Nadal-Zverev: La otra cara de la moneda parisina

Rafael Nadal vive una historia de amor-odio con París en la que el amor, es evidente, le llega a través de la Philippe-Chatrier. La otra cara de la moneda de la capital francesa llega ya entrado el otoño, con el Masters 1000 de París-Bercy, en el que un año más el balear seguirá sin probar las mieles del éxito. En 2019 fueron unos dolores abdominales los que lo apartaron de una de sus pocas cuentas pendientes en el circuito, esta vez fue un Alexander Zverev en estado de gracia.

El único español en ganar en París-Bercy, David Ferrer, está siendo el remedio que necesitaba el alemán para dar el salto adelante que todas las leyendas del tenis le reclamaban desde hace años. Con el alicantino, la concentración y madurez de Zverev se han multiplicado y eso se nota en su consistencia sobre la pista. Su final en el US Open y este triunfo ante Nadal dan buena cuenta de ello.

No tardó Zverev en quebrar el saque de Nadal, que esperaba dar un paso adelante en los juegos al resto tras dejar atrás a Carreño y terminó encontrándose con problemas con su servicio. El teutón se adelantó con un 1-3 irreversible en el primer set y probó la misma fórmula en el segundo. Los gestos de contrariedad de Nadal iban en aumento, haciéndole ver a Francis Roig que esta vez no parecía haber espacio para la remontada.

No obstante, Nadal es Nadal, y no se marchó de Francia sin plantar batalla. Consiguió ponerse 5-5 tras ir a remolque en el segundo, haciendo temblar las piernas de Zverev, que recuperó su vieja tradición de cometer dobles faltas cuando menos debe hacerlo. Fue una desconexión breve, y a partir de ahí volvió a elevar su nivel, el que lo sitúa como el gran favorito en este tramo del año. Con un saque demoledor y una cantidad ingente de winners, sacó a Nadal de la pista y del torneo, citándose con Daniil Medvedev y posicionándose de nuevo como firme candidato al título, tanto en París-Bercy como en las ATP Finals de Londres. Djokovic y Nadal tendrán un hueso muy duro de roer antes de que la ATP baje el telón de este atípico 2020.