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Blog Murciego: Garbiñe Muguruza, algo falla

Fernando Murciego

Actualizado 02/07/2019 a las 21:31 GMT+2

Después de una nueva decepción firmada en Wimbledon, la prensa deportiva vuelve a sacar a debate la pregunta del millón: ¿Qué le pasa a Garbiñe Muguruza? Lo que sabemos es que hace tiempo que no compite igual y que las derrotas son más sonadas que sus victorias. Lo que no sabemos, probablemente, sea el incitador de lo que sabemos.

Garbiñe Muguruza, Wimbledon 2019

Fuente de la imagen: Getty Images

Lo que está claro es que antes de terminar la temporada, la española debería tomar una decisión.
Una hora y media fue suficiente para confirmar los peores presagios. Garbiñe Muguruza, en su primer examen sobre la hierba de Wimbledon, caía derrotada en un mar de dudas ante la número 121 del mundo. En esta ocasión, la jugadora que aprovechó este bajón fue Beatriz Haddad Maia, brasileña de 23 años que apenas contaba con tres victorias en Grand Slam en su carrera. Por si faltaba algo, una doble falta representó el último punto del encuentro, la manera en la que la campeona de 2017 sacaba la bandera blanca para entregarla en la red. Un partido apretado donde en ningún momento supo marcar diferencias y que acabó engulléndola en los momentos clave. Un doble 6-4 que enciende de nuevo las alarmas acerca de una tenista que podría salir del top30 al finalizar el torneo.
Quizá es que ganar dos Grand Slams cambiara la manera de mirar a Muguruza cada vez que entra a una pista, probablemente, pero toda la emoción que sentimos en Roland Garros 2016 o Wimbledon 2017 no fue casualidad, allí vimos esa manera de sacar, de dominar con la derecha, de morder con el revés, en definitiva, ese tenis del futuro que tantas otras mujeres quisieran. Un tenis que llevamos mucho tiempo sin ver, tanto que algunos se preguntan si todavía sigue ahí. Está claro que no le podemos exigir llegar a semifinales de los cuatro grandes torneos cada temporada, pero sí podemos esperar que al menos supere las primeras semanas de competición con cierta comodidad. Con todo el respeto, que no caiga a las primeras de cambio ante alguien fuera del top 100, suceso que no es la primera vez que ocurre.
Esta dinámica tan peligrosa viene dándose desde el curso pasado, donde solo salvó los muebles en Roland Garros, perdiendo en semifinales con Simona Halep y dejando escapar la oportunidad de volver al número 1 del mundo. Han pasado trece meses desde aquel partido, no es mucho tiempo, pero sí un tiempo amplio para saborear algunas desilusiones. Como la vivida en Wimbledon hace un año, donde defendía corona. O meses mas tarde en el US Open, sorprendida por Muchova en segunda ronda. En 2019, sin embargo, sus actuaciones en Grand Slam tenían nuestra aprobación, aunque no cumplieran nuestros deseos. Pliskova en Melbourne y Stephens en París fueron las encargadas de cortarle las alas, dos mujeres que hoy por hoy tienen un equipo de trabajo y una evolución más sólida y encaminada. Aunque en Grand Slams sigan sin estar a su altura, eran derrotas comprensibles, cero crítica. La de este martes, merece una reflexión aparte.
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Garbiñe Muguruza, Wimbledon 2019

Fuente de la imagen: Getty Images

Es un poco triste estar fuera de Wimbledon porque es un torneo muy especial”, reconoció la actual número 26 del mundo minutos después de despedirse del All England Club en el que era su primer partido en pasto de la temporada. “No creo que sea una gran sorpresa. Para mí, que tengo muchas expectativas de hacerlo bien, es difícil. Está claro que al no haber jugado torneos antes parta con un poco de desventaja con las otras jugadoras, pero no es una sorpresa, es un día duro. Mis planes inmediatos son no jugar en una temporada, al menos dejar la raqueta un rato y tomarme unos días de descanso. Cuando sienta las ganas de volver a jugar, pues jugaré”, concluyó.
En estas palabras podemos rescatar síntomas de cansancio, frustración, impotencia y cabreo. Ese objetivo que menciona es realmente el deseo de desaparecer del mapa, de escapar del foco, de no pisar de nuevo un Grand Slam y que todo el mundo vuelva a mirarla con lupa a la espera del enésimo tropiezo. ¿Y qué falla entonces? La cabeza, el entrenador, la gestión de la presión, la variedad de su tenis y la confianza. Como si de un concurso fuera, cada uno pensará que la tara está en una de esas fichas. O en todas a la vez, al estar conectadas. Quizá un cambio de entrenador pudiera traer una brisa nueva al equipo, dándole así un lavado tenístico y mental, además de una perspectiva diferente a la hora de encarar los partidos. Con ello, puede que las victorias volviesen, y con ellas la confianza.
Son hipótesis, nadie sabe si esta sería la solución, pero tampoco lo sabremos si nunca se prueba. Desde fuera, diremos que las piezas las tiene todas. Algunas las debe cambiar, otros simplemente moverlas, pero llevamos así casi dos años y Muguruza sigue estática, buscando suerte con un velero que ya no puede con las olas. Es momento de tomar una decisión, antes de tocar fondo.
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