Copa Faulcombridge 2023 | Entrevista Eurosport a Pablo Andújar: “Quiero tener el final más digno posible”

Pablo Andújar (Cuenca, 1986) llegará esta próxima semana a la última casilla del tablero. A sus 37 años, el español colgará la raqueta en el Copa Faulcombridge de Valencia, un evento recuperado en 2022 donde él mismo ejerce de director. No podrá serlo esta vez, ya que la normativa lo impide, pero la ocasión merece la pena. En el centenario Club de Tenis Valencia –no podía ser en otro lugar– pondrá el punto y final a veinte años de aventuras en el profesionalismo, un camino que tuvo tanto grandes alegrías como afrentas incurables. Eurosport, que emitirá el torneo en exclusiva a partir de los cuartos de final, no podía dejar pasar la oportunidad de sentarse con Pablo para desearle las mejor de las despedidas.

Llevo seis meses asimilándolo (risas). Lo tenía bastante meditado, es una decisión que se toma tras mucho tiempo pensándolo y dándole vueltas, así que estoy contenta de afrontarlo.

La verdad es que no, honestamente. Ha llegado un punto donde me motivan más ciertas cosas fuera de la pista que la propia pista. Un punto en el que la responsabilidad como padre es estar con mis hijos. Un punto en el que mi tenis y mi físico ya no son los de hace cinco años. Por todo esto creo que es el momento de decir adiós, así que tomo la decisión muy tranquilamente.

Efectivamente, esto era lo que soñaba, retirarme de la manera que yo quería. El tenis es un deporte muy duro, todos los jugadores son atletas, confieso que a estas alturas ya me faltaba esa motivación que necesitas para morder en todos los partidos. Cuando tú analizas la situación y llevas ya un par de años pensando que es el momento de retirarte, enseguida piensas en el escenario ideal, ¿cómo te gustaría dejarlo? Teniendo en cuenta el torneo con el que arrancamos el año pasado, en el Club de Tenis Valencia, a mí me gustaría dejarlo allí, rodeado de la gente que yo quiero. Por eso he decidido tener este parón de 4-5 meses desde el torneo de Madrid.

El tema del Board de la ATP me quita bastante tiempo, pero he tenido el suficiente para disfrutar de mi familia en verano y estar más con mis amigos, para hacer algún viaje que no pude hacer durante estos 20 años de carrera. Hace un par de meses volví a los entrenamientos, quiero ponerme lo más fuerte posible para tener un final lo más digno posible, al menos intentarlo. Poquito a poco vas notando que coges la forma, pero al día siguiente aparecen dolores por todos lados, como cualquier persona de estas edades excepto Djokovic (risas).

La presión es la que uno se ponga, ahora mismo mis expectativas no van más allá de hacer un partido digno, un partido en el que pueda dar la cara. Lógicamente, yo sé que va a ser muy difícil ganar, cualquier rival del cuadro me lo va a poner muy complicado, así que esa es mi única expectativa.

Lo he pensado, sí […] Vamos, tengo claro que será muy emotivo… será bonito, pero al final tengo que dejar paso a cosas que no se pueden controlar. Van a ser momentos muy emocionantes, muy especiales, que salgan como tengan que salir. Tampoco creo que sea bueno darle tantas vueltas, ni pensar en lo que tengo que decir. Hay que vivir el momento, nada más.

Forma parte del trabajo, aunque tampoco soy un jugador que venda muchos periódicos (risas). Todo lo que sea dar visibilidad a mi carrera siempre es de agradecer, ya sea por parte de la prensa o por parte del público del tenis. Pero vamos, es algo que asumo con naturalidad, tanto si se le da más importancia como si se le da menos, eso no me va a afectar.

(Piensa) Ha sido una carrera digna, creo que no me puedo reprochar casi nada, todas las decisiones que he tomado y los pasos que he ido dando siempre fueron pensando que serían lo mejor para mí. Hubo muchísimos errores, fallos, decepciones y expectativas que no se han hecho realidad, pero también muchísimos momentos de máxima felicidad y alegría por éxitos cosechados. Todas esas cosas buenas ganan por goleada a los momentos malos. Ha sido una carrera larga y digna, me siento orgulloso.

¡No!

Cuando eres joven no eres consciente de lo que cuestan las cosas, o al menos yo no lo era. No sabes lo difícil que es entrar a formar parte de la élite mundial del tenis, lo complicado que es dejar de lado situaciones con gente que tú quieres. Cuando empieza, uno piensa que es todo más fácil de lo que después es, me hubiera gustado que alguien me dijera cuál es el peaje a pagar, o mejor dicho, preguntarme si estaba dispuesto a pagarlo.

Yo hubiera dicho que sí, desde luego. Pero sí, el Pablo de 18 años ha cambiado mucho respecto al Pablo de 37, ahora valoro mucho más al jugador de tenis, tengo mucho respeto por cualquier jugador porque sé lo complicado que es llegar a ser el #150 del mundo, por ejemplo.

Es una pregunta que todos nos deberíamos hacer, los padres de los niños también. ¿Qué es el éxito? ¿Cuál es la finalidad del ser humano? ¿Es ser feliz o es ser Nº1 del mundo? ¿Es que ser Nº1 te hará ser feliz? Es una pregunta muy importante, más bien filosófica, pero realmente creo que es necesaria y hay que saber contestarla. A veces tomas decisiones en la vida sin saber las consecuencias que tienen, en este caso, el tenista puede apostar por ser profesional pero también debe ser consciente de las cosas que deja por el camino. Si estás dispuesto a luchar por ese sueño, adelante, pero no está de más saber de antemano lo que supone.

Sí, al 100%. A mí me ha permitido estar donde estoy ahora mismo, vivir experiencias vitales y momentos increíbles dentro de una pista de tenis. Por supuesto que sí, me siento un privilegiado.

Es difícil porque no estoy en esa situación, pero creo que te hubiera dicho que sí, que valió la pena todo el sufrimiento… eso sí, reconozco que guardaría una cierta rabia con el tenis, cosa que ahora no tengo.

Quiero pensar que no, me gustaría creer que mi felicidad no depende de si he ganado dos títulos o cuatro. Intento que mi felicidad resida más en el interior de la persona, de tratar de dar lo mejor de mí y estar bien conmigo mismo. Creo que va más por ahí que por las victorias que haya tenido en mi carrera.

Eso lo relaciono más con sentirme orgulloso, pero no de ser feliz. Yo estoy muy orgulloso de la lucha que tuve durante esos tres años, por supuesto, y me siento afortunado de haber vivido cinco años más de tenis, pero son cosas distintas. No creo que mi felicidad dependa de eso.

Lógicamente, de mis padres, mi mujer y mis hijos. Pero también de Juanjo Cabrera, que fue mi primer entrenador, además de todos los jugadores, preparadores físicos y fisios que he tenido. La última parte de mi carrera, por ejemplo, hubiera sido imposible sin la ayuda de Carlos Calderón, Ángel Esparcia, Javi Olmo y Jaume Pérez. Sin ellos no hubiera sido capaz de volver. Me acordaré también de José Luis Aparisi, David Sánchez, Álex Calatrava, Toni Martínez, Albert Portas… todos los que me ayudaron a ser mejor jugador.

Si es así, afortunado que soy. Siempre he intentado separar la vida laboral de la personal, pero en un mundo tan egoísta como es el tenis, donde la competición te hacer ser así, es más difícil. Pero sí, me llevo muchos amigos de este deporte, aunque seguro que también hay gente que me critique, gente a la que no le caiga bien.

Cuando yo hice la presentación al Consejo, puse seis puntos a tratar, pero el más importante para mí era que los jugadores del #100 al #250 pudieran ganarse bien la vida con el tenis. Este es el foco que tengo, tratar de ayudar a ese grupo de jugadores que no se ganan tan bien la vida. Es verdad que hemos mejorado mucho, ahora se gana más dinero en los Challenger, además de haber pequeñas ayudas por parte de la ATP, pero hay que seguir trabajando. Esa es mi meta, acudir a ese perfil de jugador, aunque sé que tengo que pensar en todos. ¡Claro que me gustaría ayudar hasta el #500, o hasta el #1000! Pero primero debemos empezar por algo que sea viable, luego ya iremos a por un grupo más grande.

A ver, aunque no soy de los que tiene mucha memoria.

Sí, ese fue el primer cuadro final ATP que jugué, Qualys y Challengers ya llevaba unos cuantos. Pues mira, lo recuerdo con mucho cariño, recuerdo que hacía un calor de locos allí en Brasil. Para mí, jugar contra Montañés ya era un premio, de alguna manera lo recuerdo con ilusión pero, al mismo tiempo, pienso que estaba demasiado contento, quizá eso no me permitió competir tan bien como hubiera deseado. De tan contento que estaba, quizá me faltó ambición por ganar.

Esas fueron dos semanas increíbles, gané Vigo y San Sebastián, dos Challenger que se hacían por aquellas fechas. Fue un momento muy emotivo.

Poco consciente de lo que significaba. Había jugado bien, había ganado un título, pero no era consciente de lo complicado que era todo aquello. Luego lo piensas y dices… es que tengo cuatro títulos en mi carrera, no tengo tantos. Pero vamos, una alegría inmensa en aquel momento.

De pequeño veía a Bruguera ganar Roland Garros, ese es mi primer recuerdo de tenis por televisión. En ese momento yo decía: ‘Me gustaría jugar este torneo’. Conforme iba avanzando, hasta los 18-19 años, pensaba que bueno.. igual ganar el torneo no, pero sí ser top20 o algo así. Luego va pasando el tiempo, te vas haciendo más humilde, vas poniendo los pies en la tierra y te das cuenta que todo era más complicado de lo que pensabas. Esto solo lo aprendes con las hostias que te va dando el tenis, los momentos jodidos cuando te toca jugar en la Pista 18 contra otro que está luchando por lo mismo que tú. Igual fuiste muy bueno en juniors, pero ahí arriba todos están peleando por el mismo sueño. Semana tras semana te vas dando cuenta de que todo es más difícil de lo que creías.

Fue impresionante jugar en la Suzanne Lenglen contra el mejor de la historia en tierra batida. Aparte, Rafa es un amigo al que conozco desde los 12 años, todo era muy emotivo, además conseguí jugarle de tú a tú. Son recuerdos que, a pesar de la derrota, ahora lo piensas y te das cuenta de la suerte que tuve de jugar contra él en Roland Garros.

Una pena, mucha decepción. Perder con match point cuando te puedes poner 2-0 arriba… además en Brasil y en unas condiciones muy jodidas. Bellucci era un gran jugador, pero el clima fue bastante hostil para un debutante como yo, aunque lo gestioné relativamente bien. Pero sí, fue una pena perder con bola de partido.

El de Río de Janeiro 2014 contra Rafa, semifinales. Incluso por encima de la victoria ante Federer.

Contra Andrey Rublev, en Vladivostok. Copa Davis 2015.

El Conde de Godó.

Me hubiera gustado jugar contra Andre Agassi, por ejemplo. El año que él se retiraba yo jugaba mi primera Qualy de Grand Slam, con lo cual…

¡De estos hubo unos cuantos! No sé, tengo muy mala memoria, hay demasiados (risas).

Pues me va a matar porque tengo mucha amistad con él, pero es así: Albert Ramos.

Lo único que hubiera cambiado es no crearme expectativas. Intentaría no haberme creado ninguna expectativa, sé que es difícil, pero hay que intentarlo. Eso luego supone presión.

Un 7, un notable está bien.