Djokovic-Murray: Dueño y señor de Madrid (6-2, 3-6 y 6-3)

Novak Djokovic: Pocos jugadores han dominado el circuito con tanta autoridad en la historia del tenis. Su dominio es tan absoluto que resulta desalentador para sus rivales. Los intimida desde la bocana de vestuarios y los acogota con un juego de tiralíneas. Con escuadra y cartabón. Sin embargo, muy de vez en cuando, Novak Djokovic deja entrever algunas dudas. Hoy lo hizo en el segundo set. Pero dio lo mismo. Una vez más Djokovic fue Djokovic cuando tenía que serlo.

Andy Murray: Entró incómodo en el partido. Sin ritmo y falto de entusiasmo. La primera manga se le fue de las manos sin combatir, sin embargo sí supo aprovechar la oportunidad que le brindó su rival para entrar en el partido y llevarlo a un desenlace de infarto. Andy Murray, número dos del mundo, tiene que luchar por ser una alternativa más real a este número uno del ranking ATP. Está en ello.

30 minutos tardó Novak Djokovic en apuntarse la primera manga del partido. Un set en el que no concedió una sola bola de break, en el que tuvo un porcentaje de éxito del 84% con su primer servicio y en el que ganó el 67% de los puntos disputados. El número uno del mundo jugó a un nivel tan alto que por no haber no hubo ni pelea en la pista.

Arrancó el segundo set con un Andy Murray dubitativo. Temeroso. Que sin embargo salió ileso de los primeros juegos y aprovechó la relajación de un número uno que parecía tener una alfombra roja hacia la victoria. Un break del tenista escocés cambió la dinámica del partido. Hubo más batalla. Más lucha. Y ahí el tenista británico se hizo fuerte con su saque. Argumento suficiente para llevarse el segundo set en 39 minutos.

La caja de los truenos se desató en el tercer y definitivo set. Sin margen de error, ambos tenistas lo pusieron todo en la pista. Y una vez más fue la calidad y la sangre fría de Novak Djokovic, un auténtico depredador de títulos, la que se impuso. Un break para el tenista serbio en el sexto juego de la manga acabó por desnivelar un partido donde se disputó un último juego que duró más de trece minutos. Un final apoteósico para coronar al nuevo dueño y señor de Madrid.

NUESTRA OPINIÓN: Partido extraño. Con un inicio frío y un final al rojo vivo. Un duelo que vuelve a demostrar que Novak Djokovic es un número uno más que sólido. Este título es sin duda un estímulo y un trampolín de cara a su gran reto: Roland Garros 2016.