Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo

Gisela Pulido: "Soy un poco yonki de la adrenalina"

PorEFE

Publicado 17/12/2018 a las 20:28 GMT+1

-

-

Fuente de la imagen: EFE

Madrid, 17 dic (EFE).- A Gisela Pulido (Premiá de Mar, 1994) no le falla la memoria. Sitúa en el tiempo y en el espacio sus primeras andanzas competitivas, "en Francia y en Nueva Caledonia", con escasos ocho y nueve años.
Al hablar de aquella época, según confiesa, le sobreviene la "nostalgia". Hace 14 años festejó su primer título mundial de kitesurf. Celebró nueve más. Tras el décimo, decidió romper con todo al sentirse prisionera de los entrenamientos, los viajes y los resultados. "No sentía que había perdido mi vida, pero sí que me faltaba mucho por conocer", asegura en una entrevista a EFE.
"Me comparaba con otros chicos de mi edad y ellos habían vivido mucho más que yo. Habían tenido tiempo para conocerse a ellos mismos. Yo, con 21 años, seguía siendo una niña supertímida. Era feliz, pero había estado tan centrada en la competición que había dejado muy poco tiempo para desarrollarme como persona. Necesité parar, volar y separarme de mi padre. Había estado a su lado y mi vida, desde muy pequeña, había estado dirigida por él", relata.
- Pregunta (P): ¿Qué significa el mar en su vida?
- Respuesta (R): Me siento más cómoda en el mar que fuera de él. De pequeña era muy tímida, me costaba mucho relacionarme con la gente, no hablaba casi, pero cuando me ponía el neopreno y salía al agua era otra persona. Ahí salía mi verdadera personalidad.
En la calle era supertímida, pero el mar siempre me ha dado fuerza y confianza. Sigo viéndolo de la misma forma, pero fuera del agua no soy tan tímida como antes. En eso he mejorado.
- P: ¿Toda su vida giraba en torno a la competición?
- R: Estuve enfocada en la competición desde que empecé a hacer kite, con 8 años. Con 9 años fui a mi primer Campeonato de Europa júnior, luego empezamos con el Mundial y nos fuimos a Tarifa. Desde 2003 a 2015 todo fueron competiciones. Me gustaba, me hacía feliz, pero era todo competición y competición, desde febrero hasta diciembre. En Navidades tenía vacaciones y después pretemporada para preparar el año siguiente, 'non-stop'. En 2015 necesité parar.
- P: ¿Llegó a pesarle ser diez veces campeona del mundo?
- R: Esa etiqueta no pesa porque no es algo que recuerde todos los días cuando me miro al espejo, pero sí que es verdad que conlleva mucha responsabilidad. Llevo mucho tiempo compitiendo y llevo diez títulos mundiales, por eso cuando la gente habla de referentes femeninos como Mireia Belmonte, Carolina Marín o Lydia Valentín también me nombra a mí. Eso conlleva mucha responsabilidad.
- P: ¿Con 24 años siente que ya lo ha ganado todo?
- R: Para nada, me queda mucho por hacer a nivel personal y profesional. Estuve compitiendo desde los 10 hasta los 21 años en 'freestyle'. Junto a mi equipo decidimos tomar un tiempo de descanso para hacer otros proyectos, como el de cruzar las Islas Canarias o surfear las grandes olas del mundo. Ahora que el kite es olímpico, además, surge la oportunidad de representar a España en los Juegos de 2024. El año que viene volveré a la competición, en una nueva disciplina de carreras. Va a ser un buen reto para mí.
- P: ¿Hubo un detonante para que quisiera dejar de competir?
- R: A mí no me gusta perder y el último Mundial estuve a punto de perderlo. Cuando llevas ocho títulos mundiales seguidos y no ganas empiezas a castigarte. Ahora pienso que debía haberlo valorado más, pero en aquel momento me quería retirar.
Pensaba que no iba a ganar nunca más y entré en un bucle. Luego, a los pocos días, me tenías que ver en el agua, entrenando más que nunca. El último título (2015) fue muy justo, lo gané en la última prueba en Alemania. Siempre me ha costado mucho ganar y esa presión, mía, de no querer perder, era demasiada. Ahora echo de menos competir, lo necesito otra vez.
- P: ¿Entendió los nuevos retos, como el de unir las Islas Canarias o surfear grandes olas, como un soplo de aire fresco?
- R: Sí, me gusta mucho dejarme llevar y hacer lo que me apetece en cada momento. Al final competir se había convertido un poco en una rutina. Estamos viajando por todo el mundo, compitiendo en playas increíbles, pero al final era una rutina: pretemporada, competición y pretemporada. Mi vida estaba muy marcada, no tenía la capacidad de planear un fin de semana o de irme con mis amigos a no sé dónde. Tenía una vida increíble pero muy estricta. No podía salir de mi rutina. Al final, no sentía que había perdido mi vida pero sí que me faltaba mucho por conocer.
Me comparaba con otros chicos de mi edad, que habían vivido mucho más que yo. Tenían tiempo para conocerse a ellos mismos. Yo, con 21 años, seguía siendo una niña supertímida. Había estado tan centrada en la competición que había dejado muy poco tiempo para desarrollarme como persona. Necesité parar, volar y separarme de mi padre. Había estado a su lado y mi vida, desde muy pequeña, había estado dirigida por él de alguna manera.
- P: Desde fuera, probablemente cualquier chica o chico de su edad desearía tener una vida como la suya. ¿Su realidad, internamente, era distinta?
- R: Hace tres años en mi Instagram solo había fotos de campeonatos. Realmente no tenía casi tiempo para venir a la ciudad. Antes estaba entrenando todo el día. Pasaba mes y medio en Brasil, luego me pasaba otro mes y medio en Egipto. Quien está cerca de mí sabe que no todo es tan bonito como hacer kite en una playa.
- P: ¿Necesitaba vivir la vida como ahora?
- R: La vida se vive una vez. Es verdad que las cosas se tienen que hacer porque uno quiere y yo, desde los 10 años, hice lo que quería. Nadie me obligó. El parón que hicimos fue mi iniciativa, pero lo necesitábamos todos. La vida pasa y me imaginaba con 40 años llevando ese tipo de vida. Ahora, en cambio, hago apnea, me tiro en paracaídas, hago skate, mil cosas que antes no podía hacer porque solo hacía kite. Si no lo hubiese hecho así no habría tenido esos resultados, pero necesitaba aprender cosas nuevas, conocer a gente, viajar por el mundo y explorarlo de otra manera.
Antes no tenía tiempo para conocer el país y la cultura. Sentí que necesitaba crecer de otra manera y todo ha salido bien. No he dejado de hacer cosas que tienen un valor deportivo muy alto y que exigen un entrenamiento. Ha sido una transición 'superguay', ahora estoy compitiendo más contra mí misma que contra mis rivales.
- P: ¿Valora más su persona?
- R: Gisela Pulido es la persona que conoces y como deportista es la misma, pero la presión y la competición las estaba llevando a mi vida privada, por eso me estaba costando tanto.
- P: ¿Qué día fue el detonante?
- R: El día que gané el décimo Mundial. No fui campeona hasta los 7 últimos minutos de competición, hasta la última manga. A lo mejor ganaba y a lo mejor no. Dependía de las condiciones del viento y de que a los cinco jueces les gustase mi maniobra. Ahí dije: 'no más'.
- P: ¿Cómo fueron los días siguientes?
- R: La verdad es que estuve bien. Ese Mundial tuvo mucha repercusión y los patrocinadores terminaron muy contentos. Recuerdo que en enero estábamos en Gran Canaria haciendo un clínic con Movistar y que estábamos en un japonés comiendo cuando salió la idea de unir las islas en kite. En agosto lo hicimos. No me dio tiempo a asimilar ese parón de competir porque ya estaba metida en otra cosa.
Soy bastante inquieta en ese sentido. Después, surgió lo de surfear las grandes olas, un poco a raíz de empezar a competir contra mí misma y contra la naturaleza. En el Campeonato del Mundo de olas gigantes de Nazaré (Portugal) empecé a pensar en ese proyecto. Lo he vivido como una transición hasta que ocurrió y ahora es mi estilo de vida. La ola es algo que buscas, que tiene que pasar. Necesitas que venga la fuerza del mar y del viento, que la ola tenga un tamaño y una dirección, que surja en un sitio concreto y eso es algo difícil de prever. No se puede entrenar.
- P: ¿Cuándo se sintió preparada para surfear una ola así?
- R: Tuve suerte en ese sentido. Fue una transición superdinámica. Empecé a surfear. Primero, solo surf; luego con el kite. Empecé a hacer apnea, yoga y trabajo mental. En noviembre del año pasado estuve en Hawai y no hubo esa ola. Tampoco me sentía tan preparada como en marzo-abril, que fue cuando me metí a surfear por primera vez ahí.
- P: ¿Tuvo que adaptar su entrenamiento?
- R: Totalmente. El entrenamiento en el gimnasio es muy diferente, con ejercicios de estabilidad para prevenir lesiones y de cuidado de ligamentos y articulaciones. Entreno mucho la resistencia, corro, ando en bici, nado entre 3.000 y 4.000 metros cada día, hago apnea con Miguel Lázaro y surfeo con olas grandes en Hawai, Cabo Verde o Ciudad del Cabo. Ha cambiado todo.
- P: ¿La primera gran ola se recuerda?
- R: He surfeado olas grandes en Cabo Verde y en Ciudad del Cabo, pero como la de Hawai ninguna. Sobre todo, por el proceso de llegar a ella: conducir 20 minutos hasta el sitio, montar la cometa en mitad del agua, para luego surfear una ola. Eso era lo que menos me preocupaba porque lo realmente difícil fue la logística. Nadie me ha puesto el camino fácil. Nadie me ha dicho que tenía que hacer esto, esto y esto. Me busqué la vida yo sola. Hasta la noche de antes, de hecho, no supe quién me iba a hacer el rescate. El estrés lo tuve antes, en la preparación. En el agua tenía tanta confianza en mí que no estaba preocupada de la ola.
- P: ¿La palabra 'miedo' apareció en algún momento en su cabeza?
- R: El miedo aparece antes porque lo que iba a hacer era bastante importante. Está el miedo de decir: 'con lo bien que estaría compitiendo tranquilamente'. Pero lo haces por la adrenalina. Todos somos un poco yonkis de la adrenalina. Cada vez busco más riesgo, pero no estoy loca.
- P: ¿Ahora hace sufrir a su familia?
- R: A mi padre le cuento dónde estoy, qué hago y los planes que tengo, pero mi madre prefiere que no se lo diga. De hecho, todavía no ha visto el documental sobre este proyecto (se estrena este lunes en Madrid y se emite el 22 de diciembre en Movistar). Quiero ver cómo se emociona.
- P: ¿Qué planes tiene a partir de ahora?
- R: Ahora voy a Ciudad del Cabo y Hawai y en agosto a Fiji, pero en abril voy a Estados Unidos a entrenar con el equipo de foil. Ahí empezaré la transición hacia la competición.
- P: ¿El sueño olímpico empieza a estar presente?
- R: La gente me asocia con el kite y con el oro olímpico, pero es otra disciplina. No tiene nada que ver con el freestyle. Así que... ¡que nadie cante victoria! Quedan seis años, me tengo que preparar a tope y no tengo asegurada la plaza.
Irá la mejor española. El objetivo es ganarme la plaza y encontrarme cómoda con una cometa que es diferente a la mía, con muy poco perfil y que funciona de manera distinta. Es como si a Marc Márquez le dices que deje MotoGP y haga moto-cross o enduro. Eso aún se parece porque no dejan de ser carreras, pero yo vengo de hacer saltos. Competir en velocidad no tiene nada que ver. Me quedan muchas cosas por aprender, pero estoy ilusionada.
Lucía Santiago
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Temas relacionados
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio