Open Australia 2021 | Vídeo resumen del Medvedev-Tsitsipas: Una máquina rusa

Hay gente que compara a Medvedev con un robot y en cierta parte no le falta razón. El último ganador de la Copa de Maestros firmó su victoria número 20 de manera consecutiva en un partido en el que no necesitó más que seguir haciendo lo que venía demostrando durante todo el 2021, llevar un ritmo demoledor imposible de seguir para el rival que tiene al otro lado de la pista. A Daniil poco le importa a quién tiene en frente, su gran servicio, la atípica derecha y su certero revés hicieron trizas las esperanzas de un Tsitsipas que acusó el esfuerzo físico de levantar dos sets en contra ante Nadal.

El primer set arrancó con un cierto tono de respeto entre ambos, pero poco tardó en iniciar las hostilidades el ruso, encadenando tres juegos de manera consecutiva con un break que le ponía en bandeja la primera manga. La solidez de Medvedev se acercaba a la perfección y el cabeza de serie número cinco del torneo, con la grada a su favor por la gran comunidad griega en Melbourne, buscaba más que nunca su apoyo para agarrarse al partido (6-4).

Porque el dominio de Medvedev no hacía sino acrecentarse en la segunda manga. Apagaba todo conato de posible reacción en forma de buen punto, que podía levantar momentáneamente a los aficionados de sus asientos con un Tsitsipas maniatado, buscando aire y sin poder desenvolver su juego vistoso y agresivo desde el fondo de la pista. El 3-1 suponía la primera rotura del set y el 5-2 enterraba cualquier esperanza de contraataque por parte del griego. La máquina funcionaba y lo hacía a las mil maravillas.

El control era absoluto, Daniil Medvedev sacaba sus servicios adelante con rapidez, eficacia y un estilo sin fisuras acababa con otro break a su favor. Sin embargo, Tsitsipas comenzaba a sacar la cabeza del agujero en el que le había metido con su juego el jugador ruso. La grada sabía que era el momento y Stefanos también, dejando los pocos gramos de fuerza que le quedaban con el objetivo de confirmar su primera rotura del partido. La grada enloquecía y el duelo entraba en una nueva dimensión.

Fueron los mejores momentos del griego, pero a pesar de poner contra las cuerdas y rozar el vuelco en el tercer set, el ruso sigue siendo una máquina y no se dejó llevar por las emociones, a pesar de que celebrara como nunca el passing shot que le volvía a poner con break a favor. El pase a la final estaba cerrado, Medvedev por méritos propios se convertía en el rival de Novak Djokovic.