa el peaje que seguía pagando por lo sucedido en Melbourne. Ese nivel de sinceridad le hacía vulnerable –algo de lo que siempre huye el deportista profesional, pero también sirvió para ver el horizonte nítido, con un problema grave pero muy localizado. Al final, ese orgullo al verse fuera del top10 terminaría activando las alarmas en su cabeza, avisándole de que había llegado la hora de volver a sacar los tanques.
Lo que uno extrae de esta experiencia es que nadie, absolutamente nadie, se libra del vértigo de las alturas. Mucho menos en una época donde llevamos tiempo buscando al hombre que cargue con el peso del relevo del Big3, algo que puede parecer un premio pero que, en realidad, es una herencia envenenada. Siempre pensamos que el elegido sería aquel joven que lograra tumbar a Federer, Nadal o Djokovic en la final de un major. ¿Y ese quién fue? Daniil Medvedev, en el US Open de 2021, bloqueando el Grand Slam del serbio e, inmediatamente, quedando encasillado en primera posición como el principal baluarte de esta nueva era. Pero claro, esa presión de verte obligado a no fallar, a brillar cada semana y a seguir de algún modo –aunque sepamos que es imposible– los pasos de los tres mejores jugadores de la historia terminó por asfixiarle emocionalmente. Aquello supuso un colapso mental para el ruso, que se dispersó en el circuito y empezó a encadenar sinsabores durante casi un año. Un periplo de incertidumbre que, si tienes 27 años y sabes aprender de los errores, te lo puedes permitir.
"Después de perder con Rafa el año pasado en Australia, tenía claro que pasaría algún tiempo hasta que volviera a ganar a jugadores top, pero también sabía que en el momento en que algo cambiara dentro de mí, volvería a ser capaz de imponerme a los mejores, porque ya lo he hecho en otras ocasiones”, expuso Medvedev esta pasada semana en su camino hacia la conquista de Dubái. Lo que no supo analizar fueron los motivos que le mantuvieron alejado de los focos durante tanto tiempo. “La verdad, no sé por qué me tomó tanto tiempo recuperar la forma, por decirlo de alguna manera. Podrían ser diferentes razones, pero no sé si hubo una clave o fueron todas juntas. Siempre trabajé muy duro con mi equipo para estar lo mejor posible, así es como soy, siempre quiero estar en mi mejor momento, siempre quiero ganar, pero durante un tiempo no funcionó. Por eso salí merecidamente del top10, aunque aquello no fue un momento fácil. Me las arreglé para recuperarlo de inmediato. ¿Cómo? Simplemente, trabajando duro”.
Ahora que vuelve a competir como siempre, que su sistema de juego funciona, incluso es capaz de incendiar la cabeza de sus rivales (que se lo digan a Djokovic o Rublev), todo apunta a que lo peor ya pasó. Medvedev supo resistir la tormenta del desierto, el silencio de la derrota, además lo ha hecho manteniendo esa gracia innata en todo momento. “Not over yet”, escribió el ruso en la cámara de Dubái tras finiquitar el título número 18 de su carrera, subrayando que todavía hay que tenerle en cuenta en cualquiera de las citas. ¿También en Indian Wells y Miami? Allí el de Moscú jamás logró un resultado relevante, teniendo el techo en cuarta ronda y cuartos de final, respectivamente. Quizá no sea la mejor gira para que Daniil amplíe su buena dinámica, aunque la ausencia de Djokovic (vetado en Estados Unidos por no estar vacunado) y la posible baja de Alcaraz por lesión le convierten en el hombre a batir durante las cuatro próximas semanas, aunque solo sea por dinámica. Si se hace con la victoria, ya no nos pillará por sorpresa.
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