Roland Garros 2016, Nadal-Bagnis: Sin tiempo que perder (6-3, 6-0 y 6-3)

Rafa Nadal. Luce la condición de cuarto cabeza de serie del torneo, pero poco a poco se está posicionando como un gran candidato al título. El balear ha dejado atrás su faceta más contemporizadora y avanza rondas a velocidad de crucero, dejando por el camino sin contemplaciones a sus rivales. Bagnis le rompió una vez el servicio, pero eso sólo sirvió para despertar a la fiera hambrienta que habita en el interior del nonacampeón en París.

Facundo Bagnis. Se esperaba bastante más del rosarino que de Sam Groth, pero la estampa general dejada por Bagnis en París fue similar a la del australiano. Disputó los primeros sets al amo y señor de la tierra batida, pero se diluyó como un azucarillo hasta el punto de desaparecer por completo en la segunda manga, en la que Nadal le endosó un doloroso rosco. Le queda camino por delante a Bagnis si quiere recoger la estela de Coria o Nalbandián, los grandes argentinos de la última década.

Rafa Nadal volvió a hacer acto de presencia en su territorio natural, la Philippe Chatrier, y la central de París rememoró estampas de un pasado no tan lejano cuando vio al de Manacor reaccionar a lo campeón a la primera rotura de su servicio en el torneo. La confianza es un factor esencial en los Grand Slams y Nadal siente que París es su casa, lo que para sus rivales es la peor noticia posible. El rosarino Facundo Bagnis, zurdo como él, se plantó en su camino dispuesto a complicarle las cosas, y parecía que iba a lograrlo cuando consiguió romperle el servicio en el primer juego del partido, con Nadal aún sin entrar en calor.

Fueron las últimas noticias de Bagnis en el partido, pues Nadal se apuntó doce de los siguientes trece juegos en disputa para hundir la moral del argentino y volver a lucir su aura casi imbatible en París. El balear apuró las líneas de la Philippe Chatrier, desmontó a su rival con banana shots de alta escuela y le metió una intensidad al partido impropia de la primera semana de competición. Con un apabullante 6-0 y un 6-2 para rematar la faena, Nadal se marchó al hotel a esperar que pasen 48 horas para seguir ejerciendo su particular cátedra tenística en París, donde se ha reencontrado con una afición derretida ante el tenis de quien es mucho más que el cuarto favorito de esta edición.

Las tres primeras rondas de todo Grand Slam sirven, sobre todo, para coger confianza y, en la medida de lo posible, enviar un mensaje a los rivales que asoman por la misma zona del cuadro. Novak Djokovic tiene un ojo puesto en el balear, pues la lógica indica que terminarán cruzando sus caminos, y observa a un tenista confiado, al que le salen por fin las cosas. Nadal lleva poco más de tres horas sobre la pista y es, con diferencia, el que mejores sensaciones ofrece tras cinco días de torneo. Sin duda, es la senda adecuada para ser coronado por décima vez en París.