Open de Australia 2016, Federer-Dimitrov: Síntomas de humanidad (6-4, 3-6, 6-1 y 6-4)

Roger Federer. El azar del sorteo emparejó al suizo con una versión más joven de sí mismo, un espejo con el pasado que le devolvió un fugaz reflejo de debilidad –cedió su primer set de todo el torneo y protagonizó varias dobles faltas- y otro más consistente de orgullo –reaccionó con contundencia en el cuarto set con un inapelable 6-1-. El camino hacia la segunda semana del Open de Australia suele encerrar algún contratiempo y Federer ha sabido solventarlo. El talento de David Goffin ya lo espera el próximo domingo en el mismo lugar: el Rod Laver Arena.

Grigor Dimitrov. A sus 24 años, el talentoso jugador de Haskovo debe aprovechar este partido para tomar impulso en su carrera. Desde muy joven, ; y medirse con el maestro suizo en el primer Grand Slam del año puede ser un buen acicate para que su carrera comience a tomar vuelo de forma definitiva y así convertirse en un jugador de referencia en el circuito de cara a los próximos años.

La lluvia. Los pronósticos meteorológicos predijeron un día lluvioso en Melbourne, motivo por el que los dos partidos precedentes en el Rod Laver Arena se disputaron con el recinto techado. Por alguna extraña razón, la organización decidió retirar el techo retráctil en el inicio del partido y, tras un único juego disputado, , con la pista mojada y los recogepelotas afanándose en secarlo todo mientras el techo volvía a cerrarse.

Comenzó fría la tercera ronda, con la lluvia pidiendo protagonismo en Melbourne y actividad tenística únicamente en las tres pistas principales. Incluso en la central, donde Federer y Dimitrov tenían que protagonizar uno de los partidos más esperados hasta el momento, costaba entrar en calor con ese inoportuno parón de un cuarto de hora con un juego únicamente en el marcador. Costó que la calidad apareciera tras la reanudación, pero a Federer no le supuso mucho esfuerzo forzar su break de cada set para llevarse la primera manga ante un Dimitrov agarrotado.

Se soltó el de Haskovo en el segundo set, en el que plantó cara a Federer haciendo valer ese talento del que tanto hay escrito y tan poco demostrado. Le rompió el servicio al Expreso de Basilea por primera vez en este Open de Australia y también le robó el set, algo que hasta el momento no había experimentado Federer. Fue la versión más humana y vulnerable del suizo, como también humano fue su reacción llena de orgullo y rabia demostrado en la siguiente manga, en la que consiguió borrar de la pista a su rival. Con el orden y la jerarquía restablecidos, Federer volvió a recuperar su ritmo habitual, rompiéndole una vez el saque y dejando atrás a su potencial relevo para reservarse un lugar en octavos de final.

Más allá de la curiosa circunstancia de que el único Grand Slam que cuenta con tres pistas cubiertas vea retrasado un partido en la central por la lluvia, el partido entre Federer y Dimitrov dejó puntos de gran calidad para disfrute del aficionado. Al suizo ya le ha llegado el primer aviso de que en Melbourne hay poco margen de error y supo enmendarlo rápidamente. Esto puede demandar una vuelta de tuerca más en su concentración y, por tanto, en el espectáculo.