Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo

US Open 2023 | Blog Murciego: Quien ríe el último es Djokovic

Fernando Murciego

Publicado 14/09/2023 a las 11:17 GMT+2

La temporada de los Grand Slam terminó como empezó, con Novak Djokovic cambiando de chaqueta y dándole otro mordisco a la historia. Su palmarés sigue cogiendo distancia con los de Federer y Nadal, enterrando el debate del GOAT y generando nuevas fobias entre sus detractores.

Medvedev-Djokovic: 24 grandes para igualar a Court 3-6, 6-7(5) Y 3-6

De todos los récords –algunos nuevos, otros mejorados– que salieron a la luz tras la última conquista de Novak Djokovic en el US Open 2023, hubo uno que me dejó absolutamente anestesiado. De los 24 Grand Slams del serbio, la mitad los ha ganado a partir de los 30 años. ¿Recuerdan la crisis que tuvo entre 2017 y 2018? ¿Esa que casi termina con su carrera profesional? Lejos de una retirada, aquello terminó siendo el impulso más voraz hasta las estrellas, levantando 12 de los últimos 19 majors disputados. ‘Gallina vieja hace buen caldo', como dijo Valentino Rossi tras ganar su noveno Mundial. Desde luego, el serbio va camino de convertirse en el tenista de mayor vigencia dentro del circuito, un ‘veterano’ que sigue coleccionando trofeos a costa de la bisoñez de sus rivales. He aquí la controversia –la excusa– que se han inventado algunos aficionados –haters– para atacar al Nº1 del mundo: recordarle que sus últimos éxitos tienen menos valor debido a que Federer y Nadal ya no están ahí para competirlos. ‘¡Es un abusón!’, tuiteó alguno tras sus triunfos sobre Fritz o Medvedev. Como si ahora tener 36 años fuera mejor que tener 22. ¿O igual sí?
Antes de meternos la selva, lo que está claro es que Djokovic sigue apagando el debate mes a mes. Los más profanos del lugar tienen miedo de quedarse sin cartas que jugar, de que llegue el día en el que no sepan qué nuevo dardo lanzar, lo que sea con tal de no aceptar que este hombre hace tiempo que se convirtió en el number one. Como no pueden celebrar sus derrotas –cinco este año en cincuenta partidos disputados–, ahora la estrategia es centrarse en sus victorias, desposeídas de toda virtud debido a la nula experiencia de sus rivales. Es un tortazo doble: primero subrayando que el vestuario actual no tiene nivel; y luego, vistiendo a Novak como alguien que anhela el éxito por encima de cualquier cosa, explotando su experiencia dentro del tour y aprovechándose de una situación donde su nombre es el único por debajo de los 28 años dentro de los diez primeros de la clasificación. ¿Cómo de tarado hay que estar para llegar a pensar que el valor de un título depende de lo que pase al otro lado de la red y no del esfuerzo que uno mismo ha dedicado? Y además siendo Novak, precisamente el jugador que más veces tuvo que chocar contra Federer y Nadal desde sus inicios, terminando por doblegarlos a ambos en su particular cara a cara.
Para los que replican que no estén Federer y Nadal, ¿se quejaron entre 2006 y 2011 cuando estos dos jugadores suponían un tapón insalvable para el serbio en los grandes escenarios? Podemos decir que Novak fue un tenista precoz –con 19 años años ya estaba ahí–, pero ni mucho menos fue precoz en cuanto a resultados. Al fin y al cabo, en enero 2011 tan solo contaba con un título de Grand Slam, cuando su carné de identidad se acercaba a los 24 años. A esas alturas, el suizo ya era el hombre con más majors de la historia, mientras que el español acababa de completar el Grand Slam y empezaba a ser peligroso en todas las superficies. Habría sido una utopía imaginar todo lo que vendría por delante, la remontada épica de un Nole contra todo y contra todos. Por poner un ejemplo, es como si ahora nos dicen que Casper Ruud o Jannik Sinner terminarán sus carreras superando la cifra de Pete Sampras. Lo que pasó con Djokovic es que supo aguantar, supo sufrir y supo aprender de sus dos mayores rivales. Supo trabajar, esperar y enfocar estas rivalidades desde la motivación y el instinto de superación. Le sirvieron de tal manera para mejorar que se convirtieron en una parte fundamental de su evolución, hasta el punto de sentirlas como un mal necesario. Está bien seguir recolectando Grand Slams en un vestuario que te obliga a competir ante jugadores que podrían ser tus hijos, pero no tengo dudas que el de Belgrado los cambiaría sin dudar por sus rivales de generación.
Las rivalidades que tenía con el Big4 eran muy fuertes, eran rivalidades consolidadas, en esa época lo más normal era que Roger, Rafa o Andy te esperase en la final de un Grand Slam y que cada partido se jugase al máximo nivel. Hoy todo es diferente, pero no me importa jugar ante diferentes rivales siempre y cuando gane. Este año disputé tres partidos muy emocionantes con Alcaraz, es bueno que se generen estas nuevas rivalidades, luego también está Sinner y Rune, o la generación de Zverev, Tsitsipas y Medvedev, todos estos chicos son top5 o top10. Por el revuelo que se crea en cada Grand Slam, diría que el tenis está en muy buenas manos, aunque sabemos que los jugadores van y vienen. Para mí será el mismo destino que para cualquier otro, algún día dejaré de jugar, quizá dentro de 23 o 24 años (risas). Irán surgiendo jugadores nuevos, no me cabe duda, hasta entonces tendréis que seguir viéndome de vez en cuando
Una de las imágenes que mayor impacto me generó en este US Open se dio en el duelo entre Novak Djokovic y Ben Shelton. Los veía recorrer el túnel y pensaba: ‘Es la 47ª vez que el serbio afronta una semifinal de Grand Slam, por solo una del estadounidense’. Por mucha brecha física que se pueda dar, el abismo de la experiencia roza casi lo anacrónico. Es tanta la diferencia entre el balcánico y el resto que el circuito parece desvirtuado, como si se hubieran solapado dos multiversos. Björn Borg se retiró a los 26 porque se quedó sin rivales, perdió la motivación, se cansó. ¿Acaso no podría pasarle esto a Djokovic? Pete Sampras se retiró a los 32 porque perdió la ilusión, se quedó sin récords por batir, entendió que ya se había pasado el juego. ¿Podría Djokovic sufrir estos mismos pensamientos? La diferencia es que la cabeza de Nole no funciona como las demás, este psicópata de la competición seguirá hasta que el físico le acompañe. Seguirá hasta que no quede ni una sola persona que no le otorgue el crédito que merece, el de ser el mejor de todos los tiempos. Fue el último en llegar y será el último en irse. Normal que siempre le veamos tan sonriente, es el único que sabe cómo acaba el chiste.
picture

La dedicatoria más especial de Djokovic con el 24 a su amigo Kobe Bryant

Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio