US Open 2016, semifinales, Djokovic-Monfils: Una tarde con Berlanga (6-3, 6-2, 3-6 y 6-2)

Novak Djokovic: Probablemente afrontó el partido más raro de su carrera deportiva. Ante un rival que actuó con desidia en muchos momentos del envite. Tuvo un bache y algunas dudasante la táctica ramplona con la que tuvo que lidiar. Novak Djokovic sacó el envite con autoridad. Pese a su victoria, el triste protagonista del duelo, para lo bueno y para lo malo, estuvo al otro lado de la red.

Gael Monfils: Es un tenista querido en el circuito ATP por su sentido del humor. Un jugador poco ortodoxo. Un verso libre que gusta de hacer lo que no hace nadie. Sin embargo, en las semifinales de este US Open fue demasiado lejos. Rozó el ridículo en varias fases del envite jugando a no jugar. Jugando a nada. Su reacción final le reconcilio con el público y consigo mismo.

El partido arrancó con un set surrealista. Al más puro estilo Berlanga. Sin pies ni cabeza, con un inicio fulgurante de Novak Djokovic que empotró a su rival con un 5-0 y 40-0. Momento en el que Gael Monfils decidió jugar a no jugar y, aunque parezca increíble, sacó al número uno del partido. Le bloqueó. Le hizo dudar. Y cambió el envite. El tenista galo rozó la vergüenza en muchas fases del duelo, rozando un 'warnning' que nunca recibió (incomprensiblemente).

En la primera manga acabó por no funcionarle, pero no pareció afectarle. El segundo set fue más de lo mismo. Una simulada apatía. Un circo de partido. Sin lucha. Sin brega. Sin ritmo. Y sin intensidad. Lo que provocó los primeros pitos en la grada y un cabreo general de un público que pagó una entrada para ver un partido de tenis que no se podía ver.

En el tercer set el tenista francés quiso remediar lo irremediable. Intentó jugar. Se encaró con el público y alzó el puño tras ganar algunos puntos. Le metió intensidad y actitud. Ver para creer. Gael Monfils se apuntó la tercera manga y luchó con todo en un cuarto set donde ambos tenistas tuvieron problemas físicos. Novak Djokovic salió victorioso y con cara de haber sido víctima de una broma. O el sorprendente protagonista de una película de Berlanga.

Nuestra opinión: Hemos visto partidos de todo tipo, pero jamás una semifinal de Grand Slam tan extraña. Tan decepcionante. Gael Monfils maquilló su actuación con un intento final por luchar y entrar en la batalla. Pero el daño estaba hecho.