Blog Uría: Un francotirador llamado Rakitic

Con el drama que supone la vida sin Messi y el ejercicio de supervivencia que conlleva tener la enfermería a tope, los de Luis Enrique no enamoran pero ganan.

Ivan Rakitic félicité par Luis Suarez après son doublé avec le Barça contre le BATE Borisov

Fuente de la imagen: AFP

Según guión previsto, dominó y superó al BATE (apunta mi compañero y amigo Fran Guillén que, por si alguien se lo ha preguntado, ese nombre viene de Borisovskiy zavod avtotraktornogo elektrooborudovaniya, empresa de maquinaria industrial y patrocinador del equipo), aunque necesitó trabajar más de lo previsto. El Barça, con Neymar asumiendo su inesperado rol de líder, resolvió un partido en el que su principal enemigo no fue el BATE, que derrochó entusiasmo e ingenuidad, sino la puntería. Concretamente, la falta de puntería. Sólo así pudo entenderse que se fuese al descanso sin haber marcado. Sus eternas posesiones y sus constantes ocasiones se frustraron porque el Barça disparó con la escopeta de corcho – no es la primera vez este año- y evidenció que, a pesar de su dinamita en vanguardia, sigue teniendo problemas con la puntería. Ya saben: en fútbol los goles no se merecen, se hacen.
A esa vieja ley no escrita apeló el Barça en el segundo acto, cuando se dejó en la caseta el rifle de corcho y lo sustituyó por uno con mira telescópica. Suficiente para aniquilar al BATE, un equipo bravo, pero carente de talento. Con Neymar desatado y Rakitic en plan francotirador, la victoria fue digna del amplio catálogo del museo azulgrana. Ambos, cortesía de la pequeña sociedad integrada por Neymar & Rakitic. El primero llegó tras un amago del brasileño, culminado por un trueno del croata que se alojó, con inusitada violencia, en la red bielorrusa. Descorchado el partido y desbravado el BATE, el segundo y definitivo tanto llegó tras otra sesión de arabescos de Neymar y una definición elegante, de cuchara mitad picardía mitad sutileza, de Rakitic. Misión cumplida: paso firme rumbo a octavos. Lo mejor, la capacidad del grupo para sortear la adversidad, el liderazgo de Neymar y los destellos de Rakitic, francotirador en Bielorrusia y pieza clave en el devenir del grupo. Lo peor, un nuevo capítulo de una inexplicable plaga de lesiones. Esta vez, cayó Sergi Roberto. Luis Enrique sólo cuenta con cuatro centrocampistas sanos en toda la plantilla: Busquets, Masche, Rakitic y Gumbau. Increíble, pero cierto.
Posdata: La imagen de la jornada tuvo lugar en Londres, en el Arsenal-Bayern, donde los seguidores bávaros escenificaron una protesta por los elevados precios de las entradas con la siguiente pancarta: “Sesenta y cuatro libras por una entrada, pero sin hinchas el fútbol no vale ni un penique”. Si eso les parece un abuso, los precios del fútbol español les parecerán un atraco a mano armada. En cualquier caso la denuncia de los hinchas del Bayern, digna de aplauso, delata que el fútbol moderno, el cochino negocio, se ha rendido a la dictadura de las televisiones y al culto al dinero, a costa de expoliar sistemáticamente al espectador. Mal asunto. El fútbol, por mucho que se empeñen, sigue siendo de la gente. Sin ellos, sin sus sentimientos y su pasión, el fútbol se muere. Ya saben, un clásico de nuestros tiempos: odio eterno al fútbol moderno.
Rubén Uría / Eurosport
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