Garbiñe Muguruza conquistó el corazón de México en una semana llena de buen tenis y gestos cómplices - WTA Finals 2021

Shenzhen estaba destinada a ser la ciudad que acogiera las WTA Finals 2021, pero las restricciones sanitarias por la COVID-19 llevaron a la ciudad china a ceder la organización en el mes de septiembre. En esos momentos, en plena disputa del US Open, le empezaron a llegar los rumores a Garbiñe Muguruza de que el torneo podría hacerse en Guadalajara, México. Este dato enseguida captó su atención, tal como reconoció en la ceremonia de entrega de trofeos de la Copa de Maestras, en la que se proclamó la primera campeona española del torneo que reúne a las ocho mejores raquetas del año.

Las raíces caraqueñas de Garbiñe Muguruza y su carácter extrovertido que nunca busca disimular hacen que su conexión con todo lo que tenga que ver con el mundo latino sea instantánea, y así se encargó de corroborarlo en la gala en la que se sortearon los grupos. La alegría por poder disputar un torneo de tan alto nivel en territorio latinoamericano supuso el empujón definitivo para saber que, a pesar de ser la sexta cabeza de serie, tenía que dar un paso adelante y convertirse en la principal favorita.

No empezaron bien las cosas en el Akron para Garbiñe Muguruza, que tropezó contra Karolina Pliskova nada más empezar, al contrario que su compatriota Paula Badosa, que en el otro grupo hizo los deberes rápido para asegurarse la presencia en semifinales. No obstante, Muguruza iba a empezar a captar el ojo del aficionado mexicano más pronto que tarde. Admiradores de héroes tan esporádicos como improbables, de Cuauhtémoc Blanco a Checo Pérez pasando por la heroica selección de sóftbol que llegó a los Juegos con pocos apoyos y arrastrando un mar de apoyo, Muguruza empezó a rebelarse contra su destino a partir del segundo partido y eso gustó, y mucho, en las gradas de la pista tapatía.

Garbiñe Muguruza solventó su grupo con dos victorias ante Barbora Krejcikova, con la que tenía cuentas pendientes, y Anett Kontaveit, la tenista más en forma del momento. Consciente de que la cercanía cultural la situaba como favorita, no dudaba en saltar a la pista con la camiseta de la selección mexicana del fútbol. Sus ganas de jugar ante público latino, su guiño al Tri, su furia competitiva al estar contra las cuerdas... Todo conectaba a la perfección con la gente de Guadalajara. "Es el mejor lugar para estar, es algo natural", dijo Garbiñe.

En la final, cinco fans incondicionales de Anett Kontaveit rompieron la uniformidad pro-Muguruza, pero la estonia volvió a hincar la rodilla por segunda vez en apenas tres días. De nada servía el hecho de haber protagonizado un rush final de temporada para el recuerdo. Ante la convicción de Garbiñe y su México lindo de su lado, la victoria foránea era improbable. El idilio continuó incluso después de conquistado el título. Después de que Billie Jean King le entregara el trofeo de las WTA Finals, Muguruza no veía la hora de terminar su discurso en inglés: "Ahora ya, el inglés ya", dijo queriendo dar por zanjado el bilingüismo por esa noche. "Me ha dado la vida jugar aquí, me emociono", dijo en español mientras los aplausos inundaban todo el estadio.

La organización tampoco falló en ese momento clave, y cuando Garbiñe Muguruza ya celebraba junto a Conchita Martínez y el resto de su cuerpo técnico el título, unos mariachis pusieron la guinda a una noche perfecta. La noche en la que la maestra Garbiñe se ganó el corazón de México para siempre.