Grandes Relatos Eurosport: La reina de Nueva York

Esta historia comienza el 4 de marzo de 1918 en la remota localidad de Wallowa, al norte del estado de Oregón. Un pequeño pueblo con menos de mil habitantes en el que vino al mundo Margaret Evelyn Osborne. Hija de Lawrence y Eva Jane, Margaret disfrutó de una infancia idílica en el rancho familiar montando a caballo y jugando con su hermano mayor Charles al béisbol. Al que ganaba para sorpresa de todos.

Pero todo cambió cuando los Osborne tuvieron que mudarse cruzando Estados Unidos hasta Spokane, en el estado de Washington, debido a un problema de salud que le impidió seguir en el rancho. En el estado capitalino la pequeña descubrió el tenis, pero fue en San Francisco, adonde se volvió a mudar toda la familia tan solo dos años después por los mismos motivos, donde la niña de los Osborne inició su carrera como tenista. Fue en unas pista públicas cercanas a su casa, donde Margaret comenzó a llamar la atención por su superioridad con la raqueta en la mano.

A los 17 años el apellido Osborne resonaba con fuerza en los circuitos, hasta el punto de ganar torneos juniors como el Pacific Northwest y el Candian Nationals. Pese a las dudas de sus padres, que no terminaban de ver el tenis como una profesión que garantizase la estabilidad económica de su pequeña, Margaret ya se había convertido en una mujer determinada que tenía claro que nadie tomaría decisiones por ella. Como había prometido a sus padres, se graduó en la High School of Comerce, para inmediatamente después iniciar su carrera profesional como tenista. De Filadelfia regresó convertida en campeona de júnior de los Estados Unidos en individuales y dobles. Pero lo que es más importante, allí se cruzó en su vida la primera persona decisiva en su carrera: el reputadísimo Tom Stow. Quien adivinó en Margaret a un diamante por pulir que destacaba, por encima de todo, por su intuición para adelantarse a los golpes de las adversarias. Una virtud que la convertía casi en invencible en la disciplina de dobles.

Individualmente se trataba de una jugadora agresiva en sus golpes cerca de la red, consistente desde el fondo y paciente a la hora de madurar los puntos. Raramente tomaba una decisión equivocada. Le apasionaba tanto el tenis que desde el primer momento se abrió a jugar individualmente y por parejas, tanto en dobles femeninos como en mixtos. Lo que además abrió su abanico de amistades tenísticas convirtiéndola en una tenista muy popular. En 1941, con 23 años recién cumplidos, conquistó su primer título del US Open, que por entonces se jugaba en hierba, al proclamarse campeona en dobles junto a Sarah Palfrey. Un años después revalidó el título, pero ya su inseparable Louise Brough como pareja. Ganaron nueve títulos del US Open seguidos y el décimo no pudieron conquistarlo porque Margaret se lesionó. A eso sumaron seis títulos de Wimbledon y tres de Roland Garros en los quince años que formaron pareja en las canchas.

En 1943 logró su primer título en dobles mixtos junto a Billy Talbert, un divertido administrativo diabético de Cincinatti con quien logró meterse en todas las finales del torneo estadounidense hasta 1949, ganando todas excepto las dos últimas. Pero fue en 1944 cuando la señorita Osborne dio un salto cualitativo en su juego que la llevó a meterse en la final individual del US Open, partido en el que fue derrotada por Pauline Betz, dura adversaria en las canchas y buena amiga fuera de ellas. En 1942, cuando Betz ganó su primer título en el US Open, tuvo que salvar un matchpoint en semifinales ante Osborne, que ganaba el set 5-3 y terminó cayendo ante la de Dayton.

Eran años de triunfos, fama y éxitos. En lo personal la vida también le sonreía. El 26 de noviembre de 1947, la tenista contrajo matrimonio con el millonario William Dupont Junior, un banquero y empresario muy reconocido en el mundo de las carreras de caballos 22 años mayor que Margaret. Dupont mandó construir una pista exterior y otra indoor en su mansión para que su mujer pudiera ejercitarse en casa sin necesidad de desplazarse a otras instalaciones. Pero, por contra, condicionó la carrera de Margaret Osborne-Dupont, como pasó a apellidarse tras el enlace.

"Willy tenía problemas respiratorios y prefería pasar los inviernos en California porque el clima era más amable para él. Era su temporada de vacaciones y un día llegó a amenazarme con el divorcio si le abandonaba para irme a jugar el Grand Slam australiano”, explicó la tenista años después. Cuatro años más tarde, en 1951, Margaret colgó temporalmente la raqueta al estar embarazada, dando a luz el 22 de julio de 1952 a William Dupont III.

Para los especialistas de la época, aquel nacimiento condicionó drásticamente la carrera de Margaret, que se centró en criar a su hijo y jugar los torneos de dobles, que eran menos exigentes. Al final de su carrera, Osborne acumulaba 6 títulos (y cuatro finales) de Grand Slam individuales, 21 de dobles (y seis finales) y 10 de mixtos (y cuatro finales). Solo Margaret Smith Court, Martina Navratilova y Billie Jean King ha ganado más Grand Slams de Dupont. Y de esos 37 títulos, 25 los había cosechado en Nueva York, en el US Open. Un registro que nadie ha logrado igualar.

Después de retirarse de las canchas, en 1962 ganó su último Grand Slam en Wimbledon en mixtos junto al australiano Neale Fraser, comenzó a distanciarse de su marido. De quien se divorció en 1964. En 1958 había disputado su última final grande de dobles en Wimbledon estrenando como compañera a Margaret Varner Bloss, la única deportista estadounidense que representó a su país en las disciplinas de squash, tenis y badminton. Varner Bloss estaba casada con el entrenador de hípica Gerald Bloss, de cuyo matrimonio nació su hijo Leigh. Pero su marido murió repentinamente, quedando al cuidado de la escuela Varner Broos.

Osborne decidió marcharse a vivir a Texas, concretamente a El Paso, donde su amiga Margaret Varner Bloss mantenía el negocio que emprendió con su difunto marido. Osborne y Varner se unieron sentimentalmente, aunque jamás lo reconocieron públicamente. Y allí pasó la tenista la última etapa de su vida enseñando a niños y niñas a jugar al tenis y a montar a caballo junto a Margaret Varner. Osborne murió con 94 años en El Paso convertida en todo un mito deportivo para las tenistas y la sociedad estadounidense. Una de sus discípulas más aventajadas, Billie Jean King, advertía esto el día de su fallecimiento: "Margaret Dupont era una gigante del tenis y tuvo un gran impacto en mi carrera. Fue una gran influencia en mi vida dentro y, sobre todo, fuera de la cancha".