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Masters 1.000 Montecarlo (semis), Nadal-Dimitrov: Sigue de dulce (6-4 y 6-1)

Pablo Sarmiento

Actualizado 21/04/2018 a las 19:16 GMT+2

Rafa Nadal volvió a clasificarse para la gran final del Masters 1.000 de Montecarlo donde buscará su undécimo título, tras vencer en semis a Grigor Dimitrov (6-4 y 6-1), en un partido donde el búlgaro opuso más resistencia en la primera manga que en la segunda. Tuvo que sudar el balear en el inicio, pero acabó arrollando con en días anteriores. Se medirá al ganador del Zverev-Nishikori.

Rafa Nadal celebra su pase a la final en el Masters 1.000 de Montecarlo

Fuente de la imagen: Getty Images

Personajes

Rafa Nadal. A pesar de que no acabó contento con sus golpes de derecha, algo más imprecisa que en días anteriores, la superioridad actual del español en tierra batida sobre todos los jugadores a los que se ha enfrentado en esta gira es manifiesta. En esta ocasión Dimitrov aguantó un set, pero tuvo que claudicar con un Rafa que no dejó de pisar el acelerador en ningún momento. Poco faltó para que se adjudicara un nuevo rosco, como en la jornada de cuartos.
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Rafael Nadal - Monte-Carlo 2018

Fuente de la imagen: Getty Images

Grigor Dimitrov. El esfuerzo de la primera manga le pasó factura lo que le llevó a perder claramente el segundo set. Fue un rival muy duro en el inicio de partido y planteó un juego desde el fondo de la pista que por momentos hizo daño a Nadal, pero presa de sus errores poco a poco fue perdiendo fuelle en el partido.

Nudo

Desde un primer momento quedó claro que Dimitrov iba a ofrecer mayor resistencia que Thiem en la jornada del viernes en el primer set, y Rafa Nadal salió decidido a que no se le complicara en exceso el partido. El número uno del mundo comenzó con un break a las primeras de cambio que parecía allanarle el camino, una senda que mostraba un 3-0 engañoso a tenor de la resistencia que estaba poniendo el búlgaro desde el otro lado de la pista.
Recuperó sitio en la pista Dimitrov y volvió a igualar la primera manga. Los intercambios se eternizaban con peloteos dignos de la tierra batida monegasca y a pesar de que parecía que eso podía beneficiar al balear, los puntos caían de cada uno de los lados sin distinción en una lucha de tú a tú por volver a romper el marcador y llevarse al zurrón el parcial inicial. Finalmente fue Nadal, el que se mantuvo más consistencia y encontró el premio del break y del set (6-4).
El golpe moral fue demasiado para un Dimitrov que se vino abajo. El esfuerzo físico de aguantar a Nadal durante una manga de tú a tú le pesó como una auténtica losa y no hubo color. El número uno no quería hacer prisioneros, encadenaba dos roturas consecutivas en blanco y se encaminaba a su duodécima final en el Masters 1.000 de Montecarlo. A pesar de ello, no acabó a gusto con su derecha, haciendo gestos a Carlos Moyà de que por si fuera poco, quería irse directamente a entrenar para no perder las buenas sensaciones.
Todo un ejemplo de constancia y trabajo que se encontrará con el ganador del Alexander Zverev contra Kei Nishikori en la gran final del domingo. Un partido por el título, que en el Principado, Nadal solamente ha cedido en una ocasión, en 2013 ante Novak Djokovic, y al que llega con mayor autoridad que nunca. El mejor Rafa está de vuelta, y sigue de dulce.
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