Buena suerte, Madrid (II)

La principal novedad del tenis en estas seis ediciones desde el retorno al programa en Seúl 88 es la presencia exitosa de los jugadores españoles que han aportado un total de once medallas a la colección nacional.

En Corea del Sur tenemos que hacer una mención somera a Steffi Graf, que se hizo con el título individual , lo que supuso aumentar la leyenda de la tenista alemana en el año en el que había conquistado los cuatro títulos del Grand Slam. Todos en la misma temporada. Fue la última en lograrlo, puesto que, aunque Serena Williams también ha sumado después cuatro consecutivos, han sido en dos temporadas, lo que ella llamó el "Serena Slam" para diferenciar su hazaña del "Golden Slam" de Graf, que además hizo el doblete, pues se colgó también la medalla de bronce en dobles junto a Claudia Codekills. En Seúl, España consiguió la primera presea con la plata en dobles de la gran pareja Emilio Sánchez Vicario-Sergio Casal.

En la Barcelona 92 de las 22 medallas de la delegación española, tres llegaron desde el Vall d´ Hebron. A saber: las de plata single de Jordi Arrese (desde aquí un saludo al espíritu de equipo demostrado por Carlos Costa admitiendo su ausencia en el cuadro) y en el dobles de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, junto al bronce en individual de la propia Arantxa. De los cinco primeros que dieron medallas, cuatro han pasado después por las cabinas de Eurosport España como analistas.

Y en Atlanta 96, la cosecha española bajó hasta 17, pero el tenis volvió a aportar otras tres. Dos de plata en las finales individuales (se seguían perdiendo partidos por el oro, habría que esperar todavía 12 años más) a cargo de Sergi Bruguera y de nuevo de Arantxa, que en sociedad con Conchita, obtuvieron el bronce en dobles damas.

Con la llegada del nuevo siglo, las conquistas se pusieron algo más complicadas y la los representantes españoles se tuvieron que conformar con el bronce (beso incluido) de Albert Costa y Alex Corretja en Sydney 2000 y la plata de Virginia Ruano Pascual y la incombustible Conchita en Atenas 2004. Perdieron de forma inesperada en la final contra las chinas Tian Tian Sun y Ting Li, pero la medalla que aportaron fue la primera en la capital helena para el Comité Olímpico Español, con lo que contribuyeron a aumentar la moral de sus compatriotas, que se alzaron con un total de 19 al final.

Y en Pekín 2008 llegó el oro de Rafa Nadal en la séptima final olímpica que disputaba el tenis español. El balear viaja en el momento de redactar estas líneas hacia las mismas instalaciones que le vieron ganar para iniciar la gira asiática. Y la undécima y, hasta el momento, última presea la consiguieron de nuevo la madrileña Vivi Ruano y la valencia Anabel Medina Garrigues. Las primeras medallas de dobles femenino llegaron con jugadoras de la misma generación y las más recientes con la mezcla de veteranía y juventud.

Hasta aquí la historia y el pasado, hoy el presente esperanzador y desde mañana ojalá que el futuro nos lleve hacia Madrid dentro de siete años. Mucha suerte.

Fernando Gómez