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Wimbledon 2016, Williams-Beck: La cuestionable mentalidad de Serena
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Publicado 02/07/2016 a las 17:36 GMT+2
Serena Williams vuelve a mostrar su lado más irascible sobre la pista en el momento en el que el favoritismo recae por completo en ella. Tras la eliminación de Garbiñe Muguruza no parece haber otra candidata al título con mayor poso, pero ante su compatriota Christina McHale demostró que su concentración aún dista de ser la ideal.
Serena Williams (Wimbledon 2016)
Fuente de la imagen: EFE
Serena Williams será una de las tenistas que tendrán protagonismo en el People's Sunday, el improvisado día extra de Wimbledon en el que el público tendrá a su disposición entradas mucho más baratas de lo habitual. La estadounidense se enfrenta a Annika Beck en la tercera ronda buscando reencontrar buenas sensaciones de cara a luchar por revalidar el título, aunque en el partido frente a Christina McHale demostró que aún le queda mucho para ser la Serena arrolladora que se vio en la primera mitad de 2015.
Durante el partido frente a su compatriota, Serena cedió el primer set y en varias fases del partido se vio un nerviosismo latente que terminó exteriorizando con su raqueta, a la que golpeó con furia contra el suelo y luego lanzó hacia la posición de un fotógrafo -la organización decidió ponerle una multa de 10 000 dólares por ello-. Todos estos gestos indican que la presión ha vuelto a ella ahora que Garbiñe Muguruza está eliminada. Sin la hispanovenezolana por el otro lado del cuadro, todos los ojos vuelven a estar puestos en Serena, que asegura que está muy tranquila, como ya advirtió antes de comenzar el torneo.
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Serena Williams, Wimbledon 2016
Fuente de la imagen: EFE
Tras remontar a McHale, Serena se mostró desafiante en la rueda de prensa, recalcando su fortaleza: “Mentalmente nadie puede superarme. Ella jugó muy bien, siempre lo hace contra mí, sabía que tenía que poner toda mi mente en ello, así que lo hice”, aseguró. Cuestionada también por la furia con la que destrozó su raqueta durante el partido, en la que no mostró temple alguno, Serena se defendió: “He roto algunas raquetas durante mi carrera y he recibido algunas multas por ello. De hecho pienso que no rompí ninguna en Roland Garros o en Roma, así que lo venía haciendo bastante bien. No quiero extenderme mucho sobre la rotura de una raqueta. Estoy en mi media, intento romper una cierta cantidad al año. Estoy por detrás este año, así que está bien”.
En las horas previas a su partido de segunda ronda intentó mostrar su concentración a través de su cuenta de Twitter, en la que no suele prodigarse en exceso: “Obsesionada con romper récords y reescribir la historia (Segundo asalto)”, declaraba la número uno del mundo. Públicamente lo niega siempre que puede, pero alcanzar a Steffi Graf sigue siendo su objetivo y también su mayor lucha interna. De la gestión de esa presión psicológica dependerá reeditar su éxito del año pasado en Wimbledon. Serena está a cinco partidos de lograrlo, pero primero tendrá que superar a Annika Beck en el People's Sunday, justo cuando la afición más aprieta y, como ya comprobó Novak Djokovic, suele ponerse del lado del que no tiene nada que perder; en este caso, Beck.
En ese partido, la de Saginaw intentará aparentar tranquilidad, esperando que no se le aparezcan fantasmas de torneos anteriores. Beck no es Roberta Vinci, Angelique Kerber o Garbiñe Muguruza, y ni mucho menos es Steffi Graf, pero sí puede convertirse en una pesadilla para la menor de las Williams si el partido no transcurre por los cauces que la estadounidense desea.
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