El post de Iván Castelló: Carlos, el de los cojones largos

Pero como uno es como es, y seducido por precedentes como aquél de Camilo José Cela (ver Wikipedia, I) en el Congreso de los Diputados (“no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”), pues como que habrá que decirlo bien a las claras aunque estemos en 2022. Además, es madrugada del domingo al lunes, no hay ni gatos ni pardos: Carlos, el de los cojones largos.

Perdón por la expresión, muy de aquí, pero que fomenta el propio Carlos Alcaraz, nuestro protagonista por ganar el US Open con 19 años, al recordar la receta de las tres ces de su abuelo: Cabeza, Corazón y Cojones. La nueva compañía C. Como para registrarlo en la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas).

También lo rememoró en Twitter el propio Carlitos sin rubor, y con la determinación propia de este nuevo superhéroe patrio, antes de la final ante el noruego Casper Ruud. Un tuit iconográfico con los emojis de una cabeza, un corazón y dos huevos. Más valen imágenes que palabras, la testiculina de nuevo para no olvidar que hay que “supervitaminarse y mineralizarse” como proclamaba Súper Ratón (ver Wikipedia, II).

Porque Carlos Alcaraz Garfia ya ha entrado con raqueta en mano en el Valhalla (ver Wikipedia, III) del tenis cuyo trono preside nuestro Odín (ver Wikipedia, y IV) particular, Rafael Nadal Parera, y no como pareciera ser más apropiado un noruego como Ruud. El nuevo número 1 del mundo se deshizo del excelso tenista de Oslo con su valentía habitual, su ‘echapalantismo’ convertido en ismo devora rivales. No, no estaba Djokovic en Nueva York. Pero que se prepare ante el murciano de la pedanía de El Palmar, el nuevo Manacor.

Y dicen que todavía puede ser mejor su hermano pequeño Jaime. La monda. Tenis se escribe ya con te de techo (el que no tiene) un apellido inolvidable a la intemperie del inmenso cielo: Alcaraz. Ya sólo falta el abogado. ¿Qué abogado? Pues eso.