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Blog Murciego: Swiatek hereda la WTA

Fernando Murciego

Publicado 04/04/2022 a las 10:52 GMT+2

Diez días después de encajar la retirada de Barty, el mundo del tenis ha vivido la confirmación de una jugadora llamada a coger el testigo. Iga Swiatek, con tan solo 20 años, es la alumna más aventajada de la clase, la única capacitada para cargar a cuestas con el actual circuito femenino.

Iga Swiatek

Fuente de la imagen: Getty Images

Esta mañana nos hemos levantado con ganas de consultar el ranking WTA y encontrar en lo más alto a la mejor tenista del planeta. No es Ashleigh Barty –a quien todavía echamos de menos–, sino una niña de 20 años que ha decidido echarse el vestuario a la espalda para hacernos olvidar a la australiana. Con su carisma, su humildad y una racha de victorias que quita el sentido, Iga Swiatek se postula como la auténtica cirujana del circuito femenino, una deportista total a la que ni siquiera su corta edad le priva de apuntar a los objetivos más altos posibles. Nuestra perspectiva de 2022 ha pasado de incierta a esperanzadora en tan solo tres semanas, las que ha tardado la polaca en convencernos de que el futuro puede ser maravilloso.
Doha, Indian Wells y Miami. Jamás ninguna jugadora había reunido los tres primeros WTA 1000 de la temporada en su regazo, pero ya saben lo que dice el refrán, siempre hay una primera vez. Quizá ganar en Catar a Anett Kontaveit o en California a Maria Sakkari no fuera suficiente para el gran público –aunque estamos hablando de dos tenistas del top10–, pero todo esto iba a cambiar en Florida, donde una todopoderosa como Naomi Osaka se quedó en cuatro impotentes juegos cuando le tocó medirse a Iga. Era la final que todos esperábamos, un duelo de números 1, aunque la realidad nos enseñó una vez más que no hay factor más importante que el presente. No importa lo que hayas hecho antes, o la proyección que tengas en tus manos, lo único que cuenta es la batalla que lidias hoy, la manera de convivir cada día con tus expectativas, tus miedos y tu ambición. De esa trilogía de elementos, hay uno del que todavía no tenemos noticias.
Recordamos que la de Varsovia ya se presentó al gran público en octubre de 2020, cuando conquistó Roland Garros con tan solo 18 años sin ceder un solo set en todo el torneo. Desde la época de Monica Seles (1992) y Rafa Nadal (2005) que no veíamos a alguien tan joven celebrar en París, aunque muchos no terminaron de fiarse de aquella irrupción. ‘Veremos en 2021 lo que hace’, vacilaron algunos, con ganas de verla caer. No, en 2021 no ganó otro Grand Slam, pero hizo algo todavía más complicado: pisar la segunda semana en las cuatro grandes plazas. Un nivel de regularidad que no pudo replicar ninguna otra jugadora del vestuario. Levantó un par de copas, se metió top10 y solventó su temporada de transición con un notable alto, sin crisis de resultados ni giras dramáticas. A final de curso, su apuesta por un nuevo entrenador llamó la atención de la prensa internacional, pero a su equipo llegaba Tomasz Wiktorowski, el hombre que hizo de Agnieska Radwanska una de las mejores de su generación.
Con él, Swiatek ha terminado de encontrar las piezas que le faltaban en la maleta, como la de ser más agresiva dentro de la pista o la de no especular en superficie dura, condiciones que según ella no eran las que más le beneficiaban. ¡Pues menos mal! De momento, jugando estos tres meses únicamente sobre cemento, su balance es de 26-3, con tres trofeos de WTA 1000 amarrados de manera consecutiva, el aterrizaje en el número 1 del mundo y una diferencia de más de 2.000 puntos en la Race con su más inmediata perseguidora. En pocas palabras, la polaca va muy sobrada. Pero sobrada de tenis, no crean que tanto triunfo se le sube a la cabeza. Pese a acumular un total de 17 victorias seguidas y un parcial de 20-0 en sets, sus palabras después de otra semana mágica en Miami revelaron algunos de sus valores como deportista y como persona, los que nos hacen confiar en que esto solamente es el principio de algo mucho más grande.
“Sigo siendo la misma persona, la misma Iga. Quiero mantenerme así, mis grandes ídolos siguieron igual, no quiero que el éxito me cambie de una forma negativa. Todo esto me da mucha confianza y satisfacción, en estas semanas he aprendido mucho sobre mí misma, ahora sé que puedo seguir adelante y que no necesito sentirme al 100% en cada punto para ganar partidos contra grandes jugadoras. Ahora puedo confiar en mí misma un poco más, he usado esa racha de victorias para ganar confianza y también subir en el ranking. Antes llegaba a sentir que el ranking me podía perjudicar mentalmente, sentía cierto peso, pero esta vez trabajé en eso y fue mucho mejor”.
El ranking le puso un reto al llegar hace dos semanas a Miami: “Si ganas un partido, serás Nº1”. Su respuesta fue perder 26 juegos en seis encuentros, levitando de su asiento hasta ocupar el trono de la WTA por la puerta grande. Confesó la polaca tras la bola de partido que sentía injusto convertirse en número 1 sin un buen resultado en Florida. Precisamente ella, que venía de reinar en Doha e Indian Wells, sentía que todavía le quedaba algo por demostrar. “Supongo que ahora, con este título, sí merezco esta recompensa”, valoró con el máximo respeto hacia Asheigh Barty. El legado de la australiana será irremplazable, empezando por su estilo de juego, pero la herencia que deja no ha podido caer en una casilla mejor. Hoy el circuito femenino está en manos de una niña de 20 años, pónganse el cinturón porque toma las curvas como nadie.
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