Champions League | La opinión de Elías Israel: Diego Simeone y los héroes de Oporto

Las malas noticias se sucedían. No habían pasado diez minutos y Luis Suárez se retiraba del campo con lágrimas en los ojos y, para colmo de males, el Milan marcaba en San Siro por medio de Tomori. El firmamento futbolístico no daba tregua en contra del Atlético de Madrid.

Sin embargo, cuando peor pintaba para el Cholo, cuando sus detractores apelaban a lo del entrenador mejor pagado del fútbol español con sus 23 millones, cuando algunos preparaban la ceremonia de despedida del ciclo glorioso del técnico argentino con la mejor plantilla que se le recuerda, resurgió la versión competitiva del Atleti. Oblak volvió a hacer alguno de sus milagros.

Lo inesperado y lo sufrido siempre confiere un sabor especial a las hazañas. Eso fue lo que protagonizó el Atlético en Portugal, no solo por la clasificación, que tiene un mérito extraordinario, sino porque el partido de O Dragao se recordará como un punto de inflexión en la temporada rojiblanca. Se sufrió como nunca, se peleó como casi siempre, se puso feo con las expulsiones y las tanganas, aunque esos parones le vinieron al pelo. Cierto es que cuando no alcanza el pundonor, marca la diferencia el futbolista. El redimido Griezmann apeló a la nostalgia y apareció en la foto de los tres goles, marcando el primero y sirviendo el segundo a Correa con un pase majestuoso. La parte discreta, que la hubo, de la fase de clasificación quedó en el olvido.

El Atleti celebró fuerte. Agrandó su leyenda y dejó alto el pabellón español cuando más deprimente parecía el panorama de los clubes españoles en la Champions. El Real Madrid, como siempre, hizo sus deberes y acabó primero de grupo. Hacer hábito de la excelencia en la Champions hay que ponderarlo en su justa medida, pero, en esta noche europea, el golpe en la mesa fue rojiblanco. En la batalla, fue más que nunca el Atlético de Simeone. De Oporto regresan los protagonistas de una heroicidad...