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US Open 2019, Schwartzman-Nadal: Montañas rusas, susto y resiliencia (4-6, 5-7 y 2-6)

Agustín Galán

Actualizado 05/09/2019 a las 07:45 GMT+2

Rafa Nadal se clasificó para las semifinales del US Open 2019 después de derrotar al argentino Diego Schwartzman por 4-6, 5-7 y 2-6. El balear jugó un partido durísimo contra un rival que no consiguió encontrar la forma de hincarle el diente al número dos del mundo a pesar de sufrir a última hora unos calambres en los antebrazos que denotaron cierta preocupación.

Nadal

Fuente de la imagen: Getty Images

Personajes

Diego Schwartzman. Muy pocos jugadores han conseguido competirle un set a Nadal de la forma en la que lo hizo el Peque en los dos primeros vividos en la Arthur Ashe. Su espíritu de lucha y su resiliencia no tuvieron premio, pero es irreprochable el esfuerzo del bonaerense, que sigue consolidándose en el circuito como uno de los huesos más duros de roer. Nadal tuvo que sudar hasta límites dolorosos para dejarlo fuera de combate.
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US Open 2019: La dejada de Schwartzman que sorprendió a Nadal

Rafa Nadal. A medida que aumenta el nivel de exigencia en el torneo, Nadal mete una marcha más en su tenis. Frente a Schwartzman dejó aparcado el showtime en comparación con el duelo contra Marin Cilic, consciente de que con el argentino tenía que sudar y pelear por cada punto para estar en semifinales. La ventaja es que Nadal domina con excelencia todas las situaciones, incluido el dolor muscular, y fue capaz de brillar en un partido de zapa y sufrimiento.

Nudo

A las 22:00 horas de Nueva York hicieron acto de presencia Nadal y Schwartzman en la Arthur Ashe, últimos invitados de una fiesta tenística que vio duelos de altura como el Berrettini-Monfils o el Andreescu-Mertens que los precedió. La humedad y el cansancio, más psicológico pero a partir de ahora también físico, podían amenazar con condicionar el espectáculo, pero terminó regalando un duelo con rallies intensos de alta escuela, más propio de Roland Garros que de la canalla noche neoyorquina.
Nadal comenzó el partido con el turbo, llevándose dos breaks que descolocaron a Schwartzman para ponerse 0-4. Muchos hubieran claudicado y buscado un desenlace rápido del primer set, pero el Peque se rebeló ante su destino y le devolvió las dos roturas a Nadal de forma inmediata, algo muy poco frecuente. El de Manacor sufrió en esos momentos más que en el segundo set que le robó Cilic.
Con 4-4 comenzaron entonces dos juegos brillantes por parte de ambos tenistas, sin renunciar a la gloria en ningún punto, repartiéndose las ovaciones de las gradas. Fue en ese momento de todo o nada donde Nadal supo apretar los dientes y llevarse los puntos que tenía que sumar, rompiéndole el saque una tercera vez a Schwartzman justo a tiempo de sumar el 6-4 y adjudicarse la primera manga.
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Si había sido divertida e intensa la montaña rusa del inicio del partido, Nadal y Schwartzman regalaron otro viaje similar en el segundo. Nadal llegó a dominar 1-5, pero el bonaerense se convirtió por segunda vez en el ave fénix y puso el 5-5 con una respuesta en forma de dos roturas. En los momentos clave Nadal supo marcar la diferencia respecto a su rival, y de nuevo lo comprobó Schwartzman al recibir el 5-7 a continuación. Si ya es difícil recuperarse de un golpe moral así, un segundo puede ser devastador para cualquiera al otro lado de la red.
Se abrió una mínima puerta a la esperanza de Schwartzman, apareciendo entonces unas molestias en los antebrazos de Nadal, víctima de calambres generalizados fruto del esfuerzo durante más de dos horas y media con la alta humedad reinante a orillas del río Hudson. Entraron los médicos y las imágenes de Novak Djokovic y Roger Federer saliendo eliminados por problemas físicos se pasó por la mente de más de un aficionado. La principal diferencia con estos dos casos es que Nadal tenía muy encarrilado el partido y apretó los dientes como nunca, capaz de dominar el dolor para acelerar y sellar el partido antes de que la situación se le fuera de las manos.
El Peque, mientras tanto, negaba con la cabeza cuando Nadal le rompió el servicio con limitaciones en sus brazos. Se escapa a toda lógica la manera en la que el balear mantiene el dominio en la adversidad, pero la realidad indica que una vez más lo consiguió y ya está en la penúltima ronda del torneo, con el sorprendente y maratoniano Berrettini esperando y sus brazos enviando un aviso que conviene no ignorar en las próximas 48 horas. La tensión de la montaña rusa a la que Schwartzman lo invitó puede pasar factura.
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