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Carta abierta de Carlos Boluda para despedirse del tenis

Fernando Murciego

Publicado 08/01/2021 a las 13:55 GMT+1

El jugador español anunció hace unas semanas su retirada del tenis profesional con tan solo 27 años. Una trayectoria frenada por las expectativas, las lesiones y un entorno contaminado. Boluda se despide del tenis en esta carta exclusiva que ha querido compartir en Eurosport.

Carlos Boluda, en una imagen personal cedida a Eurosport

Fuente de la imagen: Eurosport

Cuando tenia 4 años empece a jugar a tenis, aunque ni yo mismo sé por qué me decidí por el tenis, ya que mi familia no venía de este mundo. Mi padre jugó a balonmano, pero de vez en cuando jugaba al tenis como aficionado. Supongo que de verle a él quise probarlo yo también, y además se me dio bastante bien.
Con 7 años fui por primera vez a un club para que me dieran clases, allí es donde empecé con mi primer entrenador, con el que estuve siete años en una etapa increíble. Para mí solo era un juego, me lo pasaba genial y por eso me gustaba, pero sí es cierto que se me daba mejor que a otros chicos de mi edad. Sentía que iba aprendiendo muy rápido, cada cosa que me enseñaban en los entrenamientos apenas me costaba ejecutarla. Cuando empecé a jugar mis primeros torneos, rápidamente empecé a ganarlos: primero en Alicante, después en la Comunidad Valenciana, más tarde a nivel nacional y, por último, a nivel mundial.
Lo que yo nunca pude imaginar era que, siendo un niño de tan solo 11, 12, 13 ó 14 años, se pudieran generar tantas expectativas y tanta presión a mis espaldas. Para mí el tenis seguía siendo un juego con el que me lo pasaba bien, aunque luego cuando iba a los torneos reconozco que también me ponía nervioso, pero yo lo afrontaba con tranquilidad: ‘Bueno, vamos a jugar’. Al final jugaba igual que si fuera un entrenamiento, me metía debajo de mi gorrita y, como era muy introvertido, me dedicaba a hacer las cosas que sabía hacer, y casi siempre salía bien.
De repente, de un día para otro, todo empezó a cambiar. Hoy miro hacia atrás y creo que a todos nos quedo grande aquella situación. Mi entorno se volvió loco, quisieron aislarme en una burbuja y empujarme a recorrer la vida de un profesional, quisieron convertirme en un adulto con tan solo 15 años de edad. Mi cabeza empezó a sentir cosas que nunca antes había sentido: presión. Aun así, pese a todos esos cambios, yo seguía mejorando, aunque la progresión ya no era tan rápida como antes. Hasta 14 años evolucioné como un cohete, así que seguí mejorando, seguía yendo hacia arriba, al menos el ranking así lo reflejaba. El problema fue que para la gente, y también para mí, no era suficiente.
La realidad ya estaba descontrolada, totalmente desvirtuada. La gente solo se fijaban en que yo con 16, 17 ó 18 años tenía que estar ya en el top100, o al menos cerca de ese grupo. Esa exigencia para un niño es mortal, ni mi entorno ni yo mismo estuvimos preparados para afrontar todo lo que se generó a mi alrededor. Pero todo esto se queda en una simple anécdota si lo comparamos con lo que me pasó en marzo de 2011, cuando tenia 18 años y estaba 550º de la ATP.
En marzo de 2011 me lesioné la muñeca derecha, algo que cambió toda mi carrera. No podía imaginar que una simple lesión pudiera hacerme pasar por todo lo que tuve que vivir después. Perdí mi drive y, claro, sin derecha no podía jugar, había días que no pasaba ni la pelota por encima de la red. Tras la lesión empezaron a llegar los miedos, me quedé solo, no quería ni salir de casa. Por todas estas cosas, creo que en ese momento me enfadé con el tenis muchísimo, le tenia un odio increíble, aunque por dentro lo amaba. Pero luego me metía en una pista de tenis y volvía a la realidad, aunque no era capaz de jugar como antes, ya no disfrutaba con aquello que se me daba tan bien. Es difícil de explicar lo que uno siente en ese momento, hay que vivirlo para poder sentirlo. Ahora es cuando entiendo cómo alguien puede llegar a sentir miedo, desconfianza, o cualquier pequeño detalle de ese tipo que cuesta comprender desde fuera. Por suerte, con trabajo de todo se sale.
Carlos Boluda
En esa época tenía una cosa clara y era que, fuera como fuera, yo quería salir de esa situación y volver a ser feliz con el tenis. Sabia que no volvería a ser el Carlos Boluda del que se habló, pero quería volver a sentir esa adrenalina, volver a ganar torneos, ver hasta dónde podía ascender en el ranking, saber dónde estaba mi limite. Hoy me siento orgulloso de haber llegado al 254º ATP, aunque sé que esa lesión y esos miedos me dejaron marcado para siempre. Con el paso del tiempo pude volver a ser competitivo, pero con peor derecha y con ese miedo de no querer volver a perderla. Si algún día jugaba peor que de costumbre, enseguida volvía la ansiedad y todos los malos recuerdos por los que pasé.
Ahora que ya no juego, todo esto se queda a un lado. Ahora entro a una pista de tenis y me da igual cómo sentir la pelota, estando relajado me siento mucho mejor. Hoy lo único que pienso es en ayudar a mi jugadora (Núria Parrizas), hacerla mejor y llevarla por el buen camino. Que no se desvíe como yo me desvié, esto me lo marcaré a fuego con toda la gente a la que entrene, guiarles siempre por la línea correcta. A la mínima que sienta que se puedan desviar, ahí tendré mi ejemplo para advertirles.
Mi relación con el tenis ha sido una relación de amor/odio, pero lo cierto es que lo amo con locura. El tenis me ha hecho más fuerte en la vida y, sobre todo, me ha hecho mejor persona. Al final de la vida lo que queda es la persona: cuanto mejor persona seas, más tranquilo estarás contigo mismo.
**Carta abierta escrita por Carlos Boluda y editada por Fernando Murciego**
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