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Rafael Nadal: diecisiete años mordiendo

Fernando Murciego

Publicado 04/03/2020 a las 10:49 GMT+1

Desde que ganara su primer título en Sopot 2004, Rafa Nadal no ha vuelto a dejar una temporada ausente de éxitos, conquistando en todas ellas al menos un torneo. Acapulco 2020 vio cómo esa racha se ampliaba un curso más, confirmando una vigencia histórica que jamás se había visto.

Nadal

Fuente de la imagen: Getty Images

Hay jugadores que sueñan con alcanzar una final profesional, otros incluso logran ganarla, incluso algunos hay que repiten. Y luego, están los que acumulan diecisiete temporadas consecutivas mordiendo trofeos. Mejor dicho, devorándolos. Hablamos de Rafael Nadal, amo y señor de este récord que ostenta por encima de otras rachas como los 15 años de Roger Federer (2001-2015), los 15 de Novak Djokovic (2006-2020), los 14 de Ivan Lendl (1980-1993) o los 13 de Jimmy Connors (1972-1984). Una salvajada que merece la pena desgranar.
2004. UN TÍTULO. El primero siempre suele llegar de manera inesperada, de forma discreta, cuando nadie te mira. En el caso de Rafa, sucedió en agosto de 2004, en Sopot, siete meses después de perder en Auckland su primera final como profesional. Pero en Polonia no estaría Hrbáty al otro lado de la red, sino Acasuso. Una victoria por 6-3 y 6-4 abría el camino de una racha que a día de hoy todavía no ha encontrado freno.
2005. ONCE TÍTULOS. Una temporada para enmarcar, el techo del español en cuanto a número de títulos. Costa do Sauipe, Acapulco, Montecarlo, Barcelona, Roma, Roland Garros, Bastad, Stuttgart, Canadá, Beijing y Madrid. Es decir, al año siguiente de su ‘despertar’, Nadal se mete en la maleta once trofeos de todos los colores y sabores. Dueño absoluto de la gira de tierra, donde conquista su primer Grand Slam, pero también capaz de remontarle a Ljubicic una final imposible bajo techo. Ese curso solo perdió una final, la de Miami, ante Federer, después de ganar los dos primeros sets. Con el paso del tiempo entenderíamos lo complicado que iba a resultar ganar allí.
2006. CINCO TÍTULOS. La cantidad de trofeos descendió respecto a 2005, como era de esperar, pero la gira de polvo de ladrillo volvía a tener un solo protagonista. Cuatro conquistas de manera consecutiva (Montecarlo, Barcelona, Roma y Roland Garros) sumadas a la de Dubái en el mes de febrero. Aquel año, además, Nadal también perdería su primera final de Grand Slam (Wimbledon), la primera que disputaba fuera de la tierra batida.
2007. SEIS TÍTULOS. Apenas unas temporadas en la élite sirvieron para confirmar que el mundo del tenis estaba ante un prodigio de este deporte. Concretamente, de la arcilla. Parecía imposible derrotarle en superficie lenta y, por tanto, un año más, Nadal volvió a dominar la primavera a su antojo. Ganó en Montecarlo, Barcelona, Roma, Stuttgart y su tercer Roland Garros. También gritó victoria en Indian Wells, demostrando que en pista rápida también era competitivo. Eso sí, también llegó una gran decepción, en Hamburgo, donde Roger Federer le haría caer por primera vez en una final sobre tierra.
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Rafa, el invencible: Nadal cosecha 17 años consecutivos ganando títulos ATP

2008. OCHO TÍTULOS. Una de las temporadas más especiales y eso que no empezó nada bien: perdiendo las finales de Indian Wells y Miami. Por suerte para Rafa, la gira de arcilla volvería a traerle luz (Montecarlo, Barcelona, Hamburgo, Roland Garros) pero esta vez vendría acompañada de un gira bestial sobre hierba. Los títulos en Queen’s y Wimbledon colocaban al balear como el nuevo dueño del circuito, algo que lograría matemáticamente ganando en Canadá y colgándose la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing. Un calendario espectacular.
2009. CINCO TÍTULOS. Después de ganar su primer Grand Slam fuera de la tierra, Nadal entendió que la mesa estaba preparada para un nuevo golpe, así que decidió convertirse en el primer español de la historia en ganar el Open de Australia. Y luego Indian Wells, por si todavía quedaba alguna duda de su rendimiento en cemento. Luego llegó el triunfo en Montecarlo, Barcelona, Roma… y ya. En este caso, 2009 arrancó de maravilla pero se iba a torcer en verano, donde Robin Soderling cortaría su racha de 31 victorias en París. Ese bajón lo aprovecharía Federer para rescatar sus mejores golpes y terminar el año en la cima.
2010. SIETE TÍTULOS. Después de una temporada complicada en lo deportivo y en lo personal, Nadal no perdió el tiempo y rápidamente comenzó a recuperar el terreno perdido. El año 2010 le trajo tres títulos de Masters 1000 (Montecarlo, Roma, Madrid), tres títulos de Grand Slam (Roland Garros, Wimbledon, US Open) y un título ATP 500 (Tokyo). El español hacía historia y lograba dejar su huella en los cuatro grandes escenarios. Donde no pudo reinar fue en las ATP Finals, donde Federer le arrebató el último caramelo que se ponía en juego antes de irse de vacaciones.
2011. TRES TÍTULOS. Nadal llegaba al calendario donde cumplía 25 años y, pese a su juventud, su palmarés mostraba ya los mejores títulos a los que un tenista puede aspirar. Quizá por eso la ambición y el deseo de otro extraterrestre como Novak Djokovic aterrizó para darle un nuevo aire al circuito. El serbio, imparable durante todo el año, le arrebató al balear hasta seis finales en 2011, convirtiéndose en su bestia negra. Con este nuevo enemigo en el tablero, Rafa solo encontraría premio en Montecarlo, Barcelona y Roland Garros, tres lugares que no guardaban secretos para él.
2012. CUATRO TÍTULOS. Por segundo año consecutivo, Nadal solamente podría cantar victorias en torneos sobre tierra batida, ya que entre Djokovic y Federer no dieron tregua sobre cemento y hierba. Nadal sumó su octavo Montecarlo, séptimo Conde de Godó, sexto Roma y séptimo Roland Garros. Finalmente, una tendinitis le deja en fuera de juego hasta la temporada siguiente.
2013. DIEZ TÍTULOS. Para muchos, el propio Rafa Nadal incluido, esta fue la temporada más especial del español en su carrera. Con todo ganado y sin nada que demostrar, el de Manacor sacó fuerzas para salir de una lesión prolongada y regresar al circuito a lo grande. No desde el principio, ya que aquella final en Viña del Mar todavía nos rechina en la cabeza, pero sí con la autoridad para conquistar a continuación Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros, Canadá, Cincinnati y US Open. Nada menos que diez títulos, uno menos que los once que levantó en 2005. Asombroso.
2014. CUATRO TÍTULOS. Y después de un 2013 inolvidable, casi insuperable, de nuevo llegaba el paso atrás. Un paso que le obligó a dar Novak Djokovic, el hombre que gobernaría desde lo más alto del ranking durante los tres siguientes años. Eso sí, de momento, la gira de tierra batida seguía llevando su nombre, así fue como campeonó en Doha, Río de Janeiro, Madrid y Roland Garros. Menos trofeos de los esperados, muestra de que el serbio cada vez le comía más terreno en su superficie favorita.
2015. TRES TÍTULOS. Repasando la carrera de Nadal hasta el día de hoy, podemos decir que solamente hubo dos temporadas en las que el español no dio la talla. Al menos, no la talla que venía mostrando anteriormente. El primero fue 2015, donde no fue capaz de ganar ningún Masters 1000 y ningún Grand Slam. Sí que salió victorioso en Buenos Aires, Stuttgart y Hamburgo, coronas menores que confirmaban el mal momento de confianza por el que pasaba nuestro campeón.
2016. DOS TÍTULOS. Y es que el año siguiente sería todavía más gris, alcanzando solamente tres finales y ganando dos de ellas (Montecarlo y Barcelona). Eran los números más bajos del manacorense desde que se había convertido en una referencia y una leyenda mundial. Menos mal que el tiempo acabaría poniéndole en el lugar por el que tanto había trabajado.
2017. SEIS TÍTULOS. Con Djokovic en fuera de juego por lesión, llegó la temporada de resurrección de Nadal y de Federer. Eso sí, el suizo fue quien comenzó golpeando primero. Rafa perdería las tres primeras finales de aquel año (Open de Australia, Acapulco y Miami), una mala racha que quedaría en el olvido con sus notables ejercicios en Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roland Garros, US Open y Beijing. Un año muy especial por los dobles dígitos que iba a firmar en Montecarlo, Barcelona y París, donde acumulaba ya diez títulos en cada plaza. El campeón había vuelto al número 1 del mundo.
2018. CINCO TÍTULOS. Era el momento de defender lo conquistado y el ‘nuevo’ Nadal estaba de sobra preparado para ello. Comenzaba aquí un período completamente distinto, donde Rafa apostaba por disputar menos torneos pero llegando a ellos con la mejor preparación. Así consiguió ganar las cinco finales que alcanzó: Montecarlo, Barcelona, Roma, Roland Garros y Canadá. Esa temporada, nadie levantó más copas que él.
2019. CUATRO TÍTULOS. Los años pasaban y la treintena mostraba que la veteranía no le sentaba nada mal al manacorense, siempre y cuando supiera gestionar sus energías. Aun con ello, muchos se preocuparon al tener que esperar cinco meses para verle morder un trofeo. Nadal reconquistó una vez más los tronos de Roma, Roland Garros, Canadá y US Open. Sí, es verdad que la gira de tierra ya no era el paseo triunfal de cada primavera, pero sus opciones sobre superficies rápidas se habían multiplicado gracias al trabajo de perfeccionamiento en su estilo de tenis. Ahora tenía menos físico, pero la cabeza funcionaba dos segundos más rápido que antes.
2020. UN TÍTULO. De esta manera llegamos al presente, con un Rafa tan competitivo como siempre, pero algo más vulnerable. De momento, en dos torneos disputados, los resultados rozan el sobresaliente: cuartos de final en Melbourne y título en Acapulco, el número 85 de su carrera. Es la estela de un jugador irrepetible, un privilegiado que acumula diecisiete temporadas consecutivas devorando trofeos. El apetito más voraz que se recuerda.
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