Roland Garros 2016: La lluvia, un factor desestabilizador hasta 2020

Roland Garros es, posiblemente, el torneo más conservador de los cuatro que forman el Grand Slam, más aún que Wimbledon, en el que la tradición es uno de sus mayores valores. En París no hay ojo de halcón dado que es un torneo de tierra batida y la bola deja unas marcas más claras sobre la arcilla, lo que ha llevado a muchos tenistas a lamentarse por ello, siendo el último Nick Kyrgios tras su debut. Además de la ausencia de ojo de halcón, otra de las novedades tecnológicas que más se echan en falta en en París es el techo retráctil, que evita que las jornadas se vean afectadas por los días de lluvia.

El mal tiempo no se hizo esperar en la capital francesa, y ya en la primera jornada tuvo que ser aplazada más de la mitad de la jornada, tanto en el cuadro masculino como en el femenino. Las lluvias no remitieron en las primeras horas del lunes y los partidos del primer turno, entre los que se encontraba el debut de Garbiñe Muguruza, tuvieron que ser retrasados nuevamente, sin que la jornada pudiera comenzar hasta pasadas las 13:00 horas.

La indignación de la afición, que tuvo que soportar estoicamente los férreos controles de seguridad en torno del complejo tenístico parisino, llevó a Guy Forget a comparecer públicamente. El director del torneo pidió disculpas y reconoció que la afición tiene que ser respetada. No obstante, la principal medida para que esta situación no vuelva a repetirse, la incorporación del techo retráctil, no llegará hasta 2020. Según Forget, los trabajos ya están en marcha: “Estamos en el corazón de París y por esto la administración es más lenta. El gobierno central, el municipio y el Ministerio de Deportes están con nosotros”, aseguró.

Continuó justificando la necesidad del techo retráctil en términos de respeto hacia los demás: “Es una cuestión de respeto a los medios y al público. El techo es fundamental”. En cuanto a la tardanza para tenerlo preparado -cuatro años-, se justificó: “Construir pistas es fácil, pero instalar el techo lleva un tiempo”. De este modo, la lluvia seguirá influyendo notablemente en Roland Garros al menos hasta 2020, cuando el cielo dejará de ser un problema en París.