Open Australia 2019, Djokovic-Shapovalov: Deslumbrado a octavos (6-3, 6-4, 4-6 y 6-0)

Novak Djokovic: Sin grandes demostraciones de poder se planta en octavos de final casi sin esfuerzo. Tsonga le inquietó algo en segunda ronda, pero ni Krueger ni (extrañamente) Shapovalov, han sido rivales ante los que ha tenido que dar el máximo. Era uno de esos días en los que ese aire de distracción aparece con facilidad en las expresiones de Nole, una actitud que cambió radicalmente al desconcentrarse por la iluminación del estadio y que le hizo perder un set. En el cuarto volvía a sacar su mejor nivel.

Denis Shapovalov: Se cavó su propia tumba con la derecha (jugador zurdo) y el saque. Sus porcentajes de primeros fueron bajísimos todo el encuentro. La cantidad de errores no forzados que sumó con la derecha, principalmente bolas largas, facilitaron mucho la tarea a su rival. Poca resistencia para otro de los jugadores llamados a liderar la ‘Next Gen’. Solo la desconcentración de Novak le dio alas para llevarse una manga.

O Djokovic comenzó muy bien, o Shapovalov muy mal. El caso es que en pocos minutos el 4-1 favorable a Nole auguraba un partido cómodo para el serbio. La ventaja era algo excesiva y la reacción del canadiense, rápida, parecía confirmar esa sensación. Lo mismo que había perdido su saque en el quinto juego, Denis lo recuperaba al siguiente, consolidándolo en el 4-3. Ahora era el número uno del mundo el que tenía que reaccionar. Y lo hizo. Ganando su saque y rompiendo de nuevo en el momento decisivo.

Shapovalov tenía destellos. No los suficientes. Su derecha (izquierda en este caso) sumaba errores no forzados sin cesar y el saque tampoco mejoraba respecto a la primera manga. Djokovic seguía a lo suyo, sin subir demasiado el ritmo, tampoco lo permitía en exceso el calor australiano, rompiendo otra vez cuando el marcador lo pedía, justo para cerrar con 6-4.

Los juegos eran cortos y rara vez se veían rallies interminables de los que dejan extenuados a los tenistas y cambian dinámicas. La derecha y el saque seguían matando a Shapovalov. No terminaba de entrar nunca en el partido, y en el tercer set lo pagó con un 4-1 inicial en contra. El público miraba ya en el orden de juego cuál era el siguiente partido que podrían disfrutar en Melbourne cuando Djokovic se perdió.

Los focos televisivos, en plenos día en Australia, molestaban al serbio y le sacaron de su sitio. En el segundo set se había quejado, pero en el tercero fue más vehemente. Djokovic perdió el saque para el 4-3 en un juego donde estaba más pendiente de los dichosos focos que de la pelota amarilla. Denis se venía arriba con el 4-4 y volvía a romper en el 4-5. La manga estaba perdida para Nole, que prefirió hacer borrón y cuenta nueva.

En el último set se vio la dinámica de las dos primeras mangas incluso más acentuada. Djokovic se puso en modo martillo pilón y acabó arrasando con un 6-0. Lo que debería haber sucedido mucho antes.

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