Masters 1.000 Montecarlo (Final), Nadal-Nishikori: Rafa XI de Mónaco (6-3 y 6-2)

Rafa Nadal. Una nueva demostración de por qué es el mejor de la historia en tierra batida. Un nuevo título más y sobre todo, las sensaciones en una semana en Montecarlo donde ha sido totalmente imbatible. La final no comenzó de la mejor manera con el break de Nishikori, pero acabó teniendo poca historia. Cuando el balear quiso se acabó el partido. Además, tendrá el doble premio de mantener el número uno.

Kei Nishikori. También volvía de una lesión, en su caso en la muñeca, y llegó a la final sufriendo en cada uno de los enfrentamientos que tuvo por delante. A pesar del resultado, digno rival en una final, donde se le notó que estaba lejos de poder inquietar a Nadal en su coto privado de Montecarlo. Lo que sí es verdad, es que el subidón de moral para el nipón le pondrá como un tenista a seguir en un futuro próximo.

Cuando a Nadal le toca ponerse el mono de trabajo y dejar a un lado el rodillo, el número uno mundial no tiene problemas para saber sufrir dentro de la pista y sacar adelante los puntos a pesar de que las sensaciones con su revés y su derecha distaban de ser los mejores en el arranque de partido. Kei Nishikori se mostraba como un rival incómodo y era el japonés, después de salvar su primer juego al servicio de casi 11 minutos de duración, iba a conseguir el primer break de la final.

Pero poco le iba a durar la ventaja con el Nadal más obrero desde que se iniciara el torneo hace una semana, que a las primeras de cambio recuperaba la desventaja. El nipón se mostraba consistente desde el fondo de la pista, pero le entraba el vértigo al verse por delante y cedía hasta dos servicios de manera consecutiva para que el balear acabara llevándose el set (6-3). Las buenas sensaciones iban y venían por momentos, alternándose con momentos de fallos en golpes cómodos dentro de la pista, sin embargo, el marcador le era favorable al número uno mundial.

La segunda manga fue más sencilla para Nadal. Con el bajón físico lógico de Nishikori, tras una intensa primera manga, el poderío del manacorí se hizo patente en todos lados de la pista. Dominio con su derecha, la vuelta de su mejor revés cruzado y el temple necesario para que en ningún momento corriera peligro su undécimo título en Montecarlo (6-2). Dos breaks hicieron el resto ante el entusiasmo de la grada que reconoció la gran semana del auténtico rey de Mónaco. Un tenista que sigue acaparando títulos en tierra batida. Su próxima parada, Barcelona.