Tour de Francia 2020: El único verbo que no hay que usar para doblegar a Roglic

Quienes siguen el Tour están viendo este año las mismas escenas pero con diferentes protagonistas. Desde la victoria de Chris Froome en La Planche des Belles Filles en el Tour de Francia 2012, el tiránico guión que impuso el entonces Sky y hoy en Jumbo-Visma es el mismo. De hecho, esas dos subidas aplastantes tuvieron parecidos más que razonables, ya que sólo faltó que un gregario del jefe de filas -lo que fue Froome en aquel Tour- acabara ganando la etapa.

Una fila, ritmo alto y rivales que iban cayendo por sí mismos. Sólo un tímido intento de Adam Yates, permitido porque está lejos en la general y no es ninguna amenaza, y a esperar que le acaben dando caza. En lo que queda de Tour de Francia 2020 desde este martes hasta la meta de la cronoescalada a La Planche, el único que puede intentarlo desde lejos o desde cerca es Tadej Pogacar. Que el resto de aspirantes al podio se muevan desde lejos en cualquiera de las tres etapas alpinas y pillen en fuera de juego a la naranja mecánica holandesa es más un deseo que una opción plausible.

Por eso las palabras de, entre otros, Alejandro Valverde o Enric Mas, aunque no guste leerlas o escuharlas, son una realidad complicada, pero que se ha acabado asumiendo de forma natural, aunque no sin una buena carga de resignación.

Aventurarse a pronosticar alianzas de equipos rivales, movimientos lejanos capaces de tumbar imperios como el de Alberto Contador camino de Formigal o simplemente, aprovechar abanicos o cualquier palmo de terreno y circunstancia de carrera como el Movistar trató de hacer con Roglic hace un año en La Vuelta, son puros ejercicios de fantasía.

Aunque en este Tour post confinamiento, las ‘explosiones’ en la tercera semana vaticinadas en aquellos duros días de primer confinamiento y con un Egan Bernal sin nada que perder, otear algún brote verde en el horizonte que resta hasta París, tampoco es ninguna locura.

Conviene no olvidar que en las dos primeras etapas de montaña real en Pirineos, el Jumbo-Visma quedó descapitalizado de gregarios y poderío a las primeras de cambio. El escenario soñado para ver un desenlace del Tour de Francia 2020 debe ser cualquiera que no sea un mano a mano entre Roglic y Pogacar, con el joven compatriota resistiendo y rebañándole triunfos de etapa.

Fiarlo todo a que Roglic acabe perdiendo fuelle como le sucedió en el pasado Giro de Italia también es difícil de tragar a estas alturas. Tal vez ayudaría a que, aunque sea lo que acaba pasando, se dejara de pronunciar tanto el verbo “inmolar” y se pasara decididamente a la acción. Alguien perdería, pero todos saldrían ganando.